Bután, un pequeño país entre la India y China, ha dado un enorme paso hacia un mundo más sostenible y ecológico. El país ya es conocido por practicar una política muy especial: primar la felicidad de las personas sobre los intereses económicos. De hecho, usa, en vez del PIB, los índices llamados Felicidad Bruta Nacional (FBN) y Felicidad Bruta Interna (FBI) para basarse en la toma de decisiones políticas: lo que importa es la calidad de vida desde criterios psicológicos en vez de económicos.
Los cuatro pilares de la FBN son la promoción del desarrollo socioeconómico sostenible e igualitario, la preservación y promoción de valores culturales, la conservación del medio ambiente y el establecimiento de un buen gobierno.
La agricultura orgánica ayudará a lograr los tres primeros, ya que, respecto a la conservación de la propia cultura, los métodos tradicionales (así como los cultivos locales) son, casi siempre, los más apropiados para lograr una agricultura sostenible.
Lo cierto es que el paso a una agricultura 100% orgánica no ha sido difícil para Bután, ya que muchos de sus granjeros y agricultores ya usaban métodos agroecológicos para el cuidado de sus granjas y cultivos, aunque no estuvieran certificados.