El ‘bestseller’ del oncólogo francés Henri Joyeux desaconseja tomar leche de vaca y está contra los transgénicos.
Carlos Cano
Henri Joyeux es un médico francés experto en nutrición y cáncer. Ha trabajado como cirujano oncólogo y digestivo, y ha sido profesor de Medicina en la Universidad de Montpellier. Pero lo que le ha convertido en celebridad es su faceta divulgadora. Bajo la máxima de «que tu alimento sea tu medicamento» ha ya vendido millones de ejemplares por todo el mundo y ahora su obra llega Hipanoamérica.
[layerslider id=»2″]
Su discurso no siempre es políticamente correcto. Carga contra los transgénicos, recomienda un consumo moderado de vino, recomienda evitar la leche de vaca y critica que la investigación médica esté financiada por lobbies privados. Asuntos que aborda ampliamente en Come bien hoy, vive mejor mañana (Planeta, 2017) y sobre los que ha respondido por teléfono, con la ayuda de una intérprete.
Su libro empieza con una advertencia: lo que sale en los anuncios es justo lo que no hay que comprar…
Hay que ayudar a la gente a discernir. Cuando ves los anuncios de Coca-Cola en los Juegos Olímpicos, eso es lo que no hay que comprar. Y lo mismo con Danone. Pero si ves un anuncio de naranjas españolas, entonces sí. La publicidad está empezando a cambiar.
El libro aborda la muchos temas relacionados con la alimentación. Joyeux defiende el pan integral elaborado con variedades ancestrales de trigo, explica que la alteración del olfato puede ser un síntoma precoz de enfermedades neurodegenerativas, abunda en los perjuicios de ciertos aditivos alimentarios y nos alerta sobre «una nueva adicción» a la que se refiere como «lacteolismo».
[layerslider id=»3″]
En su opinión, tomamos demasiada leche y derivados lácteos sin que ello reduzca la osteoporosis. Al contrario, según consta en el libro, un exceso de lácteos aumenta el riesgo de padecer obesidad, diabetes, transtornos inflamatorios del tubo digestivo, tumores, enfermedades del sistema nervioso…
Critica el consumo de leche de vaca. Un producto básico para muchos hispanoamericanos…
La vaca está bien para obtener la carne, pero los factores de crecimiento que contiene su leche son adecuados para un ternero, que en un año gana 160 kilos. ¡Un niño solo gana 5!
¡Llevamos siglos tomando leche de vaca! ¿Cuál es el problema?
Antiguamente se hervía la leche y eso destruía los factores de crecimiento, pero actualmente se somete a un proceso de ultra alta temperatura o UHT: 130 o 140 grados durante 3 o 4 segundos. Con este sistema no se destruyen los factores de crecimiento. Y en oncología, los tratamientos actuales son tratamientos antifactores de crecimiento. Si quieres tener cáncer, dime dónde quieres tenerlo y te diré cómo te tienes que alimentar. De próstata, de mama, de colon, de pulmón… Se trata de destruir tu inmunidad simulando los genes del cáncer.
Además de alertar sobre prácticas poco saludables, el libro también está repleto de consejos y, si bien algunos de ellos ya gozan de bastante predicamento, otros son más controvertidos. Joyeux sugiere cocer al vapor sin superar los 95 grados para así conservar las vitaminas y fitohormonas, eliminando cualquier rastro de pesticidas o metales pesados. También propone una dieta basada en fruta y verduras (aunque se refiere a los veganos como «talibanes de lo vegetal»), y simpatiza con los productos ecológicos pese a que «aún no existen pruebas científicas» que avalen a quienes los defienden como una alternativa aún más saludable. Hay dos temas, sin embargo, en los que discrepa del discurso oficial: los transgénicos y el vino…
¿Por qué no hay nada mejor que comerse una manzana todas las mañanas?
O kiwis, o naranjas, o pomelos… Yo lo dice el refrán: «An apple a day, keeps the doctor away. Una manzana al día y alejarás al médico». Hipócrates ya lo decía 500 años antes de Cristo: «Que tu alimento sea tu medicamento».
Si pudiera reunirse con el comisario europeo de Salud o de agricultura, ¿qué tres medidas le pediría que tomara?
En primer lugar, independencia total de los ‘lobbies’. En segundo lugar, que le diga a los europeos que tienen la mejor agricultura del mundo, la ecológica, y que aumente las ayudas para promocionarla. Y en tercer lugar, que limpie los mares.
[layerslider id=»1″]
La comunidad científica internacional ha alcanzado un amplio consenso sobre los transgénicos y, al parecer, no se ha demostrado ningún tipo de perjuicio sobre la salud.
Eso no es cierto. La comunidad científica está financiada por Monsanto y los grandes vendedores de semillas. En Burkina Faso rechazaron el algodón OGM [organismo genéticamente modificado] y, en India, el maíz. La alimentación genéticamente modificada hay que dejársela a los estadounidenses.
¿Tiene constancia de algún efecto nocivo sobre la salud causado por alimentos transgénicos?
Sí, hay pruebas. Un colega de la Universidad de París hizo estudios con animales y, con consumos de larga duración, encontró anomalías en los riñones, en el hígado y en el cerebro. Los alimentos OGM están destinados a un consumo regular: tomates, fruta, carne… No estoy diciendo que tomarlos un día sea peligroso. Pero los productos OGM deberían etiquetarse. En California se aprobó en referéndum y, cuando los sondeos demostraron que la gente quería ese etiquetado, los laboratorios lanzaron una campaña publicitaria muy intensiva en televisión. El resultado fue que dejó de etiquetarse porque dicen que no tienen peligro. Es un problema de dinero. Es un imperio como el de las vacunas. Gente que busca ganar dinero burlándose de la salud de la gente.
Los nutricionistas españoles sostienen, citando a la OMS, que el alcohol es teratogénico. Usted, sin embargo, insiste en que un consumo moderado de vino puede ser beneficioso para la salud. ¿Por qué?
Un exceso de alcohol es perjudicial, evidentemente. Pero una copa de vino al final de cada comida, sobre todo de vino tinto, es excelente para la salud. Y en el caso de las mujeres, un copa al día, siempre que no estén embarazadas, claro.
[layerslider id=»2″]
¿Sucede lo mismo con la cerveza u otras bebidas alcohólicas?
El problema de la cerveza es que en Baviera se han detectado muchos casos de cáncer de recto y se ha relacionado con el consumo de cerveza. Pero el problema no es el producto en sí. ¡El problema es el exceso!
Hay cuestiones, como la de los transgénicos o la del alcohol, en las que la sociedad recibe mensajes contradictorios y todos ellos procedentes de médicos o científicos. ¿A quién nos tenemos que creer?
Todos los científicos tienen su opinión, pero la investigación, en Europa, ya no la financia el Estado sino la empresa privada. Son los ‘lobbies’ los que financian la investigación. Danone, por ejemplo, no va a financiar un estudio para demostrar que los excesos son perjuciciales. Ni Coca-Cola, ni Nutella… Hay que distinguir a los científicos independientes de los que no lo son.
Hay quien cree que nos tomamos la alimentación de forma muy sectaria. Casi como una religión. ¿Qué le parece?
Es un argumento totalmente estúpido. La alimentación es la base de nuestra salud. Si tomas porquería con pesticidas o tomas demasiados antibióticos o productos que no tienen ningún sabor, que no te sorprenda acabar enfermo. Comer mejor no es tan difícil. La naturaleza nos da la mejor, pero los agricultores puede mandarnos al hospial o, si trabajan en ecológico, ayudarnos a mejorar nuestra salud. La salud no es una religión. Es lo visible frente a lo invisible.
Pero hay personas que no solo recurren a dietas detox o a superalimentos sino que los defienden de forma radical. ¿Diría que están bien aconsejadas?
Esa gente suele venir de un exceso. Por ejemplo, después de seguir una dieta con excesivos productos animales, un buen día se dan cuenta y pasan a la religión de lo vegetal. Los veganos, por ejemplo. ¡Eso es excesivo! Pero no suele durar porque al cabo de un año empiezan a manifestarse las carencias. No hay que culpabilizarles, pero sí hablarles de las ventajas de tomar huevos, miel o queso de cabra u oveja. Son productos de origen animal, pero buenos para la salud. Igual que el pescado o el marisco.
Texto original de cadenaser.com