Norma chilena de emisión de antenas y equipos es 1.000 veces más alta que la recomendada por estudios independientes.
Entrevista de Ima Sanchís a Agustín Bocos, abogado ambientalista
¿Por qué hay que retirar el wi-fi de los colegios?
Emiten radiaciones electromagnéticas a una potencia muy elevada; las consecuencias son nocivas para todos, pero en especial para los niños, más vulnerables porque están en pleno desarrollo.
Inglaterra, Francia y Suecia los están retirando.
Sí, de escuelas, museos, bibliotecas y lugares públicos. La tecnología inalámbrica, al menos en España, no está supervisada por el Ministerio de Salud ni por ningún organismo que nos pueda decir qué potencia emite y cómo se controla esa emisión.
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¿Hay estudios?
Existe un informe de acceso público, Bioiniciative (www.bioinitiative.org), que resume más de 2.000 estudios internacionales. En la resolución del Consejo de Europa de 2012 se recogen las conclusiones de este informe: los estudios vinculan la exposición prolongada a radiaciones electromagnéticas con ciertos tumores.
Radiaciones malignas, pero necesarias.
Para conectarse existen otros sistemas que permiten disfrutar de internet a través del cableado o de la red eléctrica.
¿Qué dice la OMS?
Ha clasificado oficialmente este tipo de radiaciones como “posible” riesgo de cáncer cerebral en seres humanos. Los campos electromagnéticos generados por las radiofrecuencias de ese tipo de dispositivos se consideran “posiblemente carcinogénicos para los humanos” y se clasifican, por ello, en la categoría “2B”.
La OMS refirió a que un estudio, con datos hasta 2004, detectó un incremento del 40 % en el riesgo de gliomas entre los usuarios más frecuentes de teléfonos móviles, es decir, los que los empleaban en promedio treinta minutos al día en un período de diez años.
Si sumamos las radiaciones de los wi-fi de un edificio, debemos estar todos fritos.
Mi consejo es utilizar cable. Ya hay estudios que relacionan la hiperactividad, las cefaleas y el mal dormir infantil con estas ondas. ¿Para qué correr riesgos, si existen tecnologías alternativas sin riesgo?
Es el progreso.
En todo caso, hay que apagarlo por la noche, es lo mínimo.
“De acuerdo al reporte 2012 del grupo de trabajo BioInitiative, que revisó más de 1800 nuevos estudios, debería adoptarse un límite de precaución de exposición de 0,1 uW/cm², esto es 1.000 menor a la actual norma chilena sobre emisión de antenas y equipos.”
¿Qué le llevó a dedicarse a estos temas?
Hace doce años, junto a un refugio de perros y gatos, en medio del campo, instalaron una antena de telefonía móvil. Me llamaron porque los animales estaban muy nerviosos, se autolesionaban y querían escapar.
¿Ganó el caso?
Sí, no tenían ni permiso. El siguiente caso, hace diez años, fue el del colegio García Quintana de Valladolid, en el que estaba personalmente implicado.
¿Sus hijos?
Sí. Hubo cinco casos de leucemia. Cerca del colegio había un edificio plagado de antenas de telefonía en la azotea. Presentamos un escrito al municipio explicando que había estudios que vinculaban la leucemia infantil con la radiación electromagnética. Queríamos saber la potencia de esas antenas.
El alcalde debió de preocuparse.
Se negó a recibirnos, dijo que éramos “unos padres histéricos”. Pusimos una querella criminal por una supuesta prevaricación y contra las operadoras por contaminación ambiental. Ganamos, pero una niña murió.
¿Ha ocurrido en otros colegios?
Ahora mismo en un colegio de Pinto, en Madrid, hay varios casos, y en el Dos Hermanas, en Sevilla, hay cuatro casos.
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Mala solución tienen, si queremos hablar por teléfono.
Se están investigando tecnologías alternativas de telefonía móvil sin microondas en Japón y EE.UU. Mientras, hay que utilizar el móvil con cautela, con el altavoz o con aparatos –audífonos y auriculares que emitan una onda sonora, no una radiofrecuencia asociada a la onda sonora – que evitan las radiaciones, porque si te lo pones en el cerebro eres tú la antena.
Empiezan a aparecer casos de hipersensibilidad a las ondas electromagnéticas.
Y ya hay una sentencia que concede una incapacidad por ello, la Seguridad Social va a pagar a esa persona una pensión de por vida. Es el primer caso, pero me temo que va a haber muchos más.
La potencia que emiten estos aparatos ¿está controlada?
España permite 400 microwatts por centímetro cuadrado (uW/cm²). [ En Chile la norma es 100 uW/cm², aunque hay mediciones al interior de inmuebles en el centro de Santiago que llegan a los 784 uW/cm²].
¿Por qué someter a la población a tanta potencia si no se necesita?
La normativa no protege en absoluto a los ciudadanos, los niveles son muy altos, y si quisiéramos saber qué cantidad de radiación estamos recibiendo, sólo lo conseguiríamos poniendo una denuncia.
En general las normativas están hechas a la medida de las empresas de telecomunicaciones y sus bolsillos, sin ninguna consideración por la salud y vida de las personas, vecinos y comunidades que son contaminadas por ellas.
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Uf…
No existe un sistema de control permanente y fiable que permita a los ciudadanos saber en todo momento las radiaciones a las que están expuestos.
Sería necesario.
La contaminación electromagnética se está incrementando a pasos de gigante en muy poco tiempo y no sabemos qué va a pasar, probablemente lo sepamos cuando las consecuencias sean irreversibles. La propia UE está instando a los estados a que reduzcan los niveles. Hoy se estipula que por encima de 0,1 uW/cm² hay peligro de daño sobre la salud.
¿Alguna iniciativa ciudadana?
En España tenemos la campaña escuelas sin wifi (www.escuelasinwifi.org), donde abogamos por un uso racional de la tecnología, instamos a la aplicación del principio de precaución y exigimos la sustitución del wifi en los centros escolares por otra tecnología que no implique la exposición innecesaria a campos electromagnéticos potencialmente nocivos.
En lo fundamental, queremos ayudar a entender los riesgos y virtudes de las nuevas tecnologías, contribuir a un uso racional de las mismas y lograr que el colegio de nuestros hijos sea un entorno seguro.
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Texto de La vanguardia.
Cómo evitar la sobreexposición
Esta es una lista de recomendaciones en torno al uso de móviles, comparable con el uso del wifi, ya que ambas tecnologías emiten el mismo tipo de radiación, siendo más potente la emitida por el wifi:
- Las llamadas a través de un teléfono móvil deben ser mínimas y tan breves como sea posible.
- Las redes inalámbricas (wifi, WiMax, etc.) emiten el mismo tipo de radiación, por lo tanto deben evitarse.
- Los niños y adolescentes menores de 16 años no deberían usar teléfonos móviles.
- Los teléfonos móviles no deben sostenerse pegados a la cabeza para la recepción de llamadas.
- Los teléfonos móviles no deben ser utilizados en el interior de vehículos (automóviles, autobuses, trenes), ya que la radiación es más alta.
- Al enviar mensajes de texto desde el teléfono móvil, el dispositivo debe mantenerse tan lejos del cuerpo como sea posible.
- Al hacer una llamada procure posicionarse a varios metros de las demás personas. La radiación es como la del fumador pasivo, afecta a los demás.
- Nunca utilice un teléfono móvil para jugar.
- Apague el teléfono móvil por la noche y nunca lo deje cerca de su cabeza mientras duerme.
- Nunca lleve su teléfono móvil en el bolsillo delantero pantalón, ya que la radiación puede afectar la fertilidad masculina.
- El efecto de una llamada de móvil en los glóbulos rojos afecta tanto al usuario como a las personas que se encuentren en un radio de 1,7 metros. La radiación afecta a la capacidad de los glóbulos rojos de transportar el oxígeno y el dióxido de carbono.
- La cantidad de penetración de la radiación del cráneo de un adulto es la mitad de la que un niño de 10 años puede absorber y la cuarta parte de la que absorbe un niño de cinco años.
Existe solución: Petición de la campaña Escuelas sin wifi
Todos los síntomas y patologías derivados de la utilización de la tecnología wifi pueden evitarse de forma muy sencilla, puesto que existen tecnologías para conectarse a internet que no producen radiaciones, que no suponen ninguna amenaza para la salud, y que además ofrecen una conectividad mucho más rápida y eficaz. Las alternativas son, bien el cableado estructurado, bien los sistemas basados en el cableado eléctrico ya existente.
Por ello reclamamos que aquellos centros que tengan acceso a internet a través de wifi lo cambien por una de las tecnologías seguras ya mencionadas, y que los que aún no lo han instalado, opten por las citadas alternativas que no afectan la salud de las personas.
El wifi en las escuelas no es más que una parte del gran problema que supone hoy en día la contaminación electromagnética procedente de fuentes como antenas de telefonía, móviles, teléfonos inalámbricos, radares, transformadores urbanos y líneas de alta tensión. Estas fuentes también pueden encontrarse en las proximidades de los colegios, pero cualquier ciudadano en cualquier lugar puede verse expuesto a este tipo de riesgos para la salud. De hecho, hoy en día hay instalaciones wifi en hospitales, bibliotecas, tiendas, autobuses, metro, kioscos de prensa, calles y plazas, etc., produciendo un efecto similar al que se dio con el fumador pasivo en el caso del tabaco.
Agustín Bocos es abogado especializado en contaminación electromagnética en España, fundador de Juristas Contra el Ruido y profesor de máster en Derecho Ambiental. |