«El cuadro del mundo que se le presenta a la gente no tiene la más mínima relación con la realidad.” –Noam Chomsky.
Iván Andrés Santandreu
Las noticias falsas siempre han existido, probablemente desde la tradición oral.
Actualmente, las reconocemos desde hace décadas y aparecen casi a diario en los grandes medios de comunicación. No son ninguna novedad; tienen distintos orígenes, pero las más perturbadoras surgen a nivel geopolítico internacional, orquestadas desde algunas agencias de inteligencia y a nivel de productos de consumo masivo del poder corporativo: la agroindustria, la industria petrolera, la industria alimentaria y la industria farmacéutica.
En palabras del filósofo y lingüista estadounidense Noam Chomsky: “El propósito de los medios masivos… no es tanto informar y reportar lo que sucede, sino más bien dar forma a la opinión pública de acuerdo con las agendas del poder corporativo dominante”.
¿Qué es lo nuevo? Que Facebook y Google han anunciado su lucha frontal contra las noticias falsas, pero no las que hemos mencionado más arriba, sino aquellas que salen de la corriente principal de noticias que se publican y transmiten a diario. Nos referimos a aquellas que copian y pegan sin mayor escrutinio miles de periodistas a diario, que tiene origen en estudios pagados y en oficinas de relaciones públicas con apariencia de noticias serias; esas seguirán dándose a diario, como de costumbre.
Se trata de filtrar “otras noticias falsas”, con el serio riesgo de censura selectiva a puntos de vista e información independiente. Ya la visibilidad de opiniones e informaciones fuera de lo establecido es casi inexistente en los medios de comunicación tradicionales y se encuentra restringida por una serie de algoritmos en las redes sociales.
¿Y quiénes van a decidir si las noticias, las opiniones y las informaciones que no calcen con “lo verdadero” tendrán aún menor visibilidad en las redes sociales? Mark Zuckerberg, ejecutivo principal de la red social con mayor cantidad de usuarios del mundo -Facebook-, ha anunciado que serán “organizaciones de verificación de prestigio”, es decir, las mismas agencias de noticias con periodistas que copian y pegan todo tipo de noticias falsas que aparecen casi a diario en los medios de comunicación y que ya hemos mencionado.
¡Sin duda, un cuadro orwelliano!