Con conceptos tan equivocados sobre la vida, la muerte, la salud, la enfermedad, la sexualidad y la educación entre muchos otros, no es de extrañar que nada funcione muy bien a nivel social.
Iván Andrés Santandreu, 2017-08-27
“Muchos inocentes no conocerán la luz del día luego del fallo del Tribunal Constitucional que acoge el aborto…golpea duro el derecho a vivir” ha señalado un ilustre senador de la República. Me recuerda la búsqueda de “vida” fuera de nuestro planeta y más allá del sistema solar. Ambas obedecen al mismo concepto, la vida entendida solo como la vida biológica y la ausencia o extinción de esta como proceso de desintegración irreversible a la que se le llama “muerte”.
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Desde tiempos antiguos, prácticamente en todas las culturas, civilizaciones y épocas, se ha sabido que la vida y la muerte son solo una ilusión de los sentidos; que todo está vivo, incluida la materia “inanimada”: los planetas, el Sol, las piedras, las estrellas y las galaxias.
Hay que saber y entender que vivimos en un período de anomalía histórica para poder comprender lo extraviado de la afirmación del ilustre senador y de los científicos que buscan “vida” más allá de nuestro planeta.
La continuidad de la vida en un eterno ciclo de manifestación, también conocida como reencarnación, ha estado presente en toda la humanidad desde la Antigüedad, en las religiones romana, egipcia y griega, en el hinduismo, el budismo, el taoísmo, el jainismo, el sijismo y el sintoísmo. También se ha hecho evidente en las religiones no africanas y tribales de América y Oceanía.
La reencarnación también formaba parte del conocimiento de los cristianos originales, proscrito por el emperador Constantino en el año 325 d.C. Y como es difícil torcer la realidad que emerge cada cierto tiempo, en el año 553 d.C., la Iglesia tuvo que enfrentar de nuevo el concepto de la reencarnación y condenarlo explícitamente. Hoy en día, después de siglos de manipulación y de tergiversación de las enseñanzas originales de Cristo por parte de la Iglesia, un 40% de los católicos todavía está de acuerdo con el concepto de reencarnación.
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Lo que quiero destacar aquí es el nivel del debate de las leyes y normas que nos rigen como sociedad. Con conceptos tan equivocados sobre la vida, la muerte, la salud, la enfermedad, la sexualidad y la educación entre muchos otros, no es de extrañar que nada funcione muy bien a nivel social.
Existen todos los elementos, conocimientos y recursos para vivir individual y colectivamente bien en todas las áreas: salud, educación, alimentación, vivienda, transporte, etc. La verdad es que podríamos hacer de este planeta un paraíso, un lugar grato para vivir, pero nuestra interpretación tan deforme de la realidad lo hace asemejarse más bien a un infierno.
Meritocracia y educación son los conceptos claves a nivel social para salir adelante durante este milenio.