En ciudades estadounidenses y europeas, es común ver grandes supermercados que comercializan exclusivamente productos orgánicos. Otras tiendas también tienen en sus góndolas comida orgánica junto a alimentos industrializados.
Alejandra de la Cerda Y si bien en Chile aún no llegamos a esa realidad en donde en cada comercio hay alternativas orgánicas, hoy en día es cada vez más común ver recintos que se especializan en este tipo de productos y de alimentos como respuesta a una demanda creciente.
Muchas de las personas que buscan una alimentación orgánica llegan por salud; otros, en cambio, para prevenir eventuales enfermedades autoinmunes que estarían asociadas al alto índice de químicos que tienen en la actualidad los alimentos industrializados. Otros, en tanto, simplemente por conciencia e, incluso, por sabor.
Sea cual fuere la razón, el mercado orgánico está creciendo cada vez más en Chile.
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Pero, ¿qué se entiende por producto orgánico?
En palabras de Mónica Erpel, agrónoma y comercializadora de Ecoferia de La Reina, orgánico es “un producto que en su proceso productivo no ha utilizado fertilizantes ni pesticidas de síntesis química. Proviene de un sistema que trabaja en armonía con la naturaleza, respetando los ciclos y el tiempo necesario que requiere una especie para crecer, desarrollarse y generar un producto que contenga todas las características propias de la especie, a la cual se le ha permitido expresar todo su potencial. De aquí nace la diferencia entre un producto orgánico y uno convencional. El producto orgánico tiene color, textura y aroma mucho más intensos, debido a que estos productos son una expresión de un clima, de las características de un suelo determinado y de un manejo centrado en entregar los nutrientes y cuidados de la forma más parecida a lo que lo haría la naturaleza”.
Opciones para sumarse a la tendencia orgánica
Uno de los principales lugares para encontrar productos orgánicos es la Ecoferia de La Reina, que funciona los miércoles y sábados de 9:30 a 14:00 horas en Av. Alcalde Fernando Castillo Velasco 9750, La Reina.
Mónica Erpel, quien además es parte del comité técnico de la Ecoferia, explica que en Chile el mercado orgánico aún no se ha desarrollado tanto, porque “se han privilegiado otras opciones de producción basadas en la utilización de insumos químicos para aumentar el rendimiento y la eficiencia productiva, mejorar la calidad de vida de los agricultores y solucionar los problemas de abastecimiento de alimentos para una población con altas tasas de crecimiento. Lamentablemente, estas opciones no han respondido a las expectativas planteadas, y han dejado una huella difícil de borrar, tanto desde el punto de vista ambiental, como desde el punto de vista cultural, ya que la pérdida del conocimiento de las técnicas de agricultura sustentable es incalculable. A pesar de ello, en Chile, la agricultura sustentable ha estado siempre presente en todas sus formas, pero con bajo perfil. Actualmente se ha vuelto a visualizar gracias al esfuerzo de agricultores y consumidores, quienes han forzado positivamente una revitalización del sistema de agricultura sustentable, siendo la agricultura orgánica la más visible”. «Si bien existen otros, este es uno de los espacios más emblemáticos dada su antigüedad -funciona desde noviembre de 2009- y porque allí se garantiza que todo lo que se venda sea de origen orgánico, exigiendo a sus comercializadores la respectiva certificación, la cual debe actualizarse año a año. De igual forma, la Ecoferia cuenta con un sistema de supervisión o control interno que verifica que cada productor o comercializador venda sólo productos certificados». Ignacio Serrano, dueño de la tienda Rumbo Verde (Latadía 4317, Las Condes, www.rumboverde.cl), que funciona desde 2011, considera por su parte que el mercado orgánico se ha desarrollado a pasos bastante acelerados durante los últimos años. “Hay un cliente más tradicional que siempre ha optado por opciones más naturales en sus decisiones de alimentación y de cuidado personal, y ahora un público mucho más joven (sub-40), más consciente de los efectos de sus decisiones de consumo y, por lo mismo, más informado. Estas nuevas generaciones, que conocen las tendencias de otros países, se han unido a los antiguos “hippies”, generando la base de los consumidores orgánicos”, explica. Uno de los problemas que se visualizan y que retrasarían el crecimiento de la producción orgánica es el precio, lo que para Erpel se podría solucionar en la medida que existan más productores, quienes a través de cadenas cortas de comercialización pudiesen poner a disposición de los consumidores una mayor diversidad de productos.
Similar visión tiene IMO Chile (Institute of Marketology Chile S.A). Dicha empresa plantea que el proceso significa un costo adicional que la producción tradicional o industrializada no tiene, y que no es fácil el manejo orgánico ni la obtención de información técnica para este manejo de los cultivos.
Pese a esto, muchos apuestan por la certificación, conscientes del valor agregado que le entrega a los productos y la elección de consumo que hacen los compradores a la hora de elegir un alimento orgánico.
Orgánico es un producto que en su proceso productivo no ha utilizado fertilizantes ni pesticidas de síntesis química. Proviene de un sistema que trabaja en armonía con la naturaleza, respetando los ciclos y el tiempo necesario que requiere una especie para crecer, desarrollarse y generar un producto que contenga todas las características propias de la especie, a la cual se le ha permitido expresar todo su potencial. ”
Regulación orgánica
Para elaborar un producto orgánico, no basta con evitar los químicos durante la producción, pues existe toda una legislación al respecto que certifica la calidad de producto orgánico de un alimento determinado.
Se trata de la Ley N° 20.089, o Sistema Nacional de Certificación de Productos Orgánicos Agrícolas, donde el objetivo es asegurar que los productos orgánicos sean producidos, elaborados, envasados y manejados de acuerdo con las normas de esta ley y su reglamento. La normativa es de 2007 y desde el año 2008 se encuentra en plena vigencia, por tanto desde ese año se pueden considerar ciertos productos como orgánicos o, al menos, garantizados por el Servicio Agrícola Ganadero (SAG).
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IMO Chile, empresa que figura en el registro nacional de certificadoras que mantiene el SAG, explica que cuando algún productor o empresa dice ser orgánico y no posee la certificación o esta incluso es falsa, se puede cursar un acta de citación y denuncia, lo que generalmente deriva en una multa monetaria o en la anulación de la certificación de uno o más productos o, incluso, de la empresa.
En cuanto al procedimiento, según el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), “la calidad de productor orgánico se consigue cuando el interesado se encuentra adscrito al sistema cumpliendo la normativa por un periodo de al menos 36 meses. Sin perjuicio de lo anterior, y a partir de los 12 meses de inscripción en el sistema, un determinado producto se puede denominar orgánico en transición. El SAG es la autoridad competente y responsable de fiscalizar tanto a las entidades certificadoras como a los operadores en general (productores, procesadores y comercializadores) en esta tarea”.
Por lo mismo, dicha institución señala que frente a una certificación falsa se contemplan sanciones por el incumplimiento de la norma, donde las multas van desde 5 a 500 UTM. “Si alguien tiene dudas con respecto a la certificación de un producto puede hacer la denuncia al Servicio”.
Una buena forma de identificar si los alimentos son o no orgánicos, además de pedir la certificación correspondiente, es a través de las etiquetas.
Muchos de los alimentos que consumimos deberían tener una etiqueta con un número, más conocido como “código PLU”. Cuando tiene 4 dígitos, implica que el producto fue sembrado de manera tradicional y que podría tener pesticidas u otros preservantes. El número de 5 dígitos que comienza con un 9 implica que el producto fue generado de manera orgánica.
El problema está en que este etiquetado en Chile no es obligatorio. Sin embargo, dados los acuerdos internacionales y las constantes importaciones que recibe nuestro país, esto nos permite contar con algunos productos que contienen esta información.
Estos códigos son fijados bajo la normativa de la International Federation for Produce Standards (Federación Internacional para los Estándares de Productos), por lo que se puede acudir al sitio web de este organismo para mayor información: http://goo.gl/A7DFZZ.
Mientras tanto, no queda más que irse a la segura y pedir la certificación correspondiente o, al menos, leer el etiquetado, ya que a través de los componentes o de la procedencia se puede tener una idea sobre si los alimentos tienen químicos, aditivos o están más o menos “limpios”.