En la comuna de Ñuñoa, hay una antigua casa de dos pisos que destaca en el barrio por su particular estilo arquitectónico y, además, porque es el centro de operaciones de la Corporación Cultiva.
Alejandra de la Cerda / Fotografías: José Miguel Rojas
Amablemente nos recibe Alejandra Millán, Directora de Programas de la Corporación, quien con nostalgia nos comienza a hablar de un ombú que está en el patio de esta maravillosa casa, que parece sacada de un libro de Pablo Neruda, debido a los constantes guiños hacia la vida y a la libertad en alta mar que tiene en su construcción.
Y es que este ombú, especie de planta arborescente, es conocido por su tronco grueso y por el gran tamaño que puede llegar a alcanzar (hasta unos 15 metros). Además, se le reconoce por la copa que se forma cuando va creciendo y por las raíces que se escapan por todos lados, razón que llevó a que lo tuviesen que cortar, ya que esta planta estaba levantando el cemento de las edificaciones colindantes.
Parece una ironía que hayan talado un árbol en el patio en donde funciona una corporación dedicada a la reforestación. Pero es así, sobre todo cuando la naturaleza entra en conflicto con el desarrollo de la urbe.
Ese mismo conflicto es una de las razones por las cuales la Corporación Cultiva lucha día a día reforestando distintos espacios de la ciudad para traer de vuelta algo de calma y de vida a los seres humanos que habitan las ciudades, junto con el aporte medioambiental que por supuesto hacen los árboles y la naturaleza en general a nuestro ecosistema.
Alejandra Millán nos cuenta que uno de los principales proyectos que hoy mantiene la Corporación Cultiva es la reforestación del Cerro Chena. A partir del alto déficit de áreas verdes en la zona sur de Santiago, el Gobierno Regional Metropolitano de Santiago se unió a Cultiva Empresa, Corporación Cultiva y el Parque Metropolitano para plantar en una primera etapa 12.880 nuevos árboles en el Parque Metropolitano Sur. La Corporación Cultiva ya ha plantado 900 árboles en el marco de este proyecto, junto a colegios de San Bernardo y Calera de Tango, permitiendo con ello la captura de 227 toneladas de CO2.
«La crisis medioambiental y, por qué no, la crisis de existencia que viven hoy en día las personas, están muy ligadas entre sí según la Corporación Cultiva, institución que a través de sus programas trabaja para reforestar y enseñarle a las futuras generaciones cómo cuidar y mantener el medioambiente, junto con ayudar a devolverle el sentido a las personas».
¿Cómo nace la Corporación Cultiva?
Cultiva nace por la iniciativa de los profesores Guillermo Scallan y Verónica Matus, del Colegio Giordano Bruno, quienes junto a sus alumnos y apoderados comenzaron a plantar árboles en las cercanías del colegio, como una forma de canalizar los valores de los jóvenes en acciones concretas que vayan en beneficio de la sociedad. La iniciativa fue tan exitosa que luego esta actividad fue extendiéndose hacia otros colegios. Hoy principalmente se trabaja con colegios municipales y en jardines infantiles que no cuentan con áreas verdes. Son los mismos alumnos de estos recintos quienes participan en las plantaciones de árboles, arbustos y hortalizas, aprendiendo sobre el ciclo de cultivo y crecimiento, lo que posibilita que se maravillen con este proceso. Hay que considerar que muchos niños no poseen áreas verdes en sus casas ni en los jardines o colegios, por lo cual este espacio de plantación se convierte en algo único para el encuentro con la naturaleza, de manera de recordar a los seres humanos el ritmo natural de la vida, posibilitar la introspección e invitarlos a hacer una pausa en sus vidas.
¿Con qué grupos trabaja la Corporación Cultiva?
Trabajamos con distintos grupos, estudiantes principalmente, pero también con grupos de scouts y trabajadores de empresas. Los jóvenes son nuestro principal foco de trabajo y con ellos reforestamos cerros islas, la precordillera o lugares públicos a través de arbolados urbanos o parques, básicamente porque en esa etapa de la vida los jóvenes están formando sus valores, lo que los hace más receptivos a su entorno, a lo que pueda ser un referente en sus vidas y al trabajo que les pueda dar sentido. Al trabajar en conjunto y formarlos con estos conceptos, les mostramos cómo se puede reforestar para mejorar los suelos, evitar su erosión, capturar MP10/CO2 y tener un mejor aire en la ciudad. De esta forma, los niños y jóvenes el día de mañana serán adultos conscientes, capaces de cuidar el medioambiente, junto con entender su funcionamiento y valorar la importancia que el medioambiente tiene para nuestras vidas. Además, muchos de los jóvenes con los que trabajamos no viven cerca de áreas verdes, razón por la cual el espacio que les brindamos es fundamental para su desarrollo.
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El ritmo de la sociedad tiene muy alteradas a las nuevas generaciones, por lo que entregarles un espacio de trabajo con la naturaleza les devuelve la calma y los hace tomar conciencia sobre los ritmos naturales, que nosotros también tenemos, pero que vamos perdiendo por las exigencias de la sociedad moderna. Actualmente todo es rápido, pasajero, con una visión de extracción desbocada, y la lógica de la naturaleza es contraria a esto. Nosotros además de reforestar y de generar pulmones verdes para las ciudades, trabajamos para devolver la conciencia de lo natural a las personas. Ayudamos a comprender que somos parte de ella y que sin ella no podemos subsistir.
¿Cómo logran financiar estos proyectos?
El financiamiento proviene básicamente de instituciones privadas y gubernamentales, quienes apoyan las iniciativas ya sea porque hemos postulado a fondos en particular, o bien por iniciativas de Responsabilidad Socio-Ambiental.
¿Cuántos programas han ejecutado hasta la fecha? ¿Cuántos árboles han plantado? ¿Qué impacto ha tenido eso en el medioambiente?
Desde el año 2000, hemos plantado 32.521 árboles, los cuales han contribuido a la captura de 573 toneladas de CO2 y a eliminar 732 toneladas de polvo en suspensión (este último, en unión con los gases atmosféricos, se convierte en material particulado: una de las principales causas de las enfermedades respiratorias en invierno). En total, hemos realizado 470 proyectos, con más 19.800 participantes.
De vuelta a lo natural
¿Qué ocurre con los niños cuando se involucran en actividades de reforestación o de plantación de árboles?
Lo positivo de la experiencia es que los niños y jóvenes encuentran una posibilidad de reconexión, de calma, de sencillez. Al ser parte de estas actividades, ellos valoran lo que son capaces de hacer, toman conciencia de que con voluntad y trabajo en equipo se puede transformar el entorno. De esta forma, se convierten en promotores de un cambio positivo, en el que ellos son los protagonistas, vectores de cambio al transmitir la experiencia que viven. Muchos niños tienen este espacio como la única oportunidad para volver a aprender de la naturaleza y a conectarse con ella, rasgo básico del ser humano que se ha perdido, pero que hoy se puede recuperar una vez que se comprende cómo funciona, cuál es la importancia de los árboles y cómo y por qué se deben cuidar. Además, en muchos lugares donde trabajamos también instalamos juegos de materiales nobles, generando un espacio de estímulo, de asombro y de descubrimiento para el desarrollo de los infantes. Buscamos la armonía en su entorno, con la naturaleza, con los elementos que se incorporan, que sobre todo en jardines infantiles antes no existían.
Nosotros no solo hacemos las actividades de reforestación, también damos charlas sobre el problema de la contaminación y el impacto medioambiental que tienen los árboles, las plantas y por qué hoy más que nunca debemos cuidarlos.
“El ritmo de la sociedad tiene muy alteradas a las nuevas generaciones, por lo que entregarles un espacio de trabajo con la naturaleza les devuelve la calma y los hace tomar conciencia sobre los ritmos naturales, que nosotros también tenemos, pero que vamos perdiendo por las exigencias de la sociedad moderna.”
¿Qué diferencias tienen con organizaciones similares que también reforestan?
Básicamente, nosotros entendemos que la naturaleza es vital en la vida de las personas, y que esta es una pieza importante para que el ser humano retome su eje, su centro. La naturaleza nos ayuda a tomar una pausa para pensarnos y sentirnos. Hoy en día no le damos el espacio suficiente y es necesario para retomar un ritmo de vida que sea más armónico para nuestra existencia. Con este fin, buscamos mecanismos que generen esa conciencia, partiendo por nosotros mismos, reconociendo que cada acto que realizamos tiene una consecuencia. Al ser conscientes de nuestro impacto, podemos actuar sobre el mismo para minimizarlo. De esa forma, la Corporación Cultiva genera experiencias formativas y, esperemos, transformadoras en las personas; que sean significativas para actuar en la regeneración de la naturaleza y así mejorar las condiciones de vida de todos. Desde esa base partimos y desarrollamos nuestros programas.
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En el mundo entero hay una crisis medioambiental. Chile no escapa a eso. ¿Cómo debería abordarse la reforestación a nivel gubernamental?
Hay iniciativas gubernamentales, enmarcadas en la mitigación del cambio climático, como CONAF, en las que se hace un esfuerzo para conservar y regenerar los recursos vegetacionales. Reconocer dichos recursos ya es un logro, en términos de tomar conciencia de que para conservar la biodiversidad y proteger la vegetación nativa no solo son importantes los árboles, sino todos los recursos vegetacionales que componen un ecosistema, como los arbustos, los pastizales y hasta los líquenes. Generalmente, en Chile, asociamos la reforestación con el sur del país; sin embargo, también tenemos bosques en el Norte de Chile, como lo es la Pampa del Tamarugal, donde existen tamarugos y algarrobos. Debemos sumar fuerzas e iniciativas para reforestar en todas las latitudes y así amortiguar la desertificación y el cambio climático.
Por otro lado, en la conferencia sobre cambio climático COP20, Chile se comprometió con la reforestación de 100.000 hectáreas de bosque nativo y la conservación de otras 100.000 ha. Esperamos que este compromiso se lleve a cabo y que se distribuya a lo largo del país, en forma participativa, involucrando a las comunidades para generar mayor concientización sobre la importancia de la naturaleza en el logro de una vida en armonía.
Con respecto a esto último, Alejandra Millán nos cuenta -con una visión optimista- que dentro de todo se están haciendo cosas, pero que es importante que existan más iniciativas y que las instituciones privadas y públicas, en conjunto con la ciudadanía, logren hacer sinergia para trabajar en conjunto, ya que si bien el daño medioambiental es inminente, aún existen acciones que se pueden implementar para mitigar los efectos, aportando de paso al bienestar del ser humano.