US$ 72 millones de dólares de indemnización deberá pagar la multinacional Johnson & Johnson a la familia de Jacqueline Fox, una mujer estadounidense que falleció en octubre de 2015 a raíz de un cáncer de ovario, que estaría relacionado directamente con el uso del talco “Baby Podwer”, por más de 30 años.
Según el abogado de la familia, Jere Beasley, la compañía Johnson & Johnson tenía conocimientos desde la década de los ochenta sobre los riesgos asociados al uso de su talco para guaguas, pero prefirió “mentir al público y mentir a los agentes reguladores”.
De la misma forma, se presentó como evidencia un memorándum interno de la empresa, correspondiente a un consultor médico interno, que en el año 1997 escribió que “cualquiera que niegue (los) riesgos” entre el talco “higiénico” y el cáncer de ovario será percibido por el público de la misma manera que los que niegan la relación entre fumar cigarros y el cáncer de pulmón: “negando lo obvio”.
Tras un juicio breve de tres semanas, el jurado de la corte finalmente declaró a la marca con presencia mundial de ser responsable por fraude, negligencia y conspiración. Pese a esto, la vocera de la empresa, Carol Goodrich, declaró que “la seguridad del talco cosmético está avalada por décadas de evidencia científica”, junto con solidarizar con la familia por su pérdida.