“La economía es la ciencia que se encarga del estudio de la satisfacción de las necesidades humanas mediante bienes que, siendo escasos, tienen usos alternativos entre los cuales hay que optar”. Esta es la definición que dio un economista inglés llamado Lionel Robbins, y que es aceptada como válida por gran parte de los que enseñan la materia. Y quiero llamar la atención en relación a lo que ella conlleva.
Luis Flores Cornejo
Lo primero es que me queda la gran duda que sea una ciencia. No es que piense que la ciencia es lo válido y único existente para explicarse el mundo circundante, pero lo que creo es que la validación de sí misma que se hace al tildarla de ciencia es pura arrogancia.
Lo segundo es que supone que conoce las necesidades humanas, pero solamente se refiere a las necesidades físicas, materiales, no considerando, como casi todas las disciplinas nacidas en las últimas décadas, los asuntos espirituales del hombre, aquellos que han estado en el centro del desarrollo del ser humano desde su aparición en la tierra.
Lo tercero es que define a los bienes como escasos. Y he ahí uno de sus peores falacias. Los bienes no son escasos. Separémoslos para analizarlos:
-los recursos naturales son finitos. Hay algunos renovables, como los pescados y mariscos, árboles, agua, animales y aves libres, por ejemplo, pero la voracidad del hombre no les permite completar sus ciclos de vida y lisa y llanamente se terminan. No son escasos entonces, lo que sucede es que son finitos, al igual que las materias primas minerales y combustibles fósiles.
-los bienes físicos no son escasos. Lo que tienen es un tiempo determinado para su fabricación y distribución.
-los bienes espirituales son más que abundantes, son infinitos. Esos no los considera la economía.
Lo cuarto es que habla de la satisfacción de las necesidades humanas, como si ellas fueran las únicas que existieran, sin tomar en cuenta absolutamente nada de lo que le pase al planeta Tierra, y a toda la vida en ella, en la búsqueda irrefrenada de los “recursos escasos”, destruyéndola de paso, y con ello condenando al hombre a la misma suerte.
Hoy la economía se confunde con las finanzas. Y las finanzas tienen que ver con el dinero y su administración. Y el dinero no tiene sustento material, es ficticio. No obedece a ninguna ciencia. Y por esta simple condición de ficticio, todo lo que se haga para predecir su comportamiento tiende a fallar tarde o temprano, y en un mundo que se basa en él termina sumido en crisis. Y cada crisis que viene es más profunda que la anterior.
Los tiempos para el sistema económico no son alentadores, porque sus bases son falsas.
Que Dios nos bendiga a todos.