Si bien existe mucha controversia respecto de la fecha de nacimiento en India del maestro Patanjali, la mayoría de los autores occidentales la fijan entre los años 820 y 300 a.C., aunque los hindúes, indican que fue 10.000 años a.C. Lo que sí sabemos es que, independiente de su fecha histórica de nacimiento, sus enseñanzas filosóficas han trascendido generaciones y continentes, especialmente a través de su visión sobre el yoga. Les invitamos a conocer algunas ideas y conceptos del maestro hindú en torno a esta práctica, levantados por la escritora y esoterista inglesa Alice Bailey.
A través de su legado, el maestro Patanjali exploró exhaustivamente a través de la práctica del yoga, los medios, las técnicas y la actitud mental que crean el hilo que conecta la personalidad centrada en la forma, con las etapas que conducen hacia la realización espiritual y la fusión con el alma. Un conocimiento que trasciende hasta nuestros días y que comenzó como una recopilación de saberes que hasta entonces habían sido transmitidos oralmente durante muchos siglos.
Fundador de la Escuela Raja Yoga, Patanjali fue el primero en transcribir estas enseñanzas para los estudiantes. Según explica Alice Bailey, estos conocimientos son la base de la Escuela Trashimaláyica, a la cual pertenecen la mayoría de los Maestros de Sabiduría. De hecho, muchos estudiosos sostienen que los esenios y otras escuelas místicas de entrenamiento y pensamiento, íntimamente relacionadas con el fundador del cristianismo v con los cristianos primitivos, están basadas en el mismo sistema y que sus instructores fueron preparados en la gran Escuela Trashimaláyica.
En “La Luz del Alma. Su ciencia y efecto” (1927), Alice Bailey revisa el libro original “Los aforismos del yoga” de Patanjali, con reflexiones dictadas y parafraseadas por el Tibetano y comentarios de la autora, sometidos a su revisión e indicaciones
Un conocimiento clave en el mundo moderno, donde la mente ha sido deificada o prostituida para alcanzar fines materiales. Esto porque mediante la ciencia de Raja Yoga es posible que la mente sea conocida como el instrumento del alma y el medio por el cual el cerebro del aspirante se ilumine, adquiriendo el conocimiento de los asuntos concernientes al reino del alma.
Escritos originalmente en sánscrito, los Yoga Sutras de Patanjali han sido muy amados, usados y aplicados por muchos en todas partes del mundo y en varias creencias religiosas. Los Sutras tienen un poder y una perdurabilidad que demuestra la exactitud con que identifica las verdades básicas de la evolución humana, desde la subordinación a los clamores de la personalidad, hasta la serena libertad del alma.
La gran pregunta es entonces ¿cómo se produce este gran cambio? ¿De qué manera el hombre, víctima de sus deseos y naturaleza inferior, se convierte en el hombre victorioso que triunfa sobre el mundo, la carne y el demonio? Esto sucede cuando el cerebro físico del hombre encarnado llega a ser consciente del yo, el alma, sin embargo, esta percepción consciente sólo es posible cuando el verdadero yo puede «reflejarse en la sustancia mental».
El alma está inherentemente libre de los objetos y permanece siempre en estado de unidad aislada. Entonces, la persona en encarnación, debe alcanzar, en la conciencia del cerebro físico, la comprensión de estos dos estados del ser. Debe liberarse conscientemente de todos los objetos del deseo y mantenerse, como un todo unificado, desapegado y liberado de todo velo y forma en los tres mundos. Cuando el estado consciente del ser, tal como lo conoce el hombre espiritual, sea también una condición de la conciencia del hombre en encarnación física, entonces se habrá alcanzado la meta y el ser humano ya no será víctima del mundo como cuando se ha identificado con el cuerpo físico, sino que será capaz de caminar libre «con faz resplandeciente», proyectando la luz de su rostro sobre todo cuanto encuentre.
FRASE DESTACADA;
Patanjali explora exhaustivamente los medios, las técnicas y la actitud mental que crean el hilo que conecta la personalidad centrada, con esas etapas que conducen hacia la realización espiritual y la fusión con el alma.
Ahora bien, a lo largo de los siglos han estado disponibles muchas técnicas de entrenamiento diferentes, dependiendo de la condición de la conciencia humana y de la etapa de crecimiento espiritual que ha de lograrse. Cada «Yoga» ha tenido su lugar, ha cumplido su función y se ha convertido en parte del bagaje de la experiencia humana.
Los Yoga Sutras de Patanjali están basados en el Raja Yoga, «la noble ciencia del alma»: «Mediante la Ciencia de Raja Yoga, la mente será conocida como el instrumento del alma y el medio por el cual el cerebro del aspirante se iluminará y adquirirá el conocimiento de los asuntos concernientes al reino del alma».
Ahora bien, el alma está comprometida con la realización del propósito planetario y el plan, por lo tanto, Alice Bailey destaca que en este punto de las enseñanzas del maestro hindú, nuevamente encontramos que el entrenamiento mental y la autorrealización del individuo conducen a la colaboración y al servicio, en una escala mucho más extensa y de mayor importancia evolutiva que únicamente los efectos individuales en la vida del discípulo.
Destaca acá el Sutra 31 de la Cuarta parte, que suena como el llamado de la campana y del clarín para aquellos que se aventuran en el camino de unión con el alma: “Cuando se han eliminado los obstáculos y purificado las envolturas, se dispone de todo el conocimiento, entonces nada le queda al hombre por hacer”.
Unidad y Síntesis
Ahora bien, en cuanto al Yoga, si reunimos los pétalos de una flor y los atamos en forma de flor, las piezas forman una unidad. Sin embargo, si observamos una flor sin arrancarle sus pétalos, éstos ya forman una unidad. Algo construido es ya una unidad, algo creado por la naturaleza ha devenido en ser a causa de la Síntesis, que es el trasfondo de cada existencia. La comprensión de todos los planos de conciencia que el hombre puede experimentar recibe en sánscrito el nombre de Yoga.
Es por eso que Yoga no significa unión o unidad, sino “Síntesis”. La práctica del Yoga tiene el objetivo de alcanzar la conciencia de la Síntesis. Aquéllos que son atraídos por esta práctica sacan sus fuerzas de esta energía, al margen del nombre con que se le identifique. Teniendo en cuenta esto, sólo puede haber un Yoga, aunque de igual manera que la flor tiene su pluralidad de pétalos, existen ramificaciones y subdivisiones en el camino del Yoga, en las clases clásicas. Mientras se las entienda como ramificaciones, no habrá pérdida en la anatomía de una parte, sino que se guardará la conciencia del todo.
FRASE DESTACADA:
“Cuando se han eliminado los obstáculos y purificado las envolturas, se dispone de todo el conocimiento, entonces nada le queda al hombre por hacer”.
Según “Los aforismos del yoga” de Patanjali, la práctica del proceso en general abarca ocho pasos progresivos que deben seguirse sistemáticamente. Muchos se especializan en algunos de los pasos de progresión, como los ejercicios del cuerpo, por ejemplo, o ciertas meditaciones, y están satisfechos con ello. Pero aunque se trata de elementos esenciales, no pueden llamarse Yoga.
El primer paso de la progresión se llama Yama, que significa regulación: regulación de la actividad de la mente y del cuerpo. Regula la sincronización del trabajo, del alimento, del descanso, del sueño y luego de sus pensamientos.
El segundo paso de progresión es Niyama, que significa rectificación, eliminación de todo lo que no se necesita, de todo lo que no sea bueno para el equilibrio de la mente y del cuerpo. Deja a un lado los alimentos que no son nutritivos, aunque sean agradables al gusto, y lleva a dieta selectiva. Incluso aquéllos que no practiquen el Yoga pueden seguir los principios básicos de la dieta Yoga de la vida rítmica.
El tercer paso de progresión se llama Asana. Esto no debe ser confundido con los asanas físicos, como ocurre en muchos libros de Yoga, ya que todos los ejercicios físicos pertenecen a los primeros dos pasos de progresión. Según Patanjali, “asana” significa encontrar estabilidad en nosotros mismos, el ‘YO SOY’ en nosotros. El ‘YO SOY’ en nosotros no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos al ‘YO SOY’ y formamos parte de la luz. Cuando comenzamos a pensar regularmente en esto, creamos un centro interno de acción, actuamos desde adentro y no como una reacción al ambiente.
El cuarto paso de progresión se llama Pranayama. Prana es la pulsación del cuerpo vital. Pranayama no es el control de la respiración, sino el proceso de regular las varias pulsaciones del cuerpo. Mantener la respiración lenta, suave y prolongada, mientras que, al mismo tiempo, se piensa en la respiración de una manera pausada, entonces la mente aprende a vivir con la respiración y restablece el ritmo. Éstos son los cuatro pasos preliminares de la progresión.
El quinto paso de progresión se llama Pratyahara o absorción de la mente y los sentidos. La palabra “pratyahara” significa traer de regreso. El sonido de la palabra sagrada OM se pronuncia vocalmente de una manera lenta, suave y prolongada, de este modo, su esencia musical lleva fácilmente y sin concentración a la absorción de la mente y los sentidos en la conciencia superior en camino hacia el principio puro del sonido.
El sexto paso de progresión se llama Dharana y significa contemplación: la mente es contenida por la conciencia del trasfondo. Debe enfocarse la mente en calma hacia la naturaleza superior del hombre y de la luz que brilla desde adentro, enfocándose entonces sobre “otra cosa”, hasta que cese y se pueda combinar la persona con la Presencia.
El séptimo paso de progresión es Dhyana, meditación en su sentido verdadero. La mente, que en Dharana aún se dirigía hacia un objeto, se deja caer, y el objeto de contemplación es entonces la única cosa que existe. A través de la contemplación y la meditación en la luz, podemos establecer el contacto con nuestro Yo superior. En las oraciones diarias, seremos capaces de escuchar su voluntad y podremos conducir nuestras vidas conforme a ella. Cuando sabemos cómo ubicarnos bajo el Ser Superior, somos capaces de avanzar hacia Samadhi.
El octavo paso de progresión, Samadhi, significa el logro de la unidad, el regir con ecuanimidad sobre cada plano de la conciencia. En este estado, desaparece la frontera entre el mundo objetivo y el subjetivo, siendo el observador absorbido en la existencia. En la experiencia de Samadhi no hay tiempo, hasta que se vuelve a la mente. Esta experiencia no puede ser descrita ni aún con muchas palabras, sino que es un estado natural, sea que el hombre esté en el mundo objetivo o en el subjetivo. Apenas una mirada o una palabra de un ser con este estado de conciencia puede transformar a un ser humano y liberar su alma aprisionada.
Es importante destacar que todo el mundo puede perfeccionarse con la práctica del Yoga, incluso mientras se vive en el mundo y se desempeñan los deberes cotidianos. El éxito no está en la práctica científica de las reglas del Yoga, sino en servir a la humanidad y en practicar el amor. Porque finalmente el camino del Yoga requiere la absorción de la mente inferior en la conciencia superior, logrando con el tiempo elevarse a un estado de meditación, de preservación y de unidad con toda la creación. Porque el Yoga, según las enseñanzas del maestro Patanjali es un camino conjunto hacia el desarrollo de la humanidad, no solo de quien lo practica.
Fuentes:
https://www.worldteachertrust.org/es/web/basics/yoga_-_the_path_of_synthesis
La Luz del Alma Su Ciencia y Efecto, Paráfrasis de Los Aforismos de la Yoga de PATANJALI, de Alice Bailey