Dentro de las enseñanzas de sabiduría publicadas en el sitio de la organización mundial World Teacher Trust, el Dr. K. Parvathi Kumar, uno de sus fundadores, nos comparte una reflexión en torno al momento en el que el sol empieza a levantarse sobre el horizonte cada día.
El cielo y la tierra, el día y la noche, el alba y el crepúsculo son parte de los símbolos universales que seguimos experimentando consciente o inconscientemente. La noche y el día son relativos para nosotros, como seres que vivimos dentro de este planeta, ya que si dejamos de vivir en él, ya no existe nada que pueda ser llamado día o noche. Se dice que existen entonces en un estado de fusión. Es por esto que esta dualidad sólo existe si descendemos, porque el espíritu descendiendo hacia un cuerpo queda condicionado, esto es, limitado por él. Es por ello que mientras somos terrenales, existe la interacción de los tiempos de luz y oscuridad, pero cuando nos elevamos sobre ésta, y nos enlazamos a la fuente de la que emergen la luz y la oscuridad, podemos vivir más allá de los ciclos alternos.
La llave para esto es el camino del yoga. No es el sendero de luz o de oscuridad, sino el sendero medio, donde no hay ni día ni noche, tenemos el estado yóguico. Allí no estamos en la personalidad, pero tampoco la negamos, impregnamos la personalidad con la calidad del alma, y así el espíritu y la materia se equilibran. Al amanecer, cuando el día y la noche se encuentran, ambos concuerdan, la oscuridad se retira, pero la luz total aún no está allí, es algo intermedio. Por lo tanto, es el mejor momento para todos los ejercicios yóguicos.
Savitri
El amanecer representa, el enlace de conciencia que nos lleva del sueño, a la conciencia del despertar, y la que también hace que el hombre salga de la muerte a la vida. En el simbolismo Puránico (antiguos textos hindúes) esta conciencia enlazada se llama “Savitri”, la luz que aparece después del crepúsculo y antes del alba. Savitri es la luz siguiendo al alma, que está enterrada profundamente en la noche de la materia.
Sri Aurobindo describe esta historia en su gran epopeya: Savitri, donde en una forma poética, narra la historia de una muchacha que se casa con un hombre llamado Satyavan (portador de la verdad), el cual muere un año más tarde, pero Savitri sigue al portador de la verdad y lo hace que retorne, del reino de la muerte a la vida. El portador de la verdad es el sol, puesto que él mismo, no representa la verdad, pero contiene en él mismo lo que está más allá de él. El disco solar es un velo para la Luz, que es la base de toda la creación, luego en las horas de la tarde, el portador de la verdad se retira hacia el interior de la materia y la verdad se oculta, pero en las horas del alba, surge de la materia una vez más y se convierte en el salvador. Savitri representa la luz liberada del alma, llamada Savitur en el mantra de Gayatri. Es por ello que, especialmente durante las horas del alba, debemos contemplar la luz del sol y cantar el Gayatri, el que invoca la energía solar hacia nuestro interior a través del sonido.
«La llave para esto es el camino del yoga. No es el sendero de luz o de oscuridad, sino el sendero medio, donde no hay ni día ni noche, tenemos el estado yóguico.”
Las Energías del Alba
El efecto del amanecer sobre los seres de la tierra no es tan simple como nos parece. Alrededor de 90 minutos antes de que el sol aparezca sobre el horizonte del Este, una gran onda de energía se extiende sobre esta parte del planeta, mientras que alrededor de 30 minutos antes de la salida del sol, una segunda onda de energía, aún más potente, corre a través de la atmósfera. Procesos químicos en el cuerpo y procesos en la conciencia se ponen en movimiento, la atmósfera contiene mucho prana, la fuerza vital, y es un momento propicio para trabajar con la respiración. Si es posible, debemos exponernos a los rayos del amanecer y utilizar sus energías, porque ellas contienen la llave a la vida, la salud y la experiencia.
Desafortunadamente, con frecuencia nos sentimos soñolientos durante las horas del alba porque la materia en nosotros es tan resistente, que rechaza recibir la luz. El alma quisiera levantarse temprano, pero a la personalidad le gusta le gusta disfrutar de la conversación al anochecer y cuando el despertador suena por la mañana, el cuerpo dice, no. Así el karma del pasado nos inhabilita para levantarnos temprano en la mañana. No obstante, si deseamos conducir una práctica espiritual seria, tenemos que asimilar las energías del alba. Sin embargo, el amanecer ya comienza a las 2 ó las 3 de la mañana, esto es difícil, pero es deseable fijar un ritmo y levantarse antes de las 5 de la mañana.
Como preparación se recomienda limpiar la lengua y los dientes y tomar una ducha, descargar los intestinos y la vejiga, y ponerse ropa limpia. Durante los primeros momentos después de levantarnos, no debemos apresurarnos a comenzar nuestras actividades, sino, mantener una velocidad lenta y tranquila. Si estamos suficientemente silenciosos internamente, durante el alba, podemos sentir cómo va a manifestarse el día, porque durante este tiempo recibimos el principio semilla y podemos darnos cuenta de todo lo que está brotando de él. Si entendemos el micro, también entendemos el macro. Este tipo de trabajo con la ley de correspondencias es trabajo del alma.
Fuentes:
https://www.worldteachertrust.org/es/web/basics/the_secret_of_the_dawn