El objetivo de esta muralla es combatir la expansión del Sáhara y, con el paso del tiempo, conseguir que este desierto vuelva a ser fértil y, por tanto, habitable. Este muro de 16 kilómetros de ancho, hecho de árboles y arbustos, deberá recorrer nada menos que 8.000 kilómetros y atravesará 21 países, desde Senegal hasta Yibuti.
El proyecto empezó en 2007 y, hasta la fecha, se ha completado en un 15%. Por ejemplo, en Senegal, el plan incluye plantar unos 11 millones de árboles resistentes al calor y a la sequía (como las acacias). Con la plantación y el mantenimiento de todos estos árboles y arbustos, se retendrá más humedad y, al cabo de un tiempo, la tierra volverá a ser fértil. Con este sistema, en Etiopía ya se han recuperado 37 millones de hectáreas de tierra cultivable en una zona donde antes se expandía rápidamente el Sáhara.
El objetivo final de este proyecto de 8.000 millones de dólares es recuperar 100 millones de hectáreas de tierra en el Sáhara, a ser posible antes de 2030. Además, se estima que este proyecto creará 350.000 puestos de trabajo. En la parte ya levantada de la muralla verde, se puede ver cómo ha brotado muchísima actividad económica.