“El modelo económico genera más pobreza de la que podemos arreglar; porque en el fondo no nos interesan los demás ni el planeta.”
Joan Antoni Melé
El mundo se mueve con el dinero. Hay una economía perversa que genera miseria, pobreza, destrucción, muerte…, y es evitable. Lo es, pero no lo harán los gobiernos ni los partidos políticos, no pueden hacerlo y, además, lo más probable es que no les corresponda hacerlo. Ha llegado el momento en que la sociedad civil ha de tomar el relevo: nos toca a nosotros, a todos los ciudadanos, provocar el cambio.
Por conciencia ética individual.
Por ejercicio de la libertad.
Cada uno ha de empezar a tomar decisiones libres e independientes acerca del uso de su propio dinero.
No podemos permitir que con nuestro dinero se hagan en el mundo cosas que, si las conociéramos, jamás permitiríamos.
Y no sirven como tapadera las “obras sociales” de todos los bancos y cajas de ahorros, porque una cosa es la inversión de una parte de los beneficios y otra muy distinta el modo como se obtienen tales beneficios. También los narcotraficantes de Colombia estuvieron mucho tiempo enviando dinero a la Madre Teresa de Calcula.
También los fabricantes de bombas antipersonales ayudan económicamente a la Cruz Roja para que ésta pueda hacerse cargo de las víctimas de las mismas bombas. También hay Gobiernos que hablan de paz mientras siguen suministrando armamento de todo tipo a Estados belicistas.
¿Por qué ha fracasado el Plan del Milenio a pesar de los miles de millones que se han gastado en él?
Porque el modelo económico genera más pobreza de la que podemos arreglar; porque en el fondo no nos interesan los demás ni el planeta.
Cuando se plantean todos estos temas, aparece el miedo y el ataque escéptico (defensivo) contra el idealismo, porque tememos vernos obligados a complicarnos la vida, a dejar nuestra comodidad en pro de un mundo más justo. Ahora es el momento de complicarse la vida o, mejor dicho, de implicarse en la vida.
Está latente en el ambiente la necesidad de este cambio. Personal, sí, responsable, pero también con otro elemento: la conexión humana, la creación de redes de responsabilidad. Hay mucha gente deseando el cambio, muchos no saben cómo hacerlo, otros no se atreven, pero la conexión mutua otorga el coraje necesario. Hay que fomentar, sobre todo entre los jóvenes, la fuerza de la confianza, del entusiasmo, todo es posible si es capaz de imaginarlo.
Este siglo será el de la conciencia colectiva o el de la destrucción total.
Comprométete con la vida y crea contagio de coraje y ética a tu alrededor.
Adam Smith reconocía que el ser humano es intrínsecamente egoísta y que esto no se podía cambiar. Lo primero es verdadero, lo segundo, falso. El ser humano puede ser perverso y maligno, pero también maravilloso e incluso capaz de dar su vida por los demás. El ser humano puede tocar el cielo y el infierno con la punta de sus dedos. El ser humano siempre responde: lo malo se contagia, pero lo bueno, también.
La diferencia entre utopía e ideal es el compromiso.
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Fuente: Dinero y conciencia ¿A quién sirve mi dinero? Joan Antoni Melé.