Europa occidental con Francia a la cabeza tiene los niveles más bajos de confianza en las vacunas. En el extremo opuesto se encuentran Bangladesh y Ruanda, en donde casi un 100% en ambos países, consideran que estas son seguras y efectivas. En Chile la desconfianza en la vacunación también es mayor en los estratos económicos altos.
2019-06-24
Los europeos tienen los niveles más bajos de confianza en las vacunas, según una encuesta mundial de actitudes públicas hacia la salud y la ciencia publicada el pasado mes de junio, que consultó a más de 140.000 personas mayores de 15 años en 144 países.
El estudio encontró que las personas que viven en países de altos ingresos y altos niveles de educación presentan los niveles más bajos de confianza en las vacunas, un resultado que coincide con el auge de movimientos antivacunas, los que ponen en duda la eficacia y seguridad de las mismas.
Francia tiene los niveles más bajos de confianza, según el sondeo ordenado por la organización de caridad médica británica Wellcome Trust y realizado por Gallup World Poll entre abril y diciembre de 2018. Un tercio de los franceses (33%) no cree que la inmunización sea segura, según la encuesta.
En el extremo opuesto se encuentran Bangladés y Ruanda, que tienen los niveles más altos de confianza en las vacunas, con casi 100% en ambos países, donde las personas consideran que son seguras, efectivas y que es importante que los niños las tengan.
Los niveles más bajos de confianza en relación con las vacunas se dieron en Europa occidental, donde más de un quinto (22%) de las personas no está de acuerdo con que las vacunas sean seguras, y en Europa oriental, donde el 17% no las considera efectivas.
«Creo que esperábamos esa tendencia general, porque donde hemos visto ese escepticismo y preocupación sobre las vacunas, tiende a ser en los países más desarrollados», señaló Imran Khan, de Wellcome Trust.
Esta tendencia global se replica en Chile, en donde la desconfianza en la vacunación es mayor en los estratos económicos altos. Un estudio exploratorio realizado por la cartera de salud para dimensionar la confianza de las personas en el procedimiento de vacunación que dividió a los consultados en grupos socioeconómicos, arrojó que es en los estratos altos donde la postura antivacunación se radicaliza, desconfiando de su composición, distribución y aplicación. En tanto, en los grupos más pobres la confianza se mantiene más estable.