Desde la perspectiva del Veda, el sol representa la consciencia, el observador primogénito, y en especial, a la Supra-Consciencia (uno de los nombres de Vishnu es “Ravi-Lochana”, o “quien tiene al sol cómo su ojo”); el sol es quien otorga el prāna, el puente de unión entre la materia y el alma, y es la nutrición más básica (las plantas literalmente “comen” luz, o fotosíntesis).
Viéndolo así, podemos entender la significancia de este tipo de eventos; la consciencia siendo eclipsada por la oscuridad o ignorancia. Esta es la razón por la cual el veda recomienda no comenzar proyectos, negocios, o tareas importantes y significantes en la vida durante un eclipse.
¿Significa esto que debemos arrancar y escondernos del eclipse de mañana? Pues no; la invitación es como siempre, ha sacar un buen provecho de toda eventualidad. El simbolismo del eclipse nos invita a llevar nuestra atención hacia adentro, hacia la auto-contemplación.
Svādhyaya es uno de los niyama o principios positivos del Patañjala-Yoga; significa auto-observación, y también la recitación de mantras.
La invitación es a contemplar el oscurecimiento de nuestra percepción de la luz primordial, abriendo paso a la contemplación del ser, nuestros obstáculos, nuestros condicionamientos, etc. Y cómo ellos eclipsan la manifestación de nuestro propio sol, nuestra consciencia.