B A Paramadvaiti Swami
La palabra “vegetariano,” empleada por primera vez por los fundadores de la Sociedad Vegetariana Británica en 1842, proviene de la palabra latina vegetus que significa “íntegro, sano, fresco o vigoroso”. El significado original de la palabra implica una filosofía equilibrada y un sentido moral de vida, mucho más que una dieta de frutas y vegetales.
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En 1961 la revista de la Asociación Médica Americana señaló: “Entre el 90% y el 97% de las enfermedades del corazón pueden ser prevenidas con una dieta vegetariana“. Desde entonces se sabe científicamente que después del tabaco y el alcohol, el consumo de carne es la mayor causa de mortalidad en Europa Occidental, Estados Unidos, Australia y otras regiones del mundo.
En un informe de la revista médica británico, The Lancet, D.C.R. Sirtori concluyó que la gente con un alto nivel de colesterol asociado con enfermedades del corazón “puede beneficiarse con una dieta cuya proteína provenga sólo de vegetales”.
Algunas investigaciones demuestran que los cánceres de colon, recto, pecho y útero son muy raros en quienes comen muy poco o nada de carne: los japoneses o los hindúes. La razón por la cual los comedores de carne son más propensos a estas enfermedades la dan nutricionistas y biólogos: el tracto intestinal del hombre simplemente no es adecuado para digerir carne.
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Pero, ¿acaso los seres humanos no somos destinados a ser carnívoros? ¿Acaso no necesitamos la proteína animal? La respuesta a ambas preguntas es: NO. El científico sueco Karl Von Linne afirma: “La estructura del hombre, externa e interna, comparada con la de otros animales muestra que la fruta y los vegetales suculentos constituyen su alimento natural”.
En cuanto a la proteína el Instituto Kalonska de Suecia y el Instituto Max Plank de Alemania, han demostrado que la mayoría de los vegetales, frutas, semillas, nueces y cereales son excelentes fuentes de proteína completa. De hecho sus proteínas son mucho más fáciles de asimilar que las de la carne y no traen consigo ninguna toxina.
En una serie de pruebas comparativas de resistencia, dirigidas por el Dr. Irving Fisher de la Universidad de Yale, los vegetarianos se desempeñaron dos veces mejor que los comedores de carne. Un estudio del Dr. J. Iotekyo y V. Kipani en la Universidad de Bruselas demostró que los vegetarianos eran capaces de ejecutar pruebas físicas de dos a tres veces más duración que los comedores de carne y que los vegetarianos se recobraban plenamente de la fatiga cinco veces más rápido.
Jean Mayer, un nutricionista de la Universidad de Harvard, estima que la reducción de tan sólo el 10% de la producción de carne daría suficientes cereales como para alimentar a 60 millones de personas. Otro precio que pagamos es la contaminación del medio ambiente. Los desagües altamente contaminados de los mataderos son una de las principales fuentes de contaminación de los ríos.
Muchas personas consideran las razones éticas las más importantes para volverse vegetariano.
En un ensayo titulado “Acerca de comer carne” el autor romano Plutarco escribió: “¿Puede realmente preguntar por qué razón Pitágoras no comía carne? Por mi parte más bien me asombro y me pregunto; ¿por qué gran accidente y en qué estado mental, el primer hombre utilizó su boca para desgarrar y llevar sus labios a la carne de una criatura muerta, tendió su mesa con cuerpos muertos y pálidos y se aventuró a llamar alimento y nutrición a esos seres que en un momento se alegraron, lloraron, se movieron y vivieron? ¿Cómo pudieron sus ojos soportar la matanza cuando sus gargantas eran cortadas y sus miembros descuartizados? ¿Cómo pudo su nariz soportar esos olores? ¿Cómo es que esa contaminación no trastornó su gusto y pudo beber jugos de heridas mortales?”
León Tolstoi advirtió: “Mientras nuestros cuerpos sean las tumbas vivientes de animales asesinados, ¿cómo podemos esperar alguna condición ideal en la Tierra?” Hace 26 siglos Pitágoras dijo: “Aquellos que matan animales para comer su carne tienden a masacrarse a sí mismos”.
Las principales escrituras religiosas ordenan al hombre vivir sin matar innecesariamente. El Antiguo Testamento instruye: “No matarás“ (Éxodo 20:13). En el Génesis 1:29 y 9:4: “Pero carne con vida, que es su sangre, no comeréis, porque ciertamente demandaré la sangre de vuestras vidas; de mano de todo animal, la demandaré.” En el Evangelio de la Paz de los rollos del Mar Muerto Jesús dice: “Y la leche de toda bestia que se mueve y que vive sobre la faz de la tierra será carne para vosotros, así como les he dado a los animales la hierba verde, así os doy a vosotros su leche; pero la carne y la sangre que les dan vida no las comeréis.”
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El Señor Budha (Siddharta Gautama) advino con el propósito de detener la matanza irrestricta de animales y establecer su doctrina de “ahimsa” (no violencia), la cual, junto con el vegetarianismo, estableció como paso fundamental en el sendero de la elevación de la conciencia.
El Manu Samhita, el antiguo libro de leyes de la India dice: “Habiendo considerado el desagradable origen de la carne y la crueldad de la matanza de seres vivos, uno debe abstenerse completamente de comer carne.”
En el Bhagavad Gita (5.18), Krishna (La Suprema Personalidad de Dios) explica que la perfección espiritual comienza cuando uno puede ver la igualdad de todos los seres vivientes: “El sabio humilde, en virtud del conocimiento verdadero, ve con igual visión a un brahmana (sacerdote) erudito y apacible, a una vaca, a un elefante, a un perro y a un paria.”
Y si un ser humano desea evolucionar es importante buscar la perfección, la cual incluye necesariamente no agredir a ninguna entidad viviente.
Por lo tanto, lo más recomendable para un ser humano civilizado, inteligente y educado en la perfección de la vida, es volverse vegetariano, tanto para permitir evolucionar su conciencia y ser más feliz, como para evitarse grandes sufrimientos en ésta y próximas vidas.
Fuente: huffingtonpost.com