La Cochrane Collaboration sucumbe a las presiones de la industria farmacéutica y expulsa a uno de sus fundadores, el Dr. Peter C. Gøtzsche, quien había criticado un estudio favorable a la vacuna del papiloma humano. Cuatro miembros de la dirección que solidarizaron con Gøtzsche renunciaron, lo que evidenció que el conflicto no es personal, sino que afecta a la organización entera.
2018-09-24
El último escándalo sobre el poder de las farmacéuticas para tergiversar la investigación científica está sobre la mesa y afecta a una de las más importantes organizaciones médicas (la Cochrane Collaboration), una revista igualmente prestigiosa (el British Medical Journal) y un medicamento, la vacuna para el virus del papiloma humano.
La junta de gobierno de la Cochrane, una organización sin ánimo de lucro de reconocido prestigio –en gran riesgo ahora–, que realiza y revisa estudios médicos, ha expulsado de su seno al doctor Peter C. Gøtzsche, uno de los cofundadores de la entidad hace 25 años.
Gøtzsche, que en el momento de escribir este artículo todavía era director del Centro Nórdico Cochrane, con sede en Copenhague, ha hecho pública una nota en la que denuncia que la dirección de la organización se está plegando a los intereses de las farmacéuticas, y abandonando principios básicos como la independencia, la transparencia y el compromiso con la salud pública.
«Hay una obvia resistencia a decir cualquier cosa que pueda molestar los intereses de la industria farmacéutica», afirma.
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Renuncian cuatro miembros de la dirección
Cuatro miembros de la dirección se solidarizaron con Gøtzsche y dimitieron, lo que evidenció que el conflicto no es personal, sino que afecta a la organización entera.
Los dimisionarios han declarado que “el público general, consumidores, estudiantes e investigadores involucrados en Cochrane valoran la pluralidad de opiniones y perspectivas” y temen que la expulsión de Gøtzsche “puede causar un gran daño a la reputación” de la organización.
La expulsión se decidió en minoría con 6 votos de los 13 miembros de la junta directiva. El motivo alegado fue que Gøtzsche estaba desacreditando a Cochrane. El presidente de la junta, Mark Wilson, había acusado a Gøztsche de utilizar la «marca» Cochrane para expresar «opiniones personales».
La clave: la polémica sobre la vacuna del papiloma humano
La chispa que ha hecho explotar la bomba de la expulsión ha sido, con toda probabilidad, las críticas que Gøtzsche y otros dos investigadores –Lars Jørgensen y Tom Jefferson– realizaron a una reciente revisión de estudios, publicada por Cochrane el pasado mes de mayo, sobre la eficacia de la vacuna del virus del papiloma humano.
Gøtzsche publicó su crítica en el British Medical Journal Evidence-Based Medicine. En ella denunció que se habían excluido 20 estudios científicos de la revisión y se habían cometido una serie de malas prácticas, como no incluir estudios comparativos con placebo, eliminar referencias a efectos secundarios graves de la vacuna (como casos de cáncer metastásico y adenocarcinoma de la cérvix) y finalmente omitir que todos los ensayos incluidos fueron financiados por los fabricantes de vacunas contra el VPH.
Por todo ello, los resultados de la revisión Cochrane a favor de la vacuna no son válidos, aseguran.
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Intento de censura científica
Los autores cuestionados respondieron que las críticas no estaban fundadas y atacaron al British Medical Journal por haber publicado un artículo sensacionalista.
Por fortuna, la revista se ha defendido con rotundidad, rechazando la censura científica y reafirmando su derecho a publicar críticas como la de Gøtzsche.
Su libro: Medicamentos que matan y crimen organizado
Hace cuatro años, la revista CuerpoMente entrevistó al doctor Gøtzsche, que estaba en España presentando su libro Medicamentos que matan y crimen organizado, en el que ataca los fundamentos de los sistemas de salud nacionales por estar supeditados al poder de las empresas farmacéuticas.
En aquel momento defendía con pasión su trabajo en Cochrane para distinguir el grano de la paja entre la maraña de estudios científicos, realizados con buen hacer y honestidad profesional o al servicio de intereses económicos.
Gøtzsche no es un «antivacunas»
Consultado sobre si debemos ponernos todas las vacunas que nos dicen, Gøtzsche se mostró a favor de las vacunas del tétanos, las paperas, la rubéola y el sarampión; no consideró necesaria la vacuna de la gripe y ya entonces se mostró muy crítico con la del papiloma:
«Esta vacuna puede causar daños terribles e irreversibles. Esto es rechazado por las empresas y algunos médicos, pero no estoy seguro. Algunos de los placebos utilizados en los estudios aleatorios contenían aluminio, que es neurotóxico, y esto ha podido enmascarar algunos de los daños causados por la vacuna, pues tanto las personas vacunadas como las no vacunadas recibieron el agente neurotóxico».
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Los fabricantes de la vacuna contra el papiloma son Merck (Gardasil) y GlaxoSmithKline (Cervarix). Estos medicamentos son administrados a las niñas adolescentes en 71 países del mundo (información de 2017), entre ellos Chile.