Iván Andrés Santandreu
Este es el tercer año de funcionamiento de la Escuela de Medicina Vibracional, que junto con Revista Mundo Nuevo y Gaia Esencias, conforman un triángulo de actividad.
En el tercer año de este novel emprendimiento, hemos incorporado un tercer integrante, con un nuevo Diplomado en Biosíntesis, el cual se suma a la tercera versión del Diplomado en Terapia Floral.
El simbolismo del tres es muy profundo y no pretendo abarcarlo aquí. No soy un académico ni un filósofo –al menos en el sentido corriente de la palabra- sino más bien una persona práctica. Pero no se me escapa que los tres rayos de aspecto de esta trinidad en conformación son un elemento potente de manifestación de la voluntad inspirada en lo alto y de retroalimentación sinérgica en sus actividades.
Lo que partió como un sueño hace 15 años con la Revista Mundo Nuevo, hoy comienza a tomar forma definitiva al cumplirse el tercer año del tercer elemento en desarrollo, con su tercer integrante.
Durante este segundo septenio de existencia de esta empresa, veremos el desarrollo de la verdadera naturaleza de este proyecto integral que, reconozco, es un misterio hasta para mí mismo.
El tres es la unidad, no es el uno, sino la unidad que conforman la interacción dinámica de los tres rayos de aspecto. En todas las culturas y religiones, esto se ha comprendido de esa manera. En la religión cristiana, tenemos el dogma de la Santísima Trinidad: el Padre (primer aspecto), el Hijo (segundo aspecto) y el Espíritu Santo (tercer aspecto). En otras religiones, encontramos a Isis, Osiris, Horus; Brahma, Vishnú y Shiva.
Desde la fuerza que impulsa el universo, hasta la expansión de una familia, o en la estructura de una célula o de un átomo: ahí encontramos la manifestación del tres.
La vida es un misterio y tiene razones que la razón no puede comprender. Mejor es tratar de vivir en el flujo de la vida, que tratar de entenderlo todo; actividad inútil y que no conduce a ninguna parte.