La gran industria azucarera ocultó las primeras investigaciones que ya demostraban los efectos negativos del azúcar sobre la salud. Y continúa manipulando hoy.
En la década de 1960, a partir de diversas investigaciones publicadas, pioneras en el estudio de la alimentación sobre la dieta, comenzó un debate científico sobre el papel de las grasas y el papel del azúcar en el desarrollo de las enfermedades cardíacas.
La industria azucarera quiso influir en este debate y, según Stanton Glantz, de la Universidad de California, San Francisco, «transfirieron toda la culpa a las grasas».
Las estrategias de la industria fueron sofisticadas, dice Glantz, y fueron similares a las de la industria del tabaco.
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En 1965, la Sugar Research Foundation financió en secreto una revisión científica que restó importancia a la evidencia que relacionaba el consumo de azúcar con los niveles de grasa (triglicéridos) en la sangre.
La revisión fue publicada en la prestigiosa New England Journal of Medicine. Actualmente también existe un fuerte debate sobre cómo las revistas y organizaciones médicas se han dejado penetrar por la mala ciencia regada de dinero, pero esa es otra historia.
Recientemente se publicó una investigación en la revista PLOS Biology según la cual la industria financió su propio proyecto de investigación, pero nunca reveló los hallazgos.
Glantz y sus colaboradores, entre ellos Cristin Kearns, profesora asistente de la UCSF, evaluaron varios documentos internos de la industria azucarera. Esto es lo que encontraron:
En 1968, la Sugar Research Foundation, predecesora de la International Sugar Research Foundation, pagó a un investigador para que dirigiera un estudio con animales de laboratorio.
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Los resultados iniciales mostraron que una dieta rica en azúcar aumentaba los niveles de triglicéridos de los animales, a través de los efectos sobre las bacterias intestinales.
En las personas, los triglicéridos altos pueden aumentar el riesgo de ataques cardíacos e infartos cerebrales.
El estudio también encontró que los animales alimentados con azúcar tenían niveles más altos de una enzima asociada con el cáncer de vejiga en la orina.
El investigador pidió más tiempo para continuar el estudio, pero la Fundación de Investigación del Azúcar detuvo el proyecto porque iba por mal camino para sus intereses.
Pero lo peor de todo es que la industria del azúcar sigue haciendo lo mismo hoy. La actual The Sugar Association no reconoce que en el pasado se tratara de ocultar nada y continúa tratando de frenar el consenso sobre los riesgos para la salud relacionados con el consumo de azúcar. Glantz y sus coautores sostienen que la actual controversia en torno al azúcar «puede estar arraigada en más de 60 años de manipulación de la ciencia en la industria de alimentos y bebidas».
La doctora Kearns dice que si la industria azucarera hubiera publicado sus hallazgos hace décadas “se habría investigado mucho más sobre el azúcar durante todo este tiempo».
Añade que la industria azucarera tiene «mucho dinero e influencia» y la usa para arrojar dudas sobre la recomendación de limitar los azúcares agregados a no más del 10 por ciento de las calorías diarias (esta es la recomendación de las autoridades sanitarias de los Estados Unidos).