Uno de los grandes esfuerzos propios de las culturas del lado izquierdo, o patriarcales, como se les conoce hoy en día, es eliminar la vivencia de la Divinidad, y sus tres aspectos, en todas las formas posibles. Pero pensar, sentir y vivenciar a la Divinidad es algo tan natural como la vida misma. Es tan natural como el hecho de ser.
La Madre Divina fue ocultada deliberadamente hasta el punto en que fue prácticamente olvidada por la humanidad. Al no poder ocultar la experiencia natural de lo divino, las fuerzas del lado izquierdo se concentraron entonces en ofuscar la presencia del Padre Divino, el aspecto masculino de la Divinidad, dando lugar a las formas religiosas que hoy conocemos.
La Madre Divina es la madera, el fuego, la llama de la Creación.
El Padre Divino es la chispa viviente, la Voluntad, que la enciende y que la mantiene con vida.
Para quienes aceptan la experiencia del Padre Divino, Él se percibe como una figura confusa y difícil de asimilar. Esta es tal vez la razón por la cual son muchos, demasiados, quienes hoy lo niegan como una realidad. Parte de esta confusión proviene de asociarle atributos masculinos que son, en realidad, propios de la Madre Divina, del aspecto divino femenino. De esta manera, la humanidad queda con una Madre Divina oculta y un Padre Divino confuso o ausente. La orfandad queda así, completa.
Entonces, ¿cómo comprender la esencia del Padre Divino?. Al decir que Él es el aspecto Voluntad de la Divinidad se consigue develar su atributo más íntimo, pero se logra decir poco respecto a sus formas de expresión.
La Madre Divina es la madera, el fuego, la llama de la Creación.
El Padre Divino es la chispa viviente, la Voluntad, que la enciende y que la mantiene con vida.
La Madre Divina es el amante corazón de toda la creación.
El Padre Divino son sus latidos de amor.
La Madre Divina es todas las formas, todos los seres creados.
El Padre Divino es todas las cualidades que los hacen individuales.
La Madre Divina es el agua, el hielo, la nieve.
El Padre Divino es la causa de que cada copo de nieve sea único e irrepetible.
La Madre Divina es el viento, la tierra, las estrellas, nosotros como entidades.
El Padre Divino es el propósito por el cual cada uno de ellos, y nosotros, es y existe.
La Madre Divina es el obsequio.
El Padre Divino es quien sabe a quién debe ser enviado.
La Madre Divina es la Sabiduría y el Amor subyacente en todo lo creado.
El Padre Divino es la Voluntad de Amar.
El Padre Divino es la Voluntad de Ser, amando.
Miriam, una Ciudadana del Espíritu (a través de Fran).