En la madrugada del 29 de enero se inicia un nuevo ciclo de acuerdo a la cosmología china. Este nuevo año, basado en las fases de la Luna y también conocido como Fiesta de la Primavera, marca esta vez el número 4723 y la entrada al año de la Serpiente, un animal tan temido como venerado, presente en mitologías de todas las culturas del mundo y que nos invita a reflexionar en torno al manejo de nuestra energía y los elementos que representa este “pequeño dragón”, como la astucia y la capacidad para superar obstáculos.
Dentro de las numerosas mitologías que existen en el mundo sobre la creación de la humanidad, en China fue Nüwa la protagonista de ese momento. Con cuerpo de serpiente, fue esta diosa quien moldeó un trozo de barro para dar forma al primer ser humano, de un modo similar a Prometeo en la mitología griega o la copia de Gilgamesh que creó la divinidad sumeria Aruru. También conocida como emperatriz Wa, se la atribuye también la reparación de los Pilares del Cielo.
Hija de la diosa Huaxu y el dios del trueno, Leigong, Nüwa entra en acción después de la separación del Cielo y la Tierra causado tras la muerte de Pangu, el primero de los dioses mitológicos de China, un personaje venerado por la tradición taoísta, al que se le atribuye, entre otros logros, la creación del universo y todo cuanto hay en él. Embargada por la soledad, Nüwa da un paseo por el bosque, entre las montañas y los animales, donde sin compañía y presa de la tristeza, empieza a hacer figuritas de barro. Al principio, creaciones simples de animales, como ovejas o pollos, pero luego moldea la figura que le devuelve su reflejo en el río, quedando sorprendida cuando comprobó que aquellas formas, a las que llamó humanos, empezaron a hablar y caminar.
Esta diosa con cuerpo de serpiente es uno de las principales deidades chinas, por lo que existen distintos templos erigidos en todo el mundo dedicados a ella. Una visión muy distinta a la serpiente que aparece en la Biblia cristiana, donde este ser es el causante del pecado por el que pagamos el resto de la humanidad. En China, en cambio, la serpiente es responsable de nuestra creación.
Desde Nüwa hasta Bai Suzhen (conocida como Lady Bai), que encarna el espíritu de serpiente blanca de mil años de antigüedad, los ofidios son protagonistas de infinidad de cuentos y leyendas en Oriente, donde se asociaban con valores como la astucia, la introspección o la capacidad para superar adversidades, una cualidad que queda patente en su habilidad para mudar la piel, que se alineaba con la capacidad para superar los retos.
Por eso en el calendario chino, la serpiente ocupa el sexto lugar en el orden cronológico del horóscopo, después del dragón y antes del caballo. Y este es nuevamente su ciclo.
De esta forma la serpiente nos invita en su nuevo ciclo a meditar sobre sus atributos, pero también en torno a sus aspectos más oscuros, como una forma de trabajarlos en nosotros mismos, para limpiar el camino de la serpiente y avanzar en la integración de nuestro ser como un todo, que forma parte de una rueda conformada por una serie de aspectos, universos y formas de vida.
¡Feliz año de la serpiente!
Fuentes: