Las “noticias falsas” siempre han existido en los medios de comunicación tradicionales. Lo que pasa es que muy pocas personas tenían los elementos para poder darse cuenta de ello.
Iván Andrés Santandreu
Robert Kennedy Jr., en conferencia de prensa hace algunas semanas, luego de exponer 240 estudios científicos que mostraban la relación entre la intoxicación por mercurio y los síntomas similares en niños con espectro autista, se preguntó a sí mismo y les preguntó a los periodistas por qué ningún medio cubrió la confesión del Dr. William Thompson, ex científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) sobre el ocultamiento y la destrucción de datos de una investigación que vinculaba a la vacuna triple viral o SPR (Sarampión, Paperas y Rubeola) con el autismo en niños afroamericanos.
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Recuerdo haber pasado por la Plaza de la Constitución, algunos años atrás, y ver que tres jóvenes de un partido de derecha protestaban con una bandera frente a La Moneda por un tema de educación. Eran sólo tres, dos sostenían la bandera y un tercero se apostaba junto a un compañero. Pocos días después, apareció esta “protesta” ocupando media página de uno de los dos principales diarios de circulación nacional. Recuerdo las protestas en contra de los transgénicos, del glifosato (herbicida cancerígeno) y de la ley Monsanto, que congregaban varios cientos de participantes y, en ocasiones, hasta miles de ellos. Nunca aparecieron, ni siquiera reseñadas en ese medio.
A veces, no es tanto lo que publican o transmiten los medios de comunicación, como lo que omiten, pues lo que no se informa, en cierto sentido, no existe para un gran porcentaje de la población.
Con el advenimiento de internet y de las redes sociales, se ha hecho más difícil mantener la hegemonía de la información. Cuando hay más fuentes de información, se pierde el control y surgen distintas miradas sobre los hechos.
Tradicionalmente, los medios han mostrado una mirada unidimensional de la realidad y, aunque la situación prácticamente no ha cambiado en nada, internet ha hecho que algunas personas puedan informarse de forma más crítica y con fuentes alternativas a las de los medios tradicionales. De aquí surge la tendencia a señalar que existen “noticias falsas”, que dicho sea de paso, siempre existieron en los medios de comunicación tradicionales. Lo que pasa es que muy pocas personas tenían los elementos para poder darse cuenta de ello.
Qué mejor que culpar a las redes sociales de las “noticias falsas”. A pesar de todos los filtros y algoritmos de búsqueda que restringen la información “poco conveniente” en internet, igual surgen personas y grupos con intereses específicos que logran tener acceso a fuentes más reales de información.
Esa es la amenaza real detrás del fenómeno de las “noticias falsas”; no la caricatura de las noticias inventadas para ganar más dinero. La real amenaza es que la gente tenga mayor diversidad y calidad de información, no otra. Pero eso, por su extensión, ya sería tema de otra columna.
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