Tras examinar el tipo de ejercicio, la duración, su frecuencia y la intensidad, los investigadores de las Universidades de Oxford y Yale concluyen que los beneficios para la salud mental son mayores cuando se practican deportes de equipo populares, que conllevan mucha socialización, seguidos del ciclismo, las actividades aeróbicas y las de gimnasio, y también cuando se realizan sesiones de actividad de 45 minutos y entre tres y cinco veces por semana.
Para esta investigación, publicada en la revista británica médica The Lancet, los investigadores compararon el número de días “de mala salud mental” que declaraban las personas participantes en función de si practicaban ejercicio o no, después de equiparar ambos grupos en términos de edad, raza, género, estado civil, ingresos, nivel de educación, índice de masa corporal, estado de salud física y posibles diagnósticos previos de depresión.
La principal pregunta que se le hizo a las personas que participaron en el estudio fue, ¿cuántas veces al año se habían sentido tristes o deprimidos?, a lo que las personas que se ejercitaban respondieron que alrededor de unos 30 días al año, mientras que las personas que no practicaban actividad física respondieron que alrededor de 50.
Los investigadores compararon el grado de bienestar que reportan las personas en función de sus ingresos y descubrieron que las personas físicamente activas se sienten tan bien como aquellas que no practican deportes, pero ganan más dinero (25.000 dólares anuales, en el estudio).
Mantenerse físicamente activo está relacionado con un menor deterioro cognitivo y un mejor funcionamiento de la memoria, de la concentración y, por tanto, de la productividad, así como con menores trastornos del sueño.