Un equipo de científicos del Brigham and Women’s Hospital de Boston (EEUU) –institución de la Tufts University- propone que los médicos receten frutas y verduras y menos fármacos porque promover una alimentación más saludable evitaría en los próximos 18 años, solo en Estados Unidos, 1.930.000 eventos cardiovasculares y 350.000 muertes por esa causa permitiendo además ahorrar 40.000 millones de dólares en costes de atención médica.
Un grupo de investigadores del Institute For Health Metrics Evaluation de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU) lo acaba de confirmar con un trabajo sobre los efectos de las dietas insanas tras analizar los datos de 195 países entre 1990 y 2017, publicados en The Lancet en el trabajo Health effects of dietary risks in 195 countries, 1990– 2017: a systematic analysis for the Global Burden of Disease Study 2017 (Efectos en la salud de los riesgos dietéticos en 195 países, 1990–2017: un análisis sistemático para el Estudio del Impacto Mundial de la Enfermedad, 2017). La investigación forma parte de la iniciativa internacional Global Burden of Disease Study (Estudio Global de la Enfermedad 2017).
El estudio fue realizado por más de 3.600 investigadores de 145 países y revisó los datos sobre salud de las personas de más de 25 años tras controlarlas de 1990 a 2017. El estudio entrega datos datos sobre el impacto negativo que, independientemente de su edad, sexo o nivel socioeconómico, tienen las dietas ricas en azúcar, sal, grasas trans y saturadas, carnes rojas y procesadas y, por contra, el impacto positivo de las basadas en frutas, verduras, legumbres, granos enteros, frutos secos, semillas, leche, fibra, ácidos grasos omega-3 procedentes de mariscos, grasas poliinsaturadas y calcio. Valorando además si fumaban, consumían alcohol, hacían ejercicio o sufrían de sobrepeso u obesidad.
El estudio señala, además, que una dieta inadecuada es un factor de riesgo de muerte prematura aún mayor que el tabaco, el consumo de alcohol o la hipertensión.