«Desde la visión mapuche, los eclipses solares anuncian algo desfavorable. Muchas muertes, personas heridas, no hay tregua ni una búsqueda del bienestar», explica Canio sobre el estallido social que cree que se anunció con el eclipse de julio de 2019. Además, la coautora de “Wenumapu: astronomía y cosmología mapuche”, habla sobre el significado de los astros y de la muerte.
Paula Huenchumil
Margarita Canio Llanquinao (37) es originaria de la comunidad mapuche Cusaco de la comuna Padre de las Casas en Temuco. El primer idioma que aprendió fue el mapuzungun, heredado de su familia, donde además adquirió conocimientos de memoria oral de la cultura y cosmovisión mapuche que retoma en sus investigaciones.
Estudió la carrera de Pedagogía Básica Intercultural en la Universidad Católica de Temuco, donde actualmente trabaja dando clases de lengua y cultura mapuche.
[layerslider id=»2″]
Canio es co-autora, junto a Gabriel Pozo del libro Wenumapu: astronomía y cosmología mapuche (Ocho Libros Editores, 1ª Edición, 2014), una investigación basada en conversaciones sostenidas durante dos años en 24 comunidades mapuche. Estas familias les permitieron construir el libro con historias que luego fueron traducidos al español.
Para Canio, de alguna manera el denominado estallido social que vive Chile se anunció, desde la cosmogonía y astronomía mapuche, con el eclipse solar que ocurrió el 2 de julio de 2019.
“El eclipse solar es el que más provoca cambios profundos en la naturaleza y en la continuidad de los procesos que se dan en la sociedad, por lo general, se ve como un efecto más bien desfavorable. Me parece que lo que ocurrió este año no es menor, si uno comienza a relacionar el fenómeno solar, hay un efecto social que no afecta directamente al mapuche en su conjunto, pero hay una carga de procesos sociales. Muchas muertes, personas heridas, no hay tregua ni una búsqueda del bienestar, un eclipse solar de alguna manera anuncia esos fenómenos sociales”, explica Canio.
La investigadora, magíster en Estudios Americanos en la Universidad de Sevilla, pretende seguir entregando talleres, ampliar los saberes respecto a un eclipse solar, y “cómo enfrentarse a uno, tomando en cuenta el territorio que habitan”, más aún en el marco del nuevo eclipse que ocurrirá en diciembre de 2020 en la región de la Araucanía y Los Ríos.
En esta entrevista, la pionera en el estudio de la astronomía mapuche, habla acerca del significado de los astros y de la relación con la muerte desde la cosmología de su pueblo.
Imagen del libro “Wenumapu. Astronomía y Cosmología Mapuche” de Margarita Canio y Gabriel Pozo. Ilustración de Ramon Daza.
-¿Cómo comienza su interés por la astronomía mapuche?
En el año 2008 andaba un compañero haciendo investigaciones sobre astronomía, pero astronomía desde el punto de vista de los archivos. Ahí comencé a conversar con mi familia, mi papá me contaba cómo habían vivido los eclipses, y eso me llamó mucho la atención. Empecé a averiguar sobre el tema y tiempo después nos llegó una invitación con Gabriel si podíamos hacer un recorrido por varios lugares para investigar este tema que no estaba desarrollado, no habían trabajos de astronomía mapuche específicamente. Comencé a reaprender esas cosas que de niña escuchaba, cuando mi gente hacía rogativas en lo que se conoce como San Juan. Tuve un reaprendizaje de lo que escuchaba y quizás tomaba muy a la lijera, así empecé a interiorizarme en el tema.
-¿Se podría definir la cosmología mapuche?
Las personas construyen conocimiento a partir de la cosmología, detrás un ritual siempre hay un porqué, lo que hemos relacionado es que hay relato. Por solo dar un ejemplo, hay una chica que queda embarazada de wuñelfe (lucero) y tiene hijos que son estrellas. La chica cuando iba a tener a sus hijos se fue al río, entonces estas estrellas se fueron por el río y es en la vía láctea donde más se concentran las estrellas. Entonces la gente tiene una relación cosmológica super fuerte.
Además, se dice en relatos orales que las personas cuando fallecen en su mayoría se convierten en estrellas. Así como muere aquí una persona, nace una estrella allá, así como nace una estrella allá, muere una persona acá.
-¿Habría alguna forma de conexión en los rituales con los astros?
En rituales se sigue practicando el sacrificio, palabra que desde el punto de vista antropológico es criticada, pero dentro de la ceremonias del nguillatun (ceremonia ancestral) en todos los territorios se sacrifican a los corderos, que antiguamente eran otros animales como el chiliweke. Se cocina ese cordero y el vapor hace que suban al cielo y ahí debieran comer las personas, esto es porque en estos relatos se habla que el cielo se alimenta de vapor. Por eso hay muchas rogativas con fuego, porque el humo lleva el mensaje hacia los seres que están arriba.
Siempre hay una relación cosmológica con las formas y figuras que llevan la platería mapuche, el porqué se hacen las cosas. Dentro de los rituales, de las machi o ceremonias, el kutrun (instrumento tradicional) siempre determinará un territorio, un territorio que estará definido por la característica que tiene la tierra. El kultrun recoge una buena parte de la característica de la tierra con el cielo, le da la forma física en las manos de las personas de este espacio, en el que habitamos, por eso tiene esa forma, a veces lo hacen girar, de un modo y no de otro, es porque hay toda una observación de cómo se mueve la tierra.
-¿Cómo podría explicar la importancia del wenumapu (tierra de arriba) para la cosmovisión mapuche?
Yo creo que en toda sociedad hay un interés o una cuestión de querer saber lo que hay sobre nuestras cabezas, el misterio que esconde en este caso el cielo. Más allá de eso, el pueblo mapuche construyó y relevó conocimiento a partir de la observación de que en el cielo también hay elementos que están en la tierra. Lo que hay en la tierra, también está en el cielo.
Los seres más importantes, sagrados, son representados en cuatros figuras, dos mujeres, una joven y una adulta, dos hombres, un anciano y un joven, representan a otros seres sagrados, eso tiene una importancia desde el punto vista ceremonial y eso hace que continúe con la creencia propia, siempre con la idea de la dualidad. Es un espacio relevante el cielo, que de alguna manera construye lo que somos, wenumapu, tenemos una tierra, pero también tenemos una tierra en el firmamento.
Cómo se organiza la gente en la tierra, tiene que ver por cómo se mueve el cielo, y cómo se mueven y confluyen a la vez y eso es lo que la gente ha observado sistemáticamente y lo que se ha transmitido en la memoria oral. Por ejemplo, el nguillatun (ceremonia ancestral) no es al azar, siempre está ordenado de acuerdo a cómo está cielo.
[layerslider id=»3″]
-¿Y la relación del wenumapu y la muerte?
Desde lo que ido reflexionando sobre el tema, es simple, pero complejo a la vez. Cuando uno está en la cotidianidad misma de la vida como mapuche, las cosas se hacen porque así está establecido, y uno hace los rituales casi por inercia, no se lo cuestiona mucho, uno ejecuta lo que hicieron los antepasados.
Por ejemplo, el un funeral el fallecido en su último día tiene que tener su cabeza mirando al este y los pies hacia el oeste y cuando se va al eltun (cementerio) la cabeza tiene que quedar mirando hacia el oeste. Uno lo hace, lo ejecuta, pero cuando se pone a pensar, eso lo complejiza. A ese cuerpo lo acompañaba un am, un pullü y un alwe, tres características que tiene el cuerpo al momento de fallecer, llegar a la definición exacta es complejo.
El pullü es como lo que mueve a la persona, el am como la imagen que queda dando vueltas en este espacio, en esta tierra, en su casa o donde lo velaron o le hicieron el eluwun (funeral), y luego el alwe, como la parte física y espiritual que queda en el espacio que lo enterraron.
Entonces al parecer se mueve en varias dimensiones esa persona que ha fallecido, donde vivió, que queda una parte él, donde lo entierran, pero su otra parte se va, se va al wenumapu, al nome lafken (del otro lado del mar). Porque si uno mira al lafken (mar), ¿qué es lo que ves al horizonte? Ves que la tierra y el cielo se juntan, es como irse al otro lado del mar, pero que a la vez significa el wenumapu, entonces el recorrido que hace una persona que murió son en varias dimensiones.
Puede ser complejo de entender, pero si uno hace el ritual, como dejarlo cuatro noches y cuatro días para prepararse para irse a otra tierra, para que tenga el tiempo ese am, ese espíritu, ese pullü. Por eso la cabeza hacia el mar, para que haga ese tránsito hacia el kamapu (por otras tierras, lejos), por el lado del gulumapu, (la tierra mapuche del oeste), una lógica que se da por todo este lado de la cordillera. Se hacen todos los rituales para que el cuerpo tenga un buen transitar sobre esta tierra a la otra tierra. La idea de muerte es irse a otra tierra, a ese wenumapu.
-Pero cuando el cuerpo no está presente, cómo en el caso de los desaparecidos, ¿cómo se ve afectada ritualidad?
Los familiares de detenidos desaparecidos mapuche, hasta el día de hoy, al igual que la gente no mapuche, reclama los cuerpos porque hay una carga espiritual del cuerpo, porque hay una necesidad para hacer este ritual, para sentir que la persona seguirá el camino de la muerte como debe ser. Estos familiares aún no están tranquilos, porque solo han podido hacer lo simbólico, pero siempre será necesario tener el cuerpo, esté como esté y debe haber un proceso.
También en los casos de las muertes repentinas, que según lo que establece la vida, es una muerte, forzada, cortada, en esos fallecimientos hay muchas más carga en esas ritualidad.
Imagen del libro “Wenumapu. Astronomía y Cosmología Mapuche” de Margarita Canio y Gabriel Pozo. Ilustración de Ramon Daza.
Los eclipses y la cosmovisión mapuche
-Desde la cosmovisión mapuche, ¿se realizaba o realiza algo especial en un eclipse solar?
Lo que recogimos en el libro es que principalmente en zonas cordilleranas y por el lado de la zona huenteche, que fue donde hicimos el recorrido, es que al momento del eclipse las personas sí tenían ciertos rituales, uno es el llellipun (rogativa) para que a la gente no le pase nada malo, para que la gente no quede ciega, que puedan continuar en pie y que tengan fuerza. También se pide que el sol se vuelva a revivir, que no abandone a su tierra, eso en el libro queda bien reflejado, hay un canto que se le hace kümpem, es especial para ese momento.
-En el libro se dice que desde la concepción mapuche el sol es atacado y que si cubierto completamente, pasarán cosas negativas, ¿podría ahondar en ello?
En la creencia mapuche esto es nombrado de varias maneras, como lhan Antü (muerte del sol), malogi ta antü (ataque al sol), zumiñ ta antü (el sol se oscureció). Por lo general, todo eclipse, solar o lunar, por lo menos en mi familia y en varios territorios, se ve como algo no favorable por lo que produce, porque hay un minuto en el que la tierra no recibe luz. Hay un cambio que se produce, que desde el punto de vista mapuche se considera de carácter espiritual y siempre se acompaña de un cambio en la naturaleza en los ciclos o estaciones.
En el año anterior al terremoto del 60, también hubo un eclipse solar y tiempo después se vino el terremoto, entonces hay una consecuencia, un efecto, sea solar o lunar.
El eclipse solar es el que más provoca cambios profundos en la naturaleza y en la continuidad de los procesos que se dan en la sociedad, por lo general, se ve como un efecto más bien desfavorable. De hecho está asociado a los efectos naturales, pero también a los efectos de comportamiento de la gente o a cambios sociales. Me parece que lo que ocurrió este año no es menor, si uno comienza a relacionar el fenómeno solar, hay un efecto social que no afecta directamente al mapuche en su conjunto, pero hay una carga de procesos sociales. Por ejemplo hace años no ocurrían cambios en los colihues, hay un florecimiento de muchos que estaban secos, eso significa que habría un aumento de ratas.
-A este cambio social, ¿se refiere al denominado “estallido social”?
Sí, ese tipo de manifestaciones nosotros las tenemos de hace tiempo y las generaciones que vienen probablemente sigan en esa lucha social. Las consecuencias que esto lleva, es que hay muchas muertes, muchas personas heridas, no hay tregua ni una búsqueda del bienestar, un eclipse solar de alguna manera anuncia esos fenómenos sociales.
-Finalmente, ¿cómo analiza este proceso?
Creo que es muy importante lo que ocurre hoy en día tanto para el pueblo chileno como para el pueblo mapuche, que bueno que se dio esa dinámica de relevar las luchas, considero que es un momento histórico donde los pueblos deben aunar fuerzas para poder tener un cambio profundo, es importante que se esté dando esta lucha social, que nos favorece a los pueblos originarios que habitamos dentro del que está definido como territorio chileno hoy en día.
Me parece un proceso que no debemos mirar de lejos, debemos ser partícipes, y frente a tanta violencia simbólica y física, no podemos quedarnos sin participar. Se veía venir de alguna manera, era una bomba de tiempo y me parece muy bien que esta nueva generación tenga esa valentía, que se despoja de los miedos que cargamos. La historia chilena está marcada por la represión desde la formación de la nación, desplazando y despojando a la gente por el hecho de ser mestizo o indio, y hoy en día eso tenía que pasar la cuenta. No creo que esto acabe ahora, porque el Gobierno sigue sin escuchar a la gente.
Texto original de Interferencia.cl