La crisis por la que estamos pasando ha sido la ocasión para que la prensa extranjera señale que en este país se dan las desigualdades sociales más escandalosas del mundo, lo cual se agrava progresivamente por gobiernos cuya orientación en ese sentido son puras medidas de mitigación con las que se pretende contentar a un pueblo cuya estrechez de vida lo mantiene en el límite de lo soportable.
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Ahora todos nos preguntamos cómo vamos a salir de esta crisis, pero no es esa una interrogante de fondo, antes está esta otra: ¿cómo debemos entender lo que está sucediendo? La cual corre a parejas con esta otra: ¿hay en el actual equipo de gobierno la sabiduría, la cultura, y la conciencia para asumir los valores que serían la base de lo que muchos llaman hoy «un nuevo pacto social»?, equipo cuyos personeros razonan conforme a los lugares comunes de un orden puramente económico y tecnológico cuyos pilares son la acumulación de capital y la competitividad.
Por eso, todos nos preguntamos también si la agenda social del gobierno es suficiente. ¿Acaso no se ofreció lo mismo en el inicio del actual período presidencial?
En el idioma chino la palabra «crisis» se compone de dos ideogramas que respectivamente significan «peligro» y «oportunidad», de lo cual se infiere que las crisis son necesarias, pues bien, enfrentadas, nos hacen crecer. Cabe preguntarse, si, si los chilenos, con nuestra escasa cultura humanística, estaremos a la altura de la situación.
¿Cómo debemos entender lo que está sucediendo? La cual corre a parejas con esta otra: ¿hay en el actual equipo de gobierno la sabiduría, la cultura, y la conciencia para asumir los valores que serían la base de lo que muchos llaman hoy «un nuevo pacto social»?
Es preciso tener presente que el fenómeno social que presenciamos tiene raíces en el mundo entero. Basta saber, para entenderlo, que unos pocos millones de personas detentan toda la riqueza del planeta en sus manos, contra siete mil quinientos millones que dependemos de ellos, pues sus negocios. y emprendimientos determinan en su favor la orientación de la política, la educación, y la información, en tanto que la realización de sus mega proyectos contamina y desarticulan la organización de la vida planetaria, y reducen a la extrema pobreza a vastos sectores de la población mundial con un alto índice de mortalidad (ONU, FAO).
Tal es la obra de un tipo humano generado por una civilización cuya religión no es otra sino la del progreso material ilimitado, la cual ha terminado anulando nuestros valores fundamentales, masificando a los pueblos conforme a una mentalidad promedio que los despoja de su sentido de trascendencia e inhibe las aptitudes superiores del alma humana.
¿Cómo ponemos fin a esto ahora para no dejar de ser humanos, y cuál será el precio de la mutación histórica que se requiere para lograrlo?