Por extender la vida útil de las computadoras y combatir la obsolescencia programada, el activista e inventor Eric Lundgren fue sentenciado a la cárcel por tratarse de una actividad ilegal.
06/18/2018
El término “obsolescencia programada” hace referencia a la forma en la que muchos aparatos electrónicos son diseñados o programados para ser desechados tempranamente, cuando bien podrían ser usados por más tiempo. La obsolescencia programada es la vida útil que le da una fábrica o empresa a un producto, cuando pase este periodo de vida útil el producto se volverá obsoleto, inútil.
Las razones por las que esto ocurre van desde cuestiones en la fabricación que podrían ser evitadas hasta detalles irrelevantes en la funcionalidad, o el mismo marketing que hace que los usuarios busquen comprar nuevos aparatos cuando los que tiene siguen funcionando perfectamente.
El producto debe estar diseñado para convencer al cliente de que es de calidad, a pesar de que el tiempo necesario para sustituirlo sea más corto que el tiempo real de su vida útil. De esta manera, cuando el producto falla, el cliente tendrá que comprar otro, habitualmente la versión actualizada.
Este comportamiento es poco ético. Por ello, en contra de esta nefasta tendencia, que además produce una enorme cantidad de basura electrónica, la cual suele ser la más tóxica del mundo -por el uso de metales raros en los gadgets-, el emprendedor Eric Lundgren creó un negocio en el que utilizaba desechos electrónicos para extender la vida útil de otros electrónicos. Lundgren cobró fama al construir un automóvil con desechos electrónicos, que superó en una prueba a un auto Tesla.
Eric Lundgren de 33 años fue condenado a 15 meses de cárcel por un tribunal de Miami por infringir los derechos de Microsoft al crear “discos de restauración” para prolongar la vida útil de las computadoras. Lundgren había argumentado que estos discos no tenían valor alguno, pero la corte determinó que su valor era de 25 dólares cada uno, un total de alrededor de USD $700.000. (según fueron valuados por Microsoft), aún cuando podían descargarse gratuitamente y sólo podían usarse en computadoras que ya contaban con la licencia de Microsoft.
Los CDs de restauración ayudan a los usuarios a restaurar Windows en las computadoras si la instalación está corrupta, y requieren que los usuarios tengan una licencia de uso previamente adquirida. Generalmente, los usuarios los botan a la basura o los pierden. Sin embargo, los mismos discos pueden ser descargados a una computadora en un proceso que, aunque no es demasiado complicado, muchos usuarios no se sienten capaces de hacer. Lundgren notó que, en muchos casos, las personas estaban botando sus computadoras viejas y comprando nuevas en vez de restaurar Windows, así que decidió manufacturar estos discos que podrían enviarse a tiendas de computación por 25 centavos de dólar. Con esto, según Lundgren, se podían reducir los desechos electrónicos.
Lundgren hizo y envió 28.000 de los discos a un corredor en Florida. Su plan era venderlos a las tiendas de restauración de computadoras por unos 25 centavos cada uno, para que lo que los técnicos pudieran proporcionarlos a los compradores de ordenadores usados sin tener que tomarse el tiempo para crearlos por sí mismos. A su vez, el nuevo usuario podría usar cada disco para el mantenimiento de su computadora la próxima vez que ocurriera un problema. Sin embargo, esto no salió como pensaba, ya que las autoridades estadounidenses decomisaron el envío. Cuando un corredor llamado Robert Wolff le ofreció 3 mil 400 dólares por los discos, ambos fueron detenidos por traficar productos falsificados y por infracción de derechos de autor.
Existe cierto consenso en que lo que Lundgren hizo fue ilegal. No obstante, el mismo juez notó, durante el juicio por el caso, que la sentencia fue difícil, pues estaba consciente de que la intención de Lundgren era evitar los desechos electrónicos, y no hacer negocio.
“Se trata de una sentencia difícil”, le dijo en 2017 Daniel T.K. Hurley, juez de distrito de los Estados Unidos, “porque le doy crédito a todo lo que usted me dice. Es una persona muy notable”.
“Voy a ir a la cárcel; lo he aceptado”, aseguró Lundgren. “Pero no me gusta que la gente no comprenda por qué voy preso. Con suerte, lo que me ha ocurrido puede arrojar algo de luz sobre la epidemia de desechos electrónicos que tenemos en los Estados Unidos, lo derrochadores que somos… ¿Cuándo es correcto que la gente se levante y diga algo? Yo no dije algo al respecto, simplemente actué”.
Para profundizar: lea la noticia en Los Ángeles Times