Sol en Piscis
“Abandono la casa del Padre y al regresar, salvo”.
Rayos y regentes: IV, 2, 1, JÚPITER, PLUTÓN
Meditación: Jueves 13 de Marzo
Luna Llena: Viernes 14 de marzo (madrugada)
Revisa el vídeo explicativo aquí (https://www.youtube.com/watch?v=rHpgeouJZag&t=7s&ab_channel=MundoNuevo)
El viernes 14 de marzo a las 06:55 horas, la Luna alcanzará su máxima luz, pero también será protagonista de un eclipse lunar total, fenómeno que se conoce como la “luna de sangre”. Un momento en el que la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre esta última. Un especial llamado a reflexionar y meditar, porque además esta Luna llena nos trae la energía de Piscis.
En palabras del maestro Torkom Saraydarian (1), El símbolo de Piscis nos presenta dos peces atados con un hilo. Uno es grande y el otro pequeño. El pequeño es la personalidad o las naturalezas física, emocional y mental, cuando se funden y mezclan como una unidad. El otro pez es el alma humana, el Yo, el hombre real.
Estos dos peces están atados con el hilo de la vida, que proviene del centro interior del Yo y que alimenta a los millones de vidas de la personalidad en sus tres niveles. Estos dos peces están atados juntos y los movimientos de un pez afectan al otro, condicionándose estrechamente.
Durante largo tiempo, en el sendero de su evolución, el hombre actúa como el pez pequeño, y el grande le sigue, pero a medida que su evolución avanza, el pez pequeño pierde lentamente su control sobre el grande, y llega un día en el que el pez grande se traga al pequeño y se convierte en una personalidad fundida con el alma.
Este es un modo simbólico de decir que la personalidad se convierte en sierva obediente del Yo superior e irradia la luz, el amor y el poder del Yo interior a través de todas sus actividades, emociones y pensamientos. Ahora la personalidad sólo existe para servir al Yo superior.
Esta transformación se logra a través de tres notas claves fundamentales del pisciano:
· prisión o cautiverio
· renunciamiento o desapego
· sacrificio y muerte.
La primera se refiere al ciclo en el que la Chispa humana es aprisionada en la personalidad triple, y la vida de los vehículos físico, emocional y mental la reduce a cautiverio.
El segundo ciclo se refiere al tiempo en el que el alma humana, despierta lentamente, y se aparta del anhelo de personalidad.
El tercer ciclo se refiere a la época en la que el alma se sacrifica para redimir las vidas de la personalidad, y a su tiempo para introducir a la personalidad en la muerte mística. En esta etapa es que la personalidad se transforma y a su tiempo se transfigura dejando que la plena luz del Alma se irradie en el mundo.
La clave principal es el desapego: el desapego respecto de los impulsos y tendencias ciegos, de las trampas emocionales, de las cristalizaciones mentales y de la esclavitud del interés por uno mismo. Mientras permanezcamos apegados a nuestras personalidades, haremos, sentiremos y pensaremos cosas que no sean en interés de nuestra evolución espiritual. Un punto de desapego es la oportunidad para que el Alma gane el control.
El apego físico conduce a los hábitos, mientras que el apego emocional conduce a las perturbaciones emocionales, y el apego mental conduce al fanatismo. Todos estos fenómenos son una forma de solidificación de la fuerza y la energía en el aura, que construye un surco en el que corre la vida de la personalidad.
El desapego es el proceso de disolución de tales solidificaciones y la libertad de la conciencia para actuar sin ser controlada por los factores pre condicionantes de los hábitos, las perturbaciones emocionales y el fanatismo.
Estamos apegados a nuestros útiles mentales. Ellos son nuestras opiniones y tradiciones, y nuestros datos recogidos por diversos medios, que si no los transformamos en sabiduría, se convierten en obstáculos en nuestro sendero. No podemos expandirnos más allá de ellos, porque todos estos datos construyeron una norma dentro de nuestra mente y no podemos ver más allá de ella. Este es también un modo de “ir hacia la materia”, más allá de la cual para nosotros no existe nada. Siempre que más allá de nosotros no existe nada, estamos “muertos” en esa época. Esto significa que los que están apegados ciegamente a sus personalidades van hacia la materia; pero los que están liberados de sus personalidades y marchan hacia su esfera espiritual son luces brillantes, que ayudan a los demás a que hallen su camino. Son luces brillantes, no sólo en sus hogares sino también en su nación y en el mundo.
De modo que puede decirse que el pez grande simboliza a todos aquellos que aumentan su luz, y el pez pequeño simboliza a los que son prisioneros de sus personalidades. En la época en la que el Sol está en Piscis, debemos asegurarnos de que la naturaleza superior de nuestro ser reciba más energía, y de que el pez pequeño siga al pez grande.
Cuando elevamos lo más alto posible, nuestra conciencia durante los cinco días del período inmediato de luna llena, y nos apartamos de nuestras ilusiones y espejismos, los rayos acrecentarán nuestras cualidades espirituales y virtudes, especialmente en el tiempo exacto de la luna llena. He ahí porqué tenemos encuentros y meditaciones de luna llena.
Es a través de estas virtudes que el hombre irradia su belleza espiritual a los demás y, a su tiempo, se convierte en un servidor verdadero. A medida que avanza a través de los misterios de las iniciaciones, desarrolla desapego, renunciamiento y sacrificio. Sólo a través del renunciamiento y del sacrificio el Sol interior se irradia. Debemos renunciar a todas las trampas y tentaciones, y a toda esclavitud de nuestra personalidad. Entonces, nuestra Chispa se liberará en sacrificado servicio. Para hacer esto, el pisciano deberá meditar y desarrollar las siguientes virtudes:
Primer rayo
· Ternura
· Humildad, circunspección
· Tolerancia, paciencia.
Segundo rayo
· Amor
· Desinterés
· Compasión.
Tercer rayo
· Exactitud
· Sentido común
· Devoción.
Sexto rayo
· Sacrificio personal
· Pureza
· Serenidad
· Equilibrio.
Podemos usar estas virtudes como pensamientos simientes, especialmente cuando el Sol está en Piscis. Los que tengan las cualidades de los rayos antedichos podrán absorber más energía y cultivar virtudes más fácilmente.
El meditar sobre estas virtudes durante el período pisciano de veintinueve días nos ayudará a crecer espiritualmente año tras año, hasta que la belleza más recóndita de nuestro corazón, que es el origen de todas las virtudes, se manifieste permanentemente durante toda nuestra vida.
Transición de eras y conciencia crística
En consideración a las energías que nos trae el sol en Piscis, reflejado en el plenilunio del 14 de marzo, en el encuentro de Luna Llena de LucisTrust en Ginebra en 2023, recuerda que la orientación de la humanidad hacia un mundo de valores superiores era el objetivo principal de la Era de Piscis, que ahora acaba con la desaparición del sexto rayo.
La nota clave “Abandono la casa del Padre y al regresar, salvo” se puede interpretar esotéricamente a diferentes niveles, teniendo significados espirituales y metafísicos profundos. Las interpretaciones esotéricas a menudo se refieren a aspectos simbólicos y espirituales más allá de su sentido literal, por lo que “la casa del Padre” puede ser una metáfora para referirse al origen o a la fuente de todo ser. Ello podría representar lo divino, el universo, la dimensión espiritual o aún la consciencia misma –una fuente de la que todos procedemos. Así, abandonar “la casa del Padre” se puede interpretar como el acto del alma que surge de la fuente o de lo divino para vivir una experiencia individual en la realidad física.
Hoy estamos pasando de la era de Piscis a la era de Acuario, una transición iluminada por los rayos del sexto y del séptimo aspecto divino. La era de Piscis, influenciada por el sexto rayo, ha guiado a la humanidad por el camino de la espiritualidad, de los sistemas de creencia y del misterio. Ha sido una época de devoción en la que las almas buscaban la verdad superior y el sentido de la vida. El sexto rayo, con su poder de devoción y de aspiración idealista, nos ha traído las enseñanzas de la empatía, de la religión y del arte. Esta época ha estado marcada por los movimientos religiosos, los maestros espirituales y una tendencia a la trascendencia.
Las enseñanzas de la filosofía esotérica revelan el impacto de diferentes rayos en los acontecimientos mundiales. Entre estos rayos, el sexto juega un papel importante, su influencia forma la consciencia colectiva y favorece el desarrollo espiritual de la humanidad. El sexto rayo, también conocido bajo el nombre del rayo de la devoción y del servicio idealista, lleva intrínseca la esencia de la creatividad, del compromiso y de la devoción. Su energía fluye como un flujo luminoso de devoción pura hacia ideales superiores y la realización de la perfección espiritual. Esta irradiación se manifiesta a diferentes niveles de los acontecimientos mundiales y, a la vez, influencia a las almas individuales y a las sociedades colectivas.
En la época actual, el sexto rayo se manifiesta mediante una mayor búsqueda de espiritualidad y una comprensión más profunda de las conexiones internas del universo. Las personas que están influidas por este rayo sienten una fuerte conexión con las verdades espirituales superiores y trabajan para incorporarlas en su vida cotidiana. La influencia del sexto rayo se percibe a menudo en el arte, la música, la filosofía y los movimientos espirituales.
En el plano social, el sexto rayo favorece una atmósfera de servicio para el bien común y la dedicación altruista. Las personas impregnadas de esta energía se esfuerzan por ayudar a los demás y contribuir a mejorar el mundo. De ese modo nacen movimientos filantrópicos, iniciativas humanitarias y programas sociales basados en la idea de servir a la humanidad.
Aceptando conscientemente esta energía y orientándonos hacia objetivos más elevados, podemos contribuir a la realización de nuestro verdadero potencial y elevar nuestra consciencia colectiva a un nivel superior de amor, de devoción y de comprensión espiritual.
El signo de Piscis juega un papel importante en este proceso de desarrollo, pues representa la energía que ha prevalecido a lo largo de los últimos 2.000 años, y cuyos efectos aún sentimos. La orientación de la humanidad hacia un mundo de valores superiores era el objetivo principal de la era de Piscis, que toca su fin ahora con la desaparición del sexto rayo.
Con el advenimiento de la era de Acuario, el séptimo rayo entra en escena, el rayo de la ceremonia y del orden místico. Acuario, el dispensador de la Nueva Era, trae con él las energías de la libertad, de la innovación y de la conciencia de grupo. En su esencia, el séptimo rayo es el receptáculo de la manifestación de principios espirituales superiores en el plano físico, por lo que esta energía no sólo afecta a los temas espirituales individuales, sino que también tiene un impacto colectivo en los acontecimientos mundiales.
La influencia del séptimo rayo se manifiesta actualmente en diferentes campos de la vida humana y de la sociedad. Un aspecto del séptimo rayo se encuentra en la promoción de la creatividad y la innovación. En un mundo marcado por los progresos tecnológicos y la interconexión mundial, el séptimo rayo contribuye a generar nuevas ideas y soluciones que ensanchan la conciencia humana y amplían los límites de lo posible. Otra gran influencia de este rayo reside en promover la paz, la justicia y la compasión. Inspira a los individuos a comprometerse con la justicia social, y apoya los movimientos que buscan la curación, la unidad y la armonía.
En conjunto, el impacto del séptimo rayo en los acontecimientos mundiales es una llamada a la transformación y a la integración de la espiritualidad en todos los ámbitos de la vida. Abriendo nuestros corazones a su energía y utilizándola conscientemente, podemos contribuir a crear un mundo de paz, de compasión y de armonía espiritual.
La transición entre estas eras en que la influencia de los rayos disminuye o se intensifica, no es un cambio brusco, sino más bien un proceso gradual que presenta desafíos y ofrece oportunidades a la humanidad. Mientras que la era de Piscis nos ha enseñado a entregarnos a lo divino, la influencia de Acuario nos anima a llevar nuestra luz individual al mundo y a vernos como formando parte de un todo. Las energías del sexto y del séptimo rayo se entretejen a medida que avanzamos en esta transición, por lo que los antiguos caminos de la espiritualidad y de la fe mística se encuentran con los flujos revolucionarios de la innovación tecnológica y del cambio social. Es un período de integración, en el que asociamos nuestra espiritualidad a la racionalidad, y la sabiduría de eones pasados se funde en las posibilidades del porvenir.
De esta forma, este plenilunio en Piscis puede traernos perspectivas más profundas de lo que se conoce como la Conciencia Crística, un concepto estrechamente vinculado al surgimiento de la era de Piscis, que encarna la idea de amor incondicional, compasión e interconexión universal de todas las almas. Simboliza la consciencia de Cristo o la energía crística que existe en cada uno de nosotros, apuntando hacia un nivel de conciencia superior caracterizada por el amor, la luz y el despertar espiritual.
El mito de la era de Piscis está estrechamente unido a la figura de Cristo, considerado como un representante del amor incondicional y del despertar espiritual. Su mensaje de amor al prójimo, de perdón y de compasión destaca de manera particular en esta era.
La Consciencia Crística se considera un estado de iluminación interior que permite a los individuos reconocer lo divino en sí mismos y en todos los seres. Se nos anima así, a desprendernos de las fronteras y de las separaciones ilusorias, y en su lugar, a reconocer la unidad y la interconexión de toda la vida.
Es bueno saber que la comprensión de la conciencia crística no está vinculada exclusivamente a una tradición religiosa particular, sino que más bien representa una verdad espiritual universal arraigada en diversas culturas y creencias. Podemos utilizar esta meditación de plenilunio para reconocer la conciencia crística en nosotros mismos y de esta manera contribuir a traer la luz del amor y de la paz al mundo. Con esta fuerza del corazón, meditemos ahora juntos en la nota principal: “Abandono la casa del Padre y al regresar, salvo”.
Fuentes:
(1) Sinfonía del Zodíaco” de Torkom Saraydarian, pág. 251-261
(2) https://www.lucistrust.org/uploads/es/arcaneschool/FMT-2024_GNB_Piscis.pdf