Como seres vivos, las plantas requieren de cuidados y condiciones aptas para su existencia. Diferentes estudios han determinado que los vegetales tienen órganos sensoriales que les permiten captar todo a su alrededor y expresar sus sentimientos.
El mismo caso aplica a la música, las plantas muestran su predilección por determinados géneros -aunque también necesitan momentos de silencio- y directamente hay melodías que les hacen mal, hasta incluso provocarles la muerte. Las plantas expuestas a la música suave crecieron en forma sana y sus tallos empezaron a doblarse hacia la radio… Uno de los primeros experimentos de las plantas y su relación con la música se realizó en 1973, promovido por la investigadora Dorothy Retallack, de la Universidad de Denver.
Se monitorearon en dos cámaras distintas situaciones: a un grupo de plantas les hicieron escuchar música rock durante tres horas al día, mientras que en otra cámara, la radio fue ajustada a una música suave durante tres horas al día.
Las plantas expuestas a la música suave crecieron en forma sana y sus tallos empezaron a doblarse hacia la radio. Sin embargo, las plantas que escucharon rock, tenían las hojas pequeñas y se alejaron del aparato, crecieron desgarbadas y la mayoría murió en el plazo de 16 días.
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La investigadora pasó a experimentar una variedad de estilos de música. Las plantas se inclinaron apartándose de Led Zeppelin y Jimi Hendrix, pero parecían apreciar el jazz y la música de órgano de Bach. Del mismo modo las plantas estudiadas dieron indicios de que su melodía favorita era de música clásica del norte de la India tocada con una cítara y mostraron indiferencia completa a la música country.
También la investigadora descubrió que los diferentes tipos de sonidos ayudan a las plantas a crecer más rápido. Retallack también estudió los efectos de diferentes tonos mientras crecían. Finalmente encontró que al tocar un tono continuo durante ocho horas, la planta moría en dos semanas, pero que tocando con el mismo tono intermitente durante tres horas al día ayudó a que las plantas crecieran más rápidamente que las que no tenían contacto con el sonido.
Efecto Mozart: Las plantas y la música clásica
Hay personas que sostienen que poner música clásica a las plantas puede incrementar su crecimiento. Es lo que se llama Efecto Mozart. La compañía japonesa Pioneer efectuó algunas investigaciones con respecto a la influencia de las vibraciones en el crecimiento de vegetales. Así, en una granja, estos fueron sometidos a un tratamiento acústico.
Colocaron electrodos en las hojas de tomates y lechugas y estos dibujaron en el papel del electro sus reacciones ante una polonesa de Chopin…
Situados en vitrinas, colocaron electrodos en las hojas de tomates y lechugas y estos dibujaron en el papel del electro sus reacciones ante una polonesa de Chopin, un concierto de Brahms, Mozart, o Beethoven.
Los hicieron escuchar música clásica varias horas al día y sus raíces recibieron la influencia de las capas magnéticas creadas por los imanes situados en los circuitos de agua. El resultado fue que estos vegetales crecieron más deprisa.
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La música en los campos de viñedos
En el año 2001, investigando una manera ecológica de mantener lejos a las plagas de sus viñedos, el amante de música Carlo Cignozzi, utilizó altavoces a lo largo de su viñedo toscano de 10 mil hectáreas conocido como Il Paradiso di Frassina.
Les reprodujeron a los viñedos por 24 horas al día una selección de música clásica -incluyendo a Mozart- y notaron que estos parecían madurar más rápido. Cignozzi dijo que los más cercanos a los parlantes maduraron más rápido e insistió en reproducir música clásica, en lugar de pop o rock.
En 2006, un equipo de investigación de la Universidad de Florencia amplió la investigación. De acuerdo al profesor de agricultura, Stefano Mancuso, debido al sonido, los viñedos maduraron más rápido que los no expuestos a la música. Esta también tuvo efectos positivos sobre el crecimiento de la vid y el área total de hojas por viñedo.
La música está presente en la naturaleza y prácticamente todo tiene sus sonidos, provocando los más diversos efectos en los seres vivos.
Les reprodujeron a los viñedos por 24 horas al día una selección de música clásica -incluyendo a Mozart- y notaron que estos parecían madurar más rápido…
Del mismo modo, aunque algunos no lo crean, las plantas son seres vivos que también sufren y disfrutan. La música es una buena terapia para ellas, al igual que para los humanos.
Muchos expertos realizaron estudios para medir los efectos de la música estimulante en los animales, pero no tanto en torno a las plantas, ya que algunos se muestran escépticos respecto a ello y consideran que las plantas carecen de órganos auditivos y sistema nervioso. Aunque nosotros, los amantes de la naturaleza, más allá de todas las evidencias científicas, sabemos que no es así.