El dinero no es una riqueza verdadera. La Tierra es la verdadera fuente de nuestra riqueza.
Satish Kumar
Si queremos realizar una transformación en el funcionamiento de nuestra sociedad y en nuestras actitudes hacia los otros seres vivientes sobre la tierra, tenemos que diferenciar entre el problema y sus síntomas. Por ejemplo, en estos momentos todo el mundo habla sobre el calentamiento global, pero éste no es el problema, es un síntoma del problema.
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¿Cómo hemos alcanzado el punto en el cual estamos talando la rama del árbol sobre el que estamos sentados? La respuesta es que nos hemos casado con la religión del materialismo.
En los últimos cientos de años un número de filósofos occidentales y científicos tales como Descartes y Newton consideraron la tierra como un objeto de dominación humana. Hemos llegado a creer que los humanos son la raza superior, la “súper” especie encargada de la tierra. Al cabo de los años hemos intentado librarnos de muchos de los ‘ismos’, tales como el imperialismo, nacionalismo y sexismo, pero ahora estamos en un mundo de especie-ismo donde pensamos que la especie humana es especial y los humanos están a cargo de todo. Solíamos poseer esclavos pero ahora poseemos a la Naturaleza; la naturaleza no tiene derechos y podemos hacernos dueños de cosas naturales donde quiera y cuando queramos. Pero en el momento en que tenemos una visión del mundo diferente y vemos la Naturaleza no como materia muerta sino algo vivo, de repente estamos en una profunda relación con el mundo natural. Entonces reconocemos que los derechos de la Naturaleza son iguales a los derechos humanos.
“El crecimiento económico por sí mismo no tiene ningún significado, debe contribuir a alcanzar la cohesión de la comunidad, la felicidad humana, un medio ambiente limpio y la vida cultural”.
Somos parte de la naturaleza y no propietarios de la naturaleza; no poseemos los árboles, la tierra y los ríos; tenemos una relación con ellos.
La idea, prevaleciente en la economía moderna, de que nosotros los humanos poseemos la naturaleza y por tanto podemos tratarla como nos da la gana está fundamentalmente equivocada. A menos que podamos cambiar esta idea y hagamos un giro fundamental desde la posesión de la naturaleza hacia una relación con la naturaleza, el calentamiento global no acabará. Incluso si dejamos de quemar combustibles fósiles y generamos energía de otras maneras -tanto si es eólica, solar, nuclear o utilizando agrocombustibles- lo único que hacemos es tratar los síntomas. Si creemos que podemos controlar los ríos, los animales y los bosques basándonos en las ideas de separación y posesión de la naturaleza, entonces todos nuestros esfuerzos por la sostenibilidad son sencillamente una ilusión. Las soluciones tecnológicas tienen que estar equilibradas por la transformación psicológica.
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Amor a la vida
Tenemos que aceptar el valor intrínseco de toda la vida. La vida humana y cualquier otra que no sea humana. La comunidad humana es parte de la comunidad de la tierra. La economía tiene que funcionar en armonía con la ecología.
Podemos vivir en una ilusión pensando que los gobiernos deberían hacer algo con el calentamiento global, pero la realidad es que el mundo nunca estará libre de calentamiento global a menos que las personas cambien su relación con la tierra. Somos huéspedes de la tierra y debemos ser los amigos de la tierra.
Buda fue un precursor de la ecología hace 2.600 años antes de que hubiera calentamiento global; sentado debajo de un árbol buscando esclarecimiento dijo: “Debemos amar al árbol.” Pero hoy en día no nos sentamos debajo de un árbol; en lugar de eso pensamos, “¿Cómo puedo hacer dinero con él o cómo puedo construir mi casa con él? Para el Buda, el árbol era sagrado: tenía valor intrínseco; pero para la civilización occidental no es más que un objeto.
La economía espiritual nos enseña a no temer y a honrar la tierra, ésa es la razón por la que somos ecologistas. No queremos salvar la tierra por nuestro miedo al calentamiento global sino por nuestro amor hacia la tierra. En una economía espiritual, la relación entre cada planta y ser viviente es parte de un delicado equilibrio; los gusanos son sagrados, pues sin ellos para acondicionar la tierra no habría comida. Una vez que tengamos esta reverencia hacia la tierra todos nuestros sistemas económicos serán naturalmente sostenibles.
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Ecología y economía
El interminable discurso sobre el calentamiento global nos está distrayendo del auténtico tema. Todo el mundo, especialmente los políticos y los líderes corporativos, están incorporándose a esta moda. No han aprendido a amar la tierra; por el contrario, están consumidos por la idea de que el cambio climático les dará nuevas oportunidades de negocios para el crecimiento económico. Están embelesados con el mantra “crecimiento económico, crecimiento económico, crecimiento económico”. Yo prefiero mi mantra, que es “La tierra que amo, la tierra que honro, la tierra que disfruto.” Y para disfrutar de los dones de la tierra debemos cuidarla, velar por ella, y preservarla como miembros privilegiados de la vida sobre la tierra.
Haya o no calentamiento global, cuidar de nuestra Tierra es nuestra principal responsabilidad. Por supuesto que la economía tiene su lugar, pero debemos mantenerla en su lugar y no dejar que nos domine. “Ecos” es la palabra griega para “hogar”, “logos” significa “conocimiento”, y “nomos” significa “manejo”. ¿Si no conocemos nuestro planeta hogar, cómo vamos a manejarlo? Por lo tanto, la ecología viene primero. Una vez que seamos conscientes del lugar sumiso de la economía hacia la ecología, entonces el calentamiento global se irá. El calentamiento global está causado por la dominación de la economía y por la globalización. Tal y como nos dijo Einstein, no podemos resolver un problema con la misma actitud que lo causó en primer lugar.
Necesitamos aspirar a algo mejor que el crecimiento económico inacabable, un crecimiento que no tiene alma y lleva a la destrucción ecológica. ¿Y qué pasa con los trillones de dólares que ha creado el crecimiento económico? Los vemos gastados en las guerras o en las armas necesarias para las guerras. El dinero más allá de cierto límite puede ser una carga; puede traer la infelicidad y, peor aún, la pobreza y explotación. El dinero no es una riqueza verdadera. La Tierra es la verdadera fuente de nuestra riqueza. El camino del medio es el ideal para nuestros objetivos, donde no hay extremos de riqueza y pobreza, porque mientras haya gente rica habrá gente pobre. Si realmente queremos hacer de la pobreza historia, también tenemos que hacer historia de la riqueza. Un estado de equilibrio, equidad y ecuanimidad es la economía espiritual.
Paradojas de nuestro tiempo Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas; Más comodidades pero menos tiempo. Tenemos más títulos, pero menos sentido común; Más conocimientos, pero menos criterio; Más medicinas, pero menos salud. Hemos ido a la Luna y hemos vuelto, Pero nos cuesta cruzar la calle para conocer a los nuevos vecinos. Hemos construido ordenadores que almacenan más información Para reproducirla más que nunca, Pero gozamos de menos comunicación. Nos hemos excedido en cantidad, Quedándonos cortos en calidad. Es la era de la comida rápida y la digestión lenta; De hombres altos pero de poco carácter; De los grandes beneficios y las relaciones superficiales. Es la era en que hay mucho en el escaparate, Pero nada en el interior. |
Satish Kumar es director de la revista Resurgence /The Ecologist y fundador-director de los programas de estudios ecológicos del Schumacher College. Su más notable logro es la “caminata por la paz” hacia las cuatro capitales de las naciones con más armas nucleares en el mundo: Washington, Londres, París y Moscú, lo que le tomó 12.000 km. Kumar enfatiza que el amor por la naturaleza debe estar en el corazón todo debate político y social. www.resurgence.org |