Pensamiento Semilla: «Construyo una casa iluminada y moro en ella».
Rayos y regentes: II, VII, 4, 6, LUNA, NEPTUNO
Meditación: Viernes 21 de Junio
Rayos y regentes: II, VII, 4, 6, LUNA, NEPTUNO
Meditación: Domingo 21 de Julio
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Cuando nos encontramos en el periodo de Cáncer, su nota clave que sintetiza la calidad y el propósito del signo es: “Construyo una casa iluminada y moro en ella.” (1)
Revisando las palabras del maestro Torkom Saraydarian (2), recordamos que el fin total de un discípulo es construir una casa iluminada y habitar en ella. Pero para construir semejante casa se necesitan los mejores materiales. Estos le fueron presentados en las tres lunas llenas anteriores y fueron la sustancia de:
Voluntad
Amor
Inteligencia
y la fusión de las tres energías en Buena Voluntad.
En esta luna llena y en el mes de Cáncer, el discípulo va a construir su casa iluminada. La casa a la que se hace referencia está compuesta por los vehículos que constituyen los cuerpos inferior y superior del ser humano.
¿Qué hace el cuerpo? Cada cuerpo pone la Chispa en contacto con el plano correspondiente y su vida. Cada cuerpo tiene siete sentidos que relacionan al hombre con siete formas de materia o sustancia en el plano correspondiente. A través de estos sentidos el hombre recibe información, e introduce cambios en el mismo plano. Estos cambios difieren cuando aquél toma contacto con planos cada vez más elevados, en el sentido de que les impone la armonía que él siente que es el núcleo de su esencia.
Cada cuerpo es una casa que pone al hombre en contacto con el plano por el cual es construido. El primer cuerpo es el cimiento. Luego están los pisos segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto y séptimo.
Torkom Saraydarian explica que a la Chispa le insumió millones de años construir los cuerpos físico, astral y mental. La gente se asombraría si supiera que sólo recientemente se perfeccionó la construcción del cuerpo físico.
Los otros cuerpos no están todavía construidos. Sólo un treinta por ciento de la humanidad construyó su cuerpo emocional y sólo un diez por ciento puede usarlo del modo correcto. Sólo un quince por ciento de la humanidad construyó su cuerpo mental y puede usarlo. Uno en un millón construyó su cuerpo intuitivo y sólo uno en mil millones construyó sus cuerpos átmico, monádico y ádico. He ahí porqué estos reinos superiores no existen conscientemente para nosotros, y los seres avanzados nos observan como existiendo en nuestra etapa animal de la evolución, atados a la muerte, al dinero, a las guerras, al odio, al temor, etc.
Estos cuerpos tienen otro deber:
Nos relacionan con su propio plano y su propia vida.
Los usamos para causar cambios.
También se los usa para alimento y combate.
Nuestros cuerpos se usan para asimilar sustancia de varios niveles a fin de que el Señor interior construya cuerpos nuevos y más sutiles. Cada cuerpo se empieza a construir partiendo de la sustancia más sutil del cuerpo inferior. Por ejemplo, las virtudes crean sustancias rarísimas en los cuerpos y estas sustancias las usa el Yo para construir cuerpos superiores o partes y mecanismos en cuerpos superiores. Luego, los cuerpos se usan para la batalla en el:
- plano físico
- plano emocional
- planos mental y superior
Ellos ayudan a escudar o a actuar como armas. Combatir significa alejar a las fuerzas o entidades que obstaculizan nuestro avance en nuestro sendero de regreso a nuestro hogar. El peregrino quiere ir a su casa, pero en el sendero hay seres tortuosos que procuran estorbarle, destruir sus vehículos y hacerle atrasar. Y cada vez que encarna como un viajero y un luchador especial, aquellos encuentran modos más sutiles de destruirle o esclavizarle. Así, caen prisioneras millones de almas, cautivas del materialismo, del sexo, de la lujuria, de los bienes, por parte de las fuerzas del odio, de la separatividad, la ignorancia y las mentiras. El peregrino deberá luchar contra todo esto en cada plano, enfrentando cada vez un enemigo más fuerte. He aquí porqué necesita armas más fuertes, cuerpos más vigorosos y mayor protección.
El Maestro Morya dice: “Algunas personas no pueden tolerar nuestros frecuentes recordatorios acerca del combate… pero… el combate de la Luz contra las tinieblas continúa sin cesar. En esta batalla muchos guerreros prestan su ayuda, de otro modo seríamos nuevamente devorados por el caos…” 3
Parte fundamental en esta gran batalla es el conocimiento de sí mismo, siendo en este punto interesante recordar “Los Trabajos de Hércules”, del maestro Tibetano Djwhal Khul (4) donde traza la historia de Hércules y su esfuerzo para demostrar cómo él, en sus doce trabajos, desempeñó el lugar del aspirante en el Sendero del Discipulado. Emprendió ciertas tareas de naturaleza simbólica, y pasó por ciertos episodios y acontecimientos que pintan para siempre la naturaleza de la disciplina y los logros que caracterizan al hombre que se está acercando a la liberación. Él representa al encarnado, aún no perfeccionado Hijo de Dios, quien con determinación toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina que producirá eventualmente el surgimiento de la divinidad.
De un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que cumplir, está formado un Salvador del Mundo (…) En los doce trabajos de Hércules, está representado ese Sendero del Discipulado, y sus experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación, encuentran un eco espontáneo en todo aspirante. En la vida y trabajo de Jesús el Cristo –el Hijo de Dios perfecto que «ha penetrado por nosotros en el interior del velo, dándonos un ejemplo para que sigamos sus pasos»— tenemos la ilustración de las cinco etapas del Sendero de Iniciación que constituyen los episodios culminantes para los cuales los doce trabajos han preparado al discípulo.
El oráculo ha hablado y a lo largo de los siglos ha hecho resonar la palabra: «Hombre, conócete a ti mismo». Este conocimiento es la conclusión del Sendero del Discipulado y la recompensa de todo el trabajo de Hércules.
En su aventura, Hércules transita por las 12 casas del Zodíaco, siendo su cuarta labor ir al monte Cerinea, lugar donde, por orden de Hera, se refugió una de las cinco ciervas de Artemis, las cuales tenían cuernos dorados, era mayores que los toros y eran muy veloces. Como la cierva del monte Cinerea y sus pares estaban consagradas a la diosa Artemis, tocarlas constituía un acto de impureza. Debido a su velocidad, Hércules estuvo un año completo en la persecución, hasta que un día decidió herirla con una flecha para debilitarla y capturarla. Artemis y Apolo se presentaron ante él, lo acusaron de intentar matarla y quisieron quitarle la cierva en desagravio, pero el héroe le explicó su intención y le endilgó la responsabilidad a Euristeo, por lo que los dioses le permitieron marchar en paz.
El maestro Tibetano Djwhal Khul explica que Cáncer (4) es el último de los que podríamos llamar los cuatro signos preparatorios, si estamos considerando la involución del alma en la materia, o la evolución del aspirante a medida que se esfuerza por pasar del reino humano al espiritual. Estando equipado con la facultad de la mente, en Aries, y con el deseo, en Tauro, y habiendo llegado a la realización de su dualidad esencial en Géminis, el ser humano encarnado entra, a través del nacimiento en Cáncer, dentro del reino humano.
Cáncer es un signo de masa, y las influencias que emite son apoyadas por muchos esoteristas para dar lugar a la formación de la familia humana, de la raza, de la nación y de la unidad familiar. En lo que al aspirante concierne, la historia es algo diferente, pues en estos cuatros signos, él prepara su equipo y aprende a utilizarlo. En Aries se aferra con fuerza a su mente y busca inclinarla a su necesidad, aprendiendo el control mental. En Tauro, “la madre de la iluminación», recibe su primer destello de esa luz espiritual que crecerá cada vez más brillante a medida que se acerca a su meta. En Géminis, no sólo aprecia los dos aspectos de su naturaleza, sino que el aspecto inmortal empieza a acrecentarse a expensas del mortal.
Ahora, en Cáncer, logra su primer contacto con ese sentimiento más universal, que es el aspecto superior de la conciencia de la masa. Equipado, por consiguiente, con una mente controlada, una capacidad de registrar la iluminación, una capacidad para hacer contacto con su aspecto inmortal y para reconocer intuitivamente el reino del espíritu, está listo ahora para el trabajo mayor.
Tres palabras resumen el objetivo autoconsciente o el aspecto conciencia del evolucionado ser humano: instinto, intelecto, intuición. El signo que ahora estamos estudiando es predominantemente el signo del instinto; pero la sublimación del instinto es la intuición. En la misma forma, así como la materia tiene que ser elevada al cielo, así el instinto tiene que ser igualmente elevado, y cuando ha sido así trascendido y transmutado, se manifiesta como intuición (simbolizada por la cierva). El estado intermedio es el del intelecto. La gran necesidad de Hércules ahora es desarrollar su intuición y familiarizarse con ese reconocimiento instantáneo de la verdad y de la realidad que es la alta prerrogativa y potente factor en la vida de un liberado hijo de Dios.
Esta es una de las historias más cortas pero, aunque se nos dice muy poco, este trabajo, cuando se lo considera reflexivamente, es de un profundo y destacado interés y la lección que contiene es de profundo sentido. No hay triunfo para el aspirante hasta que no ha transmutado el instinto en intuición, ni hay correcto uso del intelecto hasta que la intuición es puesta en juego, interpretando y extendiendo el intelecto y aportando la realización. Entonces el instinto se subordina a ambos.
“El signo que ahora estamos estudiando es predominantemente el signo del instinto; pero la sublimación del instinto es la intuición. En la misma forma, así como la materia tiene que ser elevada al cielo, así el instinto tiene que ser igualmente elevado, y cuando ha sido así trascendido y transmutado, se manifiesta como intuición (simbolizada por la cierva)”.
Djwhal Khul
Luna de ciervo
La luna llena es un período especial, donde las energías espirituales están especialmente disponibles y facilitan una relación más estrecha entre la humanidad y la Jerarquía. En julio de este año, el plenilunio iluminará la noche el día 21 del mes, invitándonos a una reflexión en la llamada justamente “luna de ciervo”.
En la visión de Alice Bailey, de acuerdo a las energías de luz, amor y voluntad al bien están disponibles siempre para aquellos que pueden entrar en contacto con ellas en la meditación. Pero en todos los aspectos de nuestra vida planetaria existen ciclos de flujo y reflujo de las energías espirituales con los que los grupos, así como los individuos, pueden colaborar conscientemente. Uno de los principales ciclos de energía coincide con las fases de la luna, alcanzando su punto culminante, su punto álgido, en el momento de la luna llena. Por lo tanto, éste es un momento en el que la invocación y la irradiación de energía a través de la meditación grupal puede ser excepcionalmente eficaz.
En Cáncer, Dios insufló el aliento de vida en las fosas nasales del hombre y éste se convirtió en un alma viviente. En esas palabras se basa la relación que existe en la mente de Dios entre el espíritu (el aliento de vida), el alma (la conciencia) y el ser humano (la forma). Cuando un ser humano pasa alrededor del zodíaco de manera ordinaria, continua y conscientemente entra a la vida manifestada en Cáncer, la constelación bajo la cual se aplica y administra la Ley del Renacimiento. Básicamente, no es ningún deseo el que impulsa el retorno. El principal incentivo es el sacrificio y el servicio a esas vidas menores que dependen de la aspiración más elevada (que el alma espiritual puede dar) y la determinación de que también ellos puedan alcanzar el estado planetario equivalente al del sacrificio del alma. El punto de mayor interés radica en el hecho de que lo que está ocurriendo todo el tiempo es el renacimiento grupal, y que la encarnación individual sólo es incidental a este acontecimiento mayor.
La tarea en Cáncer consiste en usar el flujo de energía disponible para liberar el principio alma aprisionado en toda forma material. La forma es necesaria para la manifestación, pero la materia puede y debe proporcionar un vehículo para el uso del alma.
La energía en este signo puede ser dirigida en la meditación hacia la construcción del «nuevo materialismo», definido como el correcto uso y desarrollo de todos los recursos materiales del planeta para el bienestar y el progreso de toda la raza humana. La luz y la energía del alma deben liberarse y dirigirse hacia esta meta (5).
Transmisiones de meditación en directo a través de Festival de Luna Llena de Cáncer en https://www.lucistrust.org/es/broadcast
Fuentes:
- “Astrología Esotérica, Alice A. Bailey, pág. 488
- Sinfonía del Zodíaco” de Torkom Saraydarian
- Agni Yoga Society, Hierarchy, párrafo 354
- Extracto de “Los trabajos de Hércules, Por el Maestro Tibetano Djwhal Khul”, de Alice A. Bailey.
- https://www.lucistrust.org/es/resources/festivals/cancer