Ha llegado el momento de que los guerreros de Shamballa se entrenen en el uso de las armas. Una es la compasión y la otra, el conocimiento profundo de la interdependencia radical de todos los fenómenos. –Dugu Choegyal Rinpoche
Recopilación de Iván Andrés Santandreu, 2018-05-01
Entre los pueblos de Asia (India, Tíbet, Mongolia, China, Nepal) existe la leyenda de un reino mítico denominado Shamballa, tanto en la tradición buddhista como hinduista. Este mítico lugar se cree tiene existencia física, probablemente en noreste de India, en la región transhimaláyica o el desierto del Gobi en Mongolia. En él existe un Reino de Paz oculto a la vista del humano común. Los budistas tibetanos creen que los grandes Buddhas y Bodhisattvas tienen su hogar ahí. Y que su más alta práctica tántrica, la transmisión del Kalachakra Tantra, les fue dada por lo maha-siddhas o “grandes maestros de Shamballa”.
De acuerdo con el Kalachakra Tantra, el Emperador de Shamballa, Rigden, comandará la guerra en contra de los Tres Señores del Materialismo: el Señor de la Forma, el Señor del Habla y el Señor de la Mente.
Durante la Edad Oscura, estos Tres Señores extenderán su poderío y seducción, esclavizando a la mente humana con materialismo psicológico y espiritual.
Cuando Shamballa es reconocida —cuando la naturaleza búddhica brilla a través nuestro— las estrategias de estos Tres Señores resultan irrelevantes y las enseñanzas del Kalachakra Tantra se realizan.
Shamballa ha sido denominada “El Centro donde la Voluntad de Dios es conocida”, y ha sido asociada con el Centro Coronario Planetario, desde donde la Voluntad, el Primer Aspecto de la Deidad, se distribuye al Mundo.
Cada vez que la fuerza de Shamballa incide sobre la conciencia humana, tiene lugar una expansión, y la humanidad avanza hacia una mayor síntesis y comprensión del sentido de universalidad, ya que la universalidad será la energía condicionante de la edad venidera.
La energía de Shamballa guarda relación con la vivencia o cualidad de vida de la humanidad, la cual se expresa mediante la conciencia y la forma. Atañe al establecimiento de rectas relaciones humanas, y es esta influencia la que abre las mentes humanas a la realidad del Plan de Amor y de Luz.
El aspecto voluntad puede ser contactado sólo desde el plano mental, y por consiguiente, únicamente quienes trabajan con y a través de la mente pueden comenzar a apropiarse de esta energía. Aquellos que responden a la fuerza de Shamballa se aproximan estrechamente a la energía del fuego. El fuego es el símbolo y la cualidad del
plano mental; es un aspecto de la naturaleza divina.
La fuerza de Shamballa, por lo tanto, es el foco para la Voluntad al Bien, la cual conduce a las rectas relaciones humanas y al establecimiento de la paz sobre la Tierra.
La profecía de Shamballa
Llegada a nosotros a través de 12 siglos, la profecía sobre la venida de los guerreros de Shamballa ilustra los desafíos del gran cambio planetario en curso y las fuerzas que podemos ofrecerle. Joanna Macy la conoció en 1980 de la voz de amigos tibetanos en la India, que se inclinaban a creer que la antigua profecía se refería a este preciso tiempo planetario. Ella la relata con frecuencia en los talleres, ya que sus predicciones, señales de gran peligro, son reconocibles ahora.
Existen diferentes interpretaciones de la profecía. Algunos representan la venida del reino de Shamballa como un evento interno, una metáfora de nuestro viaje espiritual interno independiente del mundo a nuestro alrededor. Otros la presentan como un evento completamente externo que se desenvolverá independientemente de lo que escojamos hacer o cualquiera que sea nuestra participación en la sanación del mundo. Una tercera versión de la profecía le fue dada a Joanna por su amigo y maestro Dugu Choegyal Rinpoche de la comunidad de Tashi Jong al norte de la India.
La fuerza de Shamballa, es el foco para la Voluntad al Bien, la cual conduce a las rectas relaciones humanas y al establecimiento de la paz sobre la Tierra.
Choegyal Rinpoché:
—Llegará una época en la que toda la vida sobre la Tierra estará en peligro. En esa época habrán aparecido grandes potencias; potencias bárbaras. Aunque dilapidan su riqueza en preparativos para aniquilarse entre sí, tienen mucho en común: armas de muerte y destrucción inconcebibles, y tecnologías que arrasarán el mundo. Y es precisamente entonces, cuando todo el futuro de todos los seres penderá del más frágil de los hilos, cuando surgirá el reino de Shamballa.
»No podemos ir allí, no es un lugar. Existe en el corazón y la mente de los guerreros de Shamballa. En realidad, no podemos saber a simple vista quién es un guerrero o una guerrera de Shamballa porque no llevan uniformes ni insignias ni ondean banderas. No tienen barricadas a las que subir para amenazar al enemigo o tras las cuales descansar y reagruparse. Ni siquiera tienen tierra natal, pues deben moverse por siempre jamás por el terreno de las potencias bárbaras.
»Este es el momento en el que los guerreros de Shamballa necesitarán una gran valentía; valentía moral y valentía física, porque van a ir al mismísimo corazón del poder bárbaro para desmantelar sus armas. Armas
en todos los sentidos de la palabra: las bombas y armamentos, fabricadas y desplegadas, y los pasillos del poder donde se toman las decisiones, para desmantelar las armas.
»Los guerreros de Shamballa saben que estas armas pueden desmantelarse porque son manomaya, están hechas con la mente. Están hechas por la mente humana y la mente humana puede desmantelarlas. Porque los desastres que nos amenazan y se despliegan no son causados por una fuerza extraterrestre o alguna deidad satánica o ni siquiera por un destino inamovible. Surgen de nuestras relaciones y nuestras prioridades y nuestros hábitos. Están hechos por la mente humana y la mente humana puede deshacerlos. Así pues, ha llegado el momento —dijo— de que los guerreros de Shamballa se entrenen.»
—¿Cómo se entrenan? —dije yo.
—Se entrenan en el uso de dos armas.
—¿Cuáles son? —pregunté. Y entonces sostuvo las manos como los lamas sostienen los objetos rituales en las grandes danzas de los lamas y dijo:
—Una es la compasión y la otra, el conocimiento profundo de la interdependencia radical de todos los fenómenos. Y necesitamos ambas, una sola no basta. Necesitamos la compasión porque nos proporciona el combustible, la fuerza motriz que nos hace salir e ir a donde tenemos que estar para hacer lo que tenemos que hacer. Cuando no tenemos miedo del sufrimiento de nuestro mundo nada puede detenernos. Pero eso por sí solo es demasiado caliente, puede quemarnos. Así que necesitamos la otra, necesitamos esa sabiduría, ese
conocimiento profundo de la pertenencia mutua de todo lo que está entretejido en el entramado de la vida. Y cuando tenemos eso, vemos, sabemos que no se trata de una guerra entre buenos y malos, pues la línea que separa el bien y el mal recorre el paisaje de todos los corazones humanos. Y estamos tan entretejidos en el entramado de la vida que hasta el más pequeño de los actos realizados con una intención clara tiene repercusiones en todo ese entramado en formas que apenas vemos.
»Pero eso —dijo— es un poco frío por sí solo, y por eso necesitamos el calor de la compasión. Y si miras a los monjes tibetanos recitando, verás muchas veces que en sus puyas [rituales] mueven las manos haciendo mudras; están representando la danza de la interacción entre karuna y prajna, entre la compasión y la sabiduría.»
Qué requiere el entrenamiento del guerrero Shamballa
- Establecer la firme intención de vivir para la sanación de nuestro mundo. Ser consciente de él, nutrirlo y honrarlo todos los días.
- Estar plenamente consciente en nuestro tiempo. Encontrar el coraje para tomar contacto con el sufrimiento de nuestro mundo. Dejar que la paz y la sanación urjan a cambio por intermedio nuestro.
- Tener siempre en mente la visión de la transformación personal y la del mundo en forma conjunta.
- Mantener el equilibrio entre la actividad externa y el sostenimiento interno.
- Escuchar al corazón para darse cuenta de nuestros propios dones que son únicos.
- Cultivarlos con diligencia para ofrecer conocimiento y habilidad al mundo.
- Desarrollar la no violencia a nivel de cuerpo, mente y lenguaje. Con gran paciencia hacia uno mismo, aprender a hacer hermosa cada acción, pensamiento y palabra.
- No dirigirse al poder en sus mismos términos. Ver a través de su verdadera naturaleza hecha a partir de la mente y el corazón y dirigir nuestra respuesta desde ese nivel.
- Simplificar. Deshacerse de lo que ya no funciona en nuestra vida.
- Buscar nuestra esencia y brindarle nuestra mejor energía.
- Deponer la pesada carga de salvar el mundo uno solo. Unirse a otros que piensen de manera similar.
- En el crisol de la meditación incrementar cada día la compasión, sabiduría, destreza y coraje que añora el mundo.
- Sentarse con el odio hasta percibir el miedo que subyace.
- Sentarse con el miedo hasta percibir la compasión que subyace.
- No aspirar a obtener ningún resultado en particular. Disfrutar de la acción positiva en sí misma y confiar en que dará fruto.
- Cuando veas violencia, codicia y estrechez mental en todo su poder, entra directo en su corazón permaneciendo abierto al cielo y en contacto con la tierra.
- Abiertos y en contacto con la tierra recordar que somos herederos de miles de generaciones de vida.
- Abiertos y en contacto con la tierra confiar en la magia y el poder que surgen cuando las personas se unen para una gran causa.
- Abiertos y en contacto con la tierra tener fe que las fuerzas de la sabiduría y la compasión se manifiestan a través de nuestras acciones para sanación de nuestro mundo.
- Cuando veas las armas del odio desármalas con amor.
- Cuando veas las fortalezas de la estrechez mental, rómpelas con la verdad.
- Cuando te encuentres en las oscuras nubes del terror, disípalas con coraje.
- Cuando las fuerzas del poder busquen aislarnos unos de otros, salgamos con alegría.
- Aferrado a tu intención déjate llevar por la música de la vida y baila.
Einstein decía que el mundo es un lugar peligroso no a causa de los que hacen el mal sino a causa de los que miran y no hacen nada.
El actual Dalai Lama y la existencia del Shamballa
“Aunque los que tienen una afiliación especial pueden realmente ir allí mediante su conexión kármica, sin embargo, [Shamballa] no es un lugar físico que podamos encontrar en la realidad. Sólo puedo decir que es una tierra pura, una tierra pura dentro del ámbito humano. Y a menos que uno tenga el mérito y la asociación kármica real, uno no puede realmente llegar allí.”
–Tenzin Gyatso, durante una iniciación kalachakra en 1985 en la ciudad de Bodhgaya.