Una de las propuestas pedagógicas más extendidas en el mundo tiene su base en la antroposofía. Con más de 100 años de implementación, la pedagogía Waldorf creada por el filósofo austríaco Rudolf Steiner, integra los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales del ser humano, respetando cada etapa de desarrollo. Fuertemente instaurada en países centroeuropeos y nórdicos, existen cientos de escuelas públicas en el mundo que han implementado algunas de sus metodologías con éxito. ¿Por qué? A continuación, una mirada a algunas de sus claves y funcionamiento.
Recién finalizada la Primera Guerra Mundial (1919), cuando el mundo sacudía sus pérdidas y se reconocía nuevamente en medio de varias crisis, nació una prometedora tendencia pedagógica con base en el ser humano, sus diferencias y la visión holística de cada desarrollo individual. Creada por el filósofo alemán Rudolf Steiner, cuando recibió el encargo del industrial Emil Molt de organizar y dirigir una escuela libre en Stuttgart, para los hijos de los trabajadores de su fábrica de cigarrillos Waldorf-Astoria.
Bajo la premisa de que cada ser humano está integrado por tres partes que conviven entre sí – cuerpo, alma y espíritu –, las cuales deben confluir a lo largo de su camino, la pedagogía Waldorf reconoce que los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales de los seres humanos están interconectados. En esa línea, también respeta el ritmo de aprendizaje individual de cada persona en crecimiento, posiciona el juego y la creatividad como pilares clave del sistema, integrando y enfatizando el papel de las artes y el movimiento en todo el plan de estudios.
Desde un principio, la idea de Rudolf Steiner se abrió paso fuertemente dentro del ámbito educacional, al punto que en 2017, esta pedagogía consiguió el hito de estar presente en todo el mundo, llegando a 1.095 escuelas en casi 100 países, incluyendo además, Universidades Waldorf (en Alemania hay 11).
En todos estos lugares, se trabaja bajo la base de tres pilares fundamentales: el respeto a cada individuo en su desarrollo individual, el trabajo en equipo del cuerpo de docentes, y la colaboración permanente entre la escuela y la familia. Pero en la práctica, ¿Cuáles son sus resultados? ¿Son aplicables a sistemas de educación pública, por ejemplo?
Bajo la premisa de que cada ser humano está integrado por tres partes que conviven entre sí – cuerpo, alma y espíritu –, las cuales deben confluir a lo largo de su camino, la pedagogía Waldorf reconoce que los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales de los seres humanos están interconectados.
Resultados en el aula
En el informe de la Comisión Internacional para educación de la UNESCO de 1995 se propuso el sistema Waldorf como modelo educativo para el siglo XXI, por haber demostrado durante 80 años su adaptación a cualquier entorno, cultura y religión, así como por sus beneficios. De hecho, en países como Suecia, Estados Unidos, Finlandia y Suiza, existen escuelas públicas abiertas con esta mirada, logrando importantes resultados, especialmente en el ámbito del desarrollo personal de su alumnado.
Entre otros aspectos, los estudiantes de estos establecimientos destacan por aprender con más entusiasmo, aburrirse menos, sentirse acompañados de una manera más individual, y aprender especialmente a conocer cuáles son sus talentos. Así lo afirmó en 2012 una investigación de la Universidad Heinrich-Heine de Düsseldorf, Alemania. En el lanzamiento de esta instancia, Andreas Schleicher, director de Educación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y coordinador de los estudios PISA (Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes), destacó que justamente elementos como el énfasis en la responsabilidad personal, la creatividad para resolver situaciones y la autonomía ayudan a prepararse de manera óptima para la vida después de la graduación.
“Hay un alto grado de congruencia entre lo que el mundo exige de las personas y lo que se promueve en los alumnos Waldorf”, dijo Andreas Schleicher. Esto porque, según el experto, la reproducción de contenidos y conocimientos acabados tiene una importancia cada vez menor: “Hoy en día se pueden aprobar la mayoría de los exámenes tan sólo con ayuda de un celular; si quiere que su hijo sea más inteligente que uno de estos aparatos, entonces tiene que enseñarle otras habilidades”, comentó.
De hecho, muchos elementos de la pedagogía Waldorf se practican desde hace años en todas las escuelas de Finlandia, uno de los países mejor posicionados en el estudio PISA. También en Suecia han obtenido buenos resultados en educación, incorporando escuelas Waldorf dentro de las alternativas del sistema de escuelas públicas, generando importantes logros como la formación de ciudadanos activos, responsables y democráticos (según un estudio publicado en 2008 por la Fundación Botín, en España), principalmente gracias al respeto a la incorporación de contenidos según edades y avances individuales.
La mirada en Chile
¿Y qué pasa con Iberoamérica? De acuerdo a un estudio publicado por la Universidad de Alicante, España, en febrero de 2022, existen algunas barreras importantes en su incorporación general, principalmente en lo socio-cultural. “La diferencia en cada país y continente es apreciable, puesto que influye multitud de factores, tales como la religión, políticas de Estado y de educación, tradiciones y la situación económica del país, entre otros”, comenta el estudio. Se suma la complejidad de lograr una red de apoyos e incorporar a las familias en el proceso educativo, además de las barreras económicas para implementar la metodología de buena forma, para por ejemplo, poder contar con un terreno amplio al aire libre, elementos de juego, aulas manuales, y un diseño sustentable y amigable con el medio ambiente.
Pero también hay múltiples beneficios en instaurar, al menos algunos de sus elementos, en la educación pública. El cuerpo docente entrevistado en este estudio destaca las satisfacciones profesionales de esta pedagogía, relacionadas con la libertad, priorizando el respeto del desarrollo evolutivo del ser humano. “Esta pedagogía hace de la escuela un entorno activo y da riendas al deseo de aprender, que las niñas y los niños traen consigo, permitiéndoles embelesarse con el mundo que les rodea, ejerciendo su derecho a descubrir el conocimiento por sí mismos, tal y como se ha analizado en las narrativas de los docentes participantes”, destaca esta investigación.
En Chile los llamados “Establecimientos Alternativos”, entre los que se cuentan las escuelas Waldorf, en general no cuentan con el reconocimiento del Ministerio de Educación ni tampoco con subvención estatal, por lo que solo una parte de la población puede acceder a ellos. Sin embargo, existen herramientas de la pedagogía creada por Rudolf Steiner que se han ido aplicando en jardines infantiles y colegios de manera sistemática, por ejemplo, cuando se trata de los Programas de Integración escolar (PIE), donde se recurre a otras opciones, como incorporación de juegos y a la atención en el desarrollo de cada estudiante.
“Esta pedagogía hace de la escuela un entorno activo y da riendas al deseo de aprender, que las niñas y los niños traen consigo, permitiéndoles embelesarse con el mundo que les rodea, ejerciendo su derecho a descubrir el conocimiento por sí mismos, tal y como se ha analizado en las narrativas de los docentes participantes”
Incluso la ley de inclusión escolar promulgada el año 2015 incluye modificaciones a la Ley General de Educación (LGE), estableciendo que se debe promover y respetar la diversidad de proyectos educativos institucionales, incorporando explícitamente conceptos como ‘diversidad’ y ‘flexibilidad’.
“Si bien los desafíos son claros, también lo son las ventajas, por lo cual la pedagogía Waldorf permite incorporar herramientas y conocimientos que permiten seguir mejorando la educación, especialmente la pública, permitiendo un desarrollo real desde las bases sociales”, afirma el docente y Magíster en Educación René Catalán Carrasco y complementa que “en el ámbito particular de la educación pública, incluirlas en los servicios locales puede ser una oportunidad de relevar el rol de las escuelas públicas como garantes del derecho a la educación y su enfoque de atención a la diversidad”.
Un camino que al parecer avanza, con acciones como la vivida en Valparaíso, luego de los devastadores incendios que afectaron la región a principios de 2024, donde se convocaron a los equipos directivos, docentes, asistentes de la educación y estudiantes de establecimientos de las comunas de Villa Alemana, Quilpué y Viña del Mar a una serie de talleres de Pedagogía de Emergencia, que tuvieron por finalidad mitigar el impacto causado por este evento, mediante juegos, cantos, experiencias artísticas, ejercicios de movimiento y psicomotricidad, para brindar primeros auxilios en el ámbito emocional.
Todos estos son elementos y actividades, extraídos en su mayoría de la pedagogía Waldorf, convirtiendo prácticas pedagógicas en instrumentos terapéuticos, con base en el desarrollo particular de cada niño y niña, respetando sus crecimientos individuales y sobre todo, entregándoles enseñanzas que van más allá de los contenidos. Sin duda un camino necesario que debe ser tejido junto al apoyo de docentes y familias, en la búsqueda de mejores herramientas para preparar a las nuevas generaciones, en un futuro en construcción y cambio permanente.
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Fuentes:
https://tamarachubarovsky.com/la-pedagogia-waldorf-en-espana
https://www.triforminstitute.com/wp-content/uploads/2019/02/triformacion.pdf
https://waldorfalbacete.org/pedagogia-waldorf/educacion-waldorf-en-el-mundo
Informe sobre educación sueca publicado por Fundación Botín (2008), escrito por Bo Dahlin
Las voces docentes de las Escuelas Waldorf: un estudio cualitativo (https://rua.ua.es/dspace/handle/10045/125588), Universidad de Alicante. Departamento de Didáctica General y Didácticas Específicas. Gómez Betanzos, Estefanía | Iglesias Martínez, Marcos Jesús | Lozano Cabezas, Inés, 8-feb-2022
https://www.ciperchile.cl/2021/10/08/la-educacion-alternativa-como-un-derecho/