Una dieta saludable y comida sana se asocia con una mejor autoestima y menos problemas emocionales en los menores, independientemente de su peso. Así concluye un nuevo estudio realizado en ocho países, que también recoge datos a la inversa: la autoestima se vincula con pautas que restringen el consumo de azúcares y grasas, y fomentan el de pescados y verduras.
Tener pocos amigos o ser objeto de burlas son algunos de los problemas emocionales que sufren cada día muchos niños y niñas. Ahora, un estudio publicado en la revista BMC Public Health vincula estos aspectos con la alimentación.
El trabajo asocia la ingesta de productos saludables con una mejor autoestima y menos trastornos emocionales en los menores, independientemente del peso corporal. De la misma forma, una mejor autoestima se relaciona con una mejor adherencia a las pautas de alimentación sana.
Los autores advierten que los niños con mala alimentación y bajo bienestar eran más propensos a abandonar los estudios y, por tanto, estaban subrepresentados en el seguimiento a dos años, lo que complica las conclusiones acerca de las verdaderas tasas de mala alimentación y bajo bienestar.