2018-03-02
Las autoridades de salud señalan invariablemente que la mejor defensa contra la influenza estacional es vacunarse. Sin embargo, desde hace ya una década que la literatura médica muestra que la optimización de los niveles de vitamina D podría ser, por lejos, una mejor estrategia sanitaria de carácter preventivo.
Para el período 2018, la efectividad de la vacuna contra la influenza de la cepa H3N2 se estima en solo un 10%, de acuerdo a las cifras oficiales de Australia. Informes preliminares de Canadá y Estados Unidos indican una efectividad del 17% y 25% respectivamente. En contraste, una revisión y meta análisis de la literatura científica publicada en 2017 en el British Medical Journal (BMJ), concluyó que la suplementación de vitamina D aumenta la inmunidad y reduce las tasas de resfriado y gripe en hasta un 50% en personas con niveles significativamente bajos de vitamina D (10 ng/ml en la sangre), es decir más de la mitad de la población chilena. Las personas con buenos niveles de vitamina D también se ven favorecidas, pero no tanto: el riesgo de contraer influenza se reduce en solo un 10%, coincidentemente, la misma efectividad reportada de la vacuna estacional contra la influenza.
Recordemos que la vitamina D es prácticamente gratis, pues el 90% de esta proviene de la exposición de la piel al sol, en contraste con el multimillonario costo de las 4.800.000 dosis del Ministerio de Salud y cuya efectividad, para esta emporada, es increíblemente baja.
Además de la vitamina D, tomar vitaminas B1 y C puede ayudar mucho para mantenerse saludable durante la temporada de gripe y más allá.
Profundice en: Juan Gervás: “El beneficio de la vacuna de la influenza es nulo”