Todo aquel que transita por el verdadero camino del conocimiento de sí mismo y que, a la vez, sirve y trabaja activamente por un mundo mejor, sépalo o no, es un guerrero de Shamballa.
Iván Andrés Santandreu, 2018-05-01
El artículo principal de esta edición hace mención a los guerreros de Shamballa. El lugar se asocia a un reino mítico ubicado más allá del Himalaya, una ciudad de paz y de armonía, habitada por quienes residen en lo eterno.
Según nos cuenta el actual Dalai Lama, Tenzin Gyatso, Shamballa tiene una existencia real; sin embargo, no es un lugar al que se pueda ir normalmente: es un lugar puro y se accede solo por mérito y por asociación kármica.
En Shamballa, reside una sabiduría humana fundamental, que puede ayudamos a resolver los problemas del mundo. Esta sabiduría no es patrimonio exclusivo de ninguna cultura ni religión determinada, no viene solamente de Oriente o de Occidente. Es, más bien, una tradición de los seres humanos en su condición de guerreros, que ha existido en muchas culturas y en muchos momentos a lo largo de la historia.
El Bhagavad Gita señala que cada vez que el mal y la confusión reinan en el mundo, Krishna se manifiesta edad tras edad para restablecer la verdad y el orden entre los seres humanos. De igual forma, algunas leyendas afirman que el regente de Shamballa retornará, proveniente de la ciudad, al mando de un ejército, para someter a las fuerzas de la oscuridad en el mundo.
Para Drugu Choegyal Rinpoche, ha llegado el momento de que los guerreros de Shamballa se entrenen en el uso de las armas. Estas residen en la compasión y la comprensión de la interdependencia de todos los fenómenos.
Un guerrero de Shamballa es todo aquel que busca crear un mundo mejor, pero que comienza primero por mejorarse a sí mismo. El sufí Bayazid Bastami decía acerca de sí mismo: «De joven, yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: ‘Señor, dame fuerzas para cambiar el mundo’; ahora, que soy un viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración es la siguiente: ’Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo’. “Si yo hubiera orado de este modo desde el principio, no habría malgastado mi vida”
Todos podemos entrenarnos como guerreros de Shamballa y transformarnos en expertos en el uso de las armas: las armas del amor, de la sabiduría y de la voluntad al bien. Esas son las únicas armas capaces de derrotar la confusión, la ignorancia y la maldad que residen el mundo. No hay otras, y todo aquel que transita por el verdadero camino del conocimiento de sí mismo y que, a la vez, sirve y trabaja activamente por un mundo mejor, sépalo o no, es un guerrero de Shamballa.
Se necesita que muchos guerreros de Shamballa se unan a esta batalla que ya comienza a vislumbrase en el horizonte y que para algunos ya ha comenzado. El reino de Shamballa y su regente – el Señor del mundo, “El Anciano de los Días” de la Biblia- necesita voluntarios dispuestos a la transformación de sí mismos, mediante el camino magnético del amor y de las relaciones correctas entre todos los seres humanos.
Para saber más: Los guerreros de Shamballa