En un planeta con desafíos complejos en materia medioambiental y social, pareciera que el seguir formando seres humanos bajo un modelo educativo tradicional, en donde solo se privilegia el desarrollo intelectual, es algo obsoleto.
Profesionales de distintas áreas han estado promoviendo una nueva educación en donde se cuestione qué imagen tenemos del hombre, pero más importante aún, cómo debe ser educado el ser humano de este mundo nuevo.
Alejandra Vidal De la Cerda / Fotografías: José Miguel Rojas.
Sentados en el restaurant vegetariano Quinoa (Luis Pasteur 5393, Vitacura), esperamos a Guillermo Scallan, Verónica Matus y José Antonio Soto, profesionales que desde sus áreas de formación se han caracterizado por promover un modelo educacional diferente, en donde se ponga en el centro al niño o al joven, fomentando que este se desarrolle acorde a sus ciclos naturales, para que luego pueda descubrir y profundizar en sus intereses reales, y pueda así manifestar en todo su potencial lo que vino a entregar a este mundo.
El foco que estos profesionales han estado desarrollando, junto a otras personas de las más variadas disciplinas, responde a una mayor demanda por contar con métodos educativos distintos al tradicional, pero también a la necesidad de hacer frente a nuevas problemáticas nunca antes vistas.
Por ello, nuestros tres invitados fueron convocados a debatir sobre estas temáticas, con el fin de dilucidar cómo debería ser una nueva educación, que responda a las demandas de padres, apoderados y alumnos, sin olvidar las urgencias que una sociedad y el medioambiente en crisis también necesitan resolver.
[layerslider id=3]
¿Bajo qué lógica se desarrolla la educación actual en Chile?
Verónica Matus (VM): Creo que el enfoque que se le ha dado a la educación tiene que ver con el objetivo de preparar a niños y jóvenes para insertarlos en esta sociedad que hemos construido, con el objetivo de que a futuro puedan ganarse la vida. Creo que ese es el enfoque y que no hay mucho más. Por eso, pienso que sería importante replantearnos: qué es exactamente educar, qué es formar o acompañar a un niño en su desarrollo, qué es prepararlo para la vida. También es necesario preguntarse también qué imagen tenemos del hombre y qué sería todo lo que necesita el ser humano para que pueda desarrollar una vida armónica, sana y socialmente activa.
“Si los niños no están contentos, si los jóvenes no están contentos, si están siendo medicamentados, si no les interesa lo que estudian, para mí eso es señal de crisis.”
Guillermo Scallan (GS): Me parece interesante, al pensar en educación, partir desde la reflexión de la realidad que hemos construido. Como decía Verónica, creo que la pregunta es qué necesitamos: ¿Formar generaciones que se adapten a lo que tenemos? ¿O lo que tenemos es lo que queremos cambiar? Desde los números, que es lo que me toca ver, hoy somos 7.300 millones de habitantes en el mundo, donde 4.000 millones de habitantes viven con menos de dos dólares diarios, mientras que 1.000 millones no tienen acceso a agua potable y 2.500 millones viven sin un baño. Cuando uno mira los desafíos ambientales que tenemos como humanidad, vemos que estamos frente a una crisis bien complicada: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso de suelos insostenible hacia el futuro. Los ciclos del nitrógeno y del oxígeno ya están en crisis. Hemos generado un drama ambiental, un drama social, y eso está vinculado a la educación que hemos generado. Hemos desarrollado solo una de las capacidades humanas, que es la intelectual. Por eso, como decía Verónica, ¿cuál es la imagen del ser humano que tenemos? Porque a partir de esa imagen, estamos formando y educando. Hoy la educación sigue tendiente a conducir las cosas hacia lo que necesitamos para el desarrollo económico, buscando formar técnicamente a nuevas generaciones para que se adapten a esa realidad. Estoy convencido de que tenemos que cambiar y de que las nuevas generaciones nos tienen que ayudar en eso.
¿Qué tan factible es tener un debate con mayor visión en el país? Porque finalmente todos hablan de educación, pero el debate sigue centrado en la PSU, en el financiamiento y en otros temas similares.
VM: Creo que falta bastante tiempo para que de verdad las problemáticas de fondo puedan estar en el debate público y en la conciencia de las personas que desarrollan las reformas y los lineamientos de la educación. Falta que se piense qué es el ser humano, qué imagen tenemos del ser humano en formación y qué tenemos que entregarle para que ese desarrollo sea bien llevado, de manera que este niño en formación pueda crecer de forma integral, sana y global, en todos sus aspectos, no solo en su aspecto intelectual, porque considerar solo eso desequilibra el desarrollo.
En la actualidad, existen concepciones educacionales, como la Waldorf, que trabajan con la mirada que planteas. ¿El Ministerio de Educación ha observado qué ocurre con los niños que se educan bajo esta pedagogía?
VM: Yo creo que el Ministerio de Educación está mirando hacia los colegios y a los kínder Waldorf y se pregunta por qué los niños de estos colegios tienen un desempeño distinto en comparación con los niños de otros colegios. Hemos participado en reuniones en las cuales se muestra un interés por la pedagogía Waldorf y su forma de trabajar.
¿Qué ocurre luego con estas conversaciones?
VM: En estas conversaciones hay un interés, un despertar, una interrogante que requiere tiempo para ser elaborada. Pero también hay una forma instaurada, que hace muy lento cualquier proyecto de innovación. Por otro lado, hay muchos intereses en juego. Entonces, es muy difícil llevar a cabo una renovación, un replanteamiento del tema.
GS: Tuvimos una comitiva presidencial que fue a Finlandia, a estudiar este modelo, que es muy similar a la educación Waldorf y que es número 1 en las pruebas PISA. Mucho de lo que hacen los finlandeses está inspirado en la pedagogía Waldorf. Los finlandeses revolucionaron la educación con el cambio de algunos elementos bien simples, como por ejemplo, dar inicio a la lectoescritura cuando el niño está maduro (6 o 7 años de edad), o enviar al mejor profesor al kínder, porque entienden que es el momento en que el niño lo absorbe todo, por lo que debe tener a un sabio al frente para que lo pueda guiar.
“Los finlandeses revolucionaron la educación con el cambio de algunos elementos bien simples, como por ejemplo, dar inicio a la lectoescritura cuando el niño está maduro a los 6 o 7 años de edad, o enviar al mejor profesor al kínder.”
Niños y jóvenes en crisis
¿Por qué se dice que tenemos una crisis en la educación?
José Antonio Soto (JS): Es muy alarmante ver a los jóvenes que se tomen las calles y que digan estamos en crisis. Hay una crisis total y los adultos no la estamos viendo. Ellos son los que ven la esquizofrenia. Estamos haciendo una educación del siglo XIX. Para revertirlo, tenemos primero que ver qué es educar. Segundo, a quién tenemos que educar, quién es el niño, quién es la niña; qué es lo que profundamente queremos desarrollar.
Después, quién es el profesor, y creo que hay que abogar en cada universidad para que el estudiante se cuestione si quiere ser maestro o profesor. Maestro es quien sabe que impacta en la vida de ese niño, mientras que profesor es quien hace su trabajo. Creo que esa es también una diferencia que hay que poner en el tapete. Y después de eso, ya entra la cosa más política; pero existe una dicotomía. Uno lo ve en esta nueva ley de inclusión que, a simple vista parece maravillosa, pero que igual pone metas a niños que no tienen las mismas capacidades. Exige que el niño aprenda a leer en cierto momento. Y como hay una exigencia, los profesores presionan. Hay niños con síndrome de Down que terminan con estrés. Y eso es porque tomamos estos ejemplos que sí funcionan, como en Finlandia, pero en la práctica no está el espíritu real de hacer un cambio, funcionando bajo la misma lógica que tiene el sistema actual y que es competitividad y exitismo.
VM: Si los niños no están contentos, si los jóvenes no están contentos, si están siendo medicamentados, si no les interesa lo que estudian, para mí eso es señal de crisis y con eso me basta. ¿Y por qué? Porque la esencia de la educación está dirigida a ellos y, sin embargo, ellos no están bien. Pero aquí viene la pregunta: ¿Cuánto conocemos de ellos y nos interesamos por ellos? Las reformas y programas están dirigidos a que el profesor tenga un cumulo de conocimientos de su materia, pero dónde está la formación del maestro para poder vincularse con ese niño; para poder captar quién es ese niño. Hay tantos niños que tienen tanto que aportar, pero el sistema no permite que esto se manifieste en la sala de clases. El profesor debiera poder percibir al niño y darle la oportunidad de expresar todo su potencial creativo, humano e intelectual.
[layerslider id=6]
Y en ese aspecto, ¿crees que en Chile estamos a años luz?
VM: Todavía estamos muy lejos. Está la inquietud de por qué en ciertos sistemas educativos resultan cosas y en otros no. Sin embargo, aún falta captar este problema central: que no conocemos al niño, no lo respetamos, no lo vemos. Para mí, al menos, la educación es eso. Si quiero educar a alguien, lo primero es saber quién es, en qué etapa está, qué está experimentando.
JS: Nuestro cerebro tiene un lado intelectual y otro creativo. Está demostrado que para que el cerebro intelectual funcione necesita un tono del cerebro creativo, un tono emocional, y eso lo da el desarrollo en los primeros años: lo que podríamos denominar como “el artista” que todo niño pequeño lleva dentro. Por ello, trabajar los procesos de abstracción desde los 4 años no tiene ningún fundamento neurocientífico. Someter a la lectoescritura desde esas edades es no saber con quién estamos trabajando.
“Todo se soluciona con un medicamento, y los médicos somos cómplices. No es normal que el niño tenga un problema escolar y por eso se toma una pastilla.”
GS: Creo que la crisis de la educación está también ligada a los pilares que hemos construido en la educación. Cuando se mira hacia atrás, hacia los precursores de la educación actual, se descubren algunos elementos que demuestran la crisis. Uno de ellos corresponde a los parámetros que tenemos de la humanidad, que es la teoría de Darwin, donde la evolución se produce por la competencia, la lucha por la existencia y la supervivencia del más apto. Hoy en día la ciencia en Chile, en Alemania, en Estados Unidos está llegando a la conclusión de que la evolución se produce por colaboración y no por competencia. Hoy estamos entendiendo la evolución de una manera distinta. El haberla entendido de la otra manera situó el desarrollo y la educación en una lucha y competencia que es parte del problema actual.
¿Consideras que la educación actual atenta contra la naturaleza del ser humano?
GS: 100%. Hoy la educación está en crisis a nivel global, exceptuando algunos casos. Y la educación que hemos generado va contra los principios y los ritmos humanos.
VM: Tan en contra de la naturaleza está que un niño a los 4 o 5 años lo único que quiere es conocer el mundo, tocar todo, moverse, descubrir, pero la educación lo deja quieto en una silla para aprender cosas que no quiere. Y ahí empiezan a morir esas ansias de conocimiento, de descubrimiento.
JS: A mí me tiene muy preocupado la cantidad de Ritalín que se vende aquí en Chile. Y lo que está detrás de eso es tomarse una pastilla ante cualquier problema, favoreciendo las drogas como evasión, los remedios químicos para depresiones u otros, y quitando la posibilidad de que la persona asuma sus asuntos, se haga cargo o pida ayuda. Todo se soluciona con un medicamento, y los médicos somos cómplices. No es normal que el niño tenga un problema escolar y por eso se toma una pastilla.
[layerslider id=2]
¿Qué le falta al currículo chileno?
GS: ¿Nos falta inteligencia hoy? No, no nos falta. El desarrollo tecnológico es increíble. Hoy tenemos información de Marte, porque estamos evaluando ese planeta como futura casa ante la destrucción de la nuestra, pero no nos cuestionamos por qué toda esa capacidad que tenemos para llegar a Marte no la usamos para resolver la muerte de un niño cada 20 segundos por problemas de agua. La capacidad intelectual está, pero no la acompañan el corazón ni la voluntad. Entonces, no hemos entendido que somos seres ternarios, que tenemos la capacidad de pensar, pero también que debemos desarrollar el resto de las capacidades, es decir, sentir y hacer.
VM: El currículo debiera considerar el desarrollo de estas capacidades y cultivarlas en el momento apropiado.
¿Cómo abordan los colegios Waldorf la educación, con respecto a los colegios tradicionales?
GS: La pedagogía Waldorf tiene un gran desafío, que es adaptarse a los lugares y culturas donde se desarrolla. El segundo desafío es la inclusión, en el amplio sentido de la palabra. Tenemos que juntar en una misma sala de clases a niños de distintas clases sociales. Si no lo hacemos, estamos reproduciendo el mismo problema de Chile. Lo que buscamos en la pedagogía Waldorf es el aprendizaje a través de la experiencia, porque cuando el niño se encuentra con la experiencia, quiere vivirla y, a través de esa vivencia, conoce y aprende. Y hay que formar desde la innovación, y formar innovadores es aprender innovando. Soy un convencido de que nuestro mundo necesitará cada vez más innovación, y desde la creatividad podrá generar soluciones.
VM: En los primeros 7 años, procuramos desarrollar la voluntad, el hacer, el movimiento que naturalmente el niño quiere desplegar. Luego, en la básica, hay un fuerte trabajo de sentimiento con las materias y actividades que se entregan, para finalmente abocarnos al desarrollo del pensar. Al joven no tenemos que enseñarle soluciones, sino permitirle que desarrolle su creatividad, para que logre por sí mismo las respuestas.
GS: En los colegios Waldorf, educamos entendiendo que hay un mundo del sentimiento, uno de la voluntad y uno del pensamiento. El ser humano conoce el mundo de tres formas distintas y no solo de una, como creemos hoy. El desarrollo de la capacidad de juicio, que es una de las capacidades críticas que tenemos que formar en la educación, no es una capacidad meramente intelectual. Mientras sigamos pensando que el intelecto es lo único que hay que formar y el único ámbito desde donde se conoce el mundo, vamos a estar deformando o formando parcialmente. Mucho más importante que desarrollar lo intelectual, es formar el sentimiento y la voluntad, pues es con la fuerza de voluntad que superamos las crisis, que salimos de las depresiones y que nos superamos en la vida.
Y ante este panorama, ¿qué se espera para las futuras generaciones?
GS: Creo que el cambio viene. Cuando se observan los cambios en el ámbito empresarial, por ejemplo el movimiento de empresas B, vemos un movimiento latinoamericano y global impresionante, que ha puesto por delante del lucro la generación de riqueza integral (social y ambiental). La rentabilidad económica es un indicador, pero por delante está el impacto social y medioambiental. Esa tendencia viene desde la innovación social, desde el ámbito empresarial, desde todos lados.
VM: El desafío es cómo trabajar y velar por el buen desarrollo de nuestros niños, para que en el futuro pongan todas sus facultades armónica y creativamente al servicio de las grandes problemáticas de la sociedad moderna.
Guillermo Scallan estudió Derecho en la U. de Buenos Aires. Fue profesor del Colegio Giordano Bruno y Cofundador de Fundación Cultiva. Actualmente, es director de Innovación Social de Fundación Avina y Cofundador del Banco Ético Doble Impacto. También se encuentra desarrollando la Escuela Waldorf Gabriela Mistral.
Verónica Matus Broekman es profesora Waldorf de kinder y huerto en colegios Waldorf, fundadora de Casa Kinder Madre Tierra y presidenta fundadora de la corporación Cultiva. Actualmente dicta seminario de pedagogía Waldorf en La Serena y Buenos Aires.
José Antonio Soto es pediatra de la Universidad de Chile dedicado a la medicina antroposófica; ejerce también como médico escolar en Jardines Waldorf y ha participado como docente universitario en magister de educación.