La deforestación en la Amazonía brasileña aumentó un 93% entre enero y septiembre de 2019 respecto a mismo periodo del año anterior, según datos preliminares divulgados por el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales.
Dos de las industrias involucradas que consumen la selva amazónica son la soya y la carne de res.
Brasil es el mayor exportador mundial de carne de res, con un récord de 1,64 millones de toneladas enviadas a sus principales mercados, China, Egipto y la Unión Europea en 2018, según la Asociación Brasileña de Exportadores de Carne de Res.
El país ha experimentado un aumento en su producción en las últimas dos décadas, con exportaciones que aumentaron en peso y valor 10 veces entre 1997 y 2016, lideradas por tres compañías gigantes: JBS, Minerva y Marfrig.
Todo este crecimiento ha sido a expensas de la selva amazónica.
“La ganadería extensiva es el principal impulsor de la deforestación de la selva amazónica, con poco más del 65 % de las tierras deforestadas en el Amazonas, y que ahora están siendo pastadas”, según Romulo Batista, investigador de Greenpeace.
La soya, un importante cultivo comercial para Brasil, también fue una vez un importante contribuyente a la deforestación. El cultivo experimentó un aumento dramático en la década de 1970, impulsado por la migración de los agricultores, el desarrollo de los cultivos transgénicos y el uso de pesticidas.
Brasil exportó un récord de 83.3 millones de toneladas de la cosecha en 2018, un 22 % más que en 2017, según el Ministerio de Economía de Brasil.
Las exportaciones brasileñas de soya a China aumentaron casi un 30 % el año pasado gracias a la disputa comercial con Washington, que empujó a Beijing a buscar otras fuentes del cultivo que utiliza para alimentar al ganado.
Otros bosques en Brasil, a parte de la Amazonía, como la sabana tropical, están siendo talados para el cultivo de soya. En junio, Greenpeace denunció la “adicción” europea a la soya brasileña utilizada en criaderos porcinos y avícolas.