Historiador, cineasta y astrólogo chileno avecindado en Argentina hace varios años, Álvaro de la Barra Puga nos presenta en esta entrevista una mirada profunda y amena de las bases de la astrología, como una herramienta milenaria que nos ayuda a entender, entendernos y crecer juntos como sociedad. Porque es en la comprensión de nuestras bases formativas, de nuestra historia y procesos, donde nos vinculamos con las personas que están a nuestro lado, entendiendo sus diferencias y similitudes.
Producto de una serie de intersecciones, quiebres y vivencias intensas, algunas de ellas decantadas en películas como parte de su carrera como historiador y cineasta, Álvaro de la Barra Puga reflexiona y comenta que ha dedicado toda su vida a la investigación del comportamiento humano. Una ruta que lo llevó suavemente a un camino que la humanidad ha seguido durante milenios: buscar respuestas en el universo, o mejor dicho, en el gran baile astral, estudiando astrología cada vez de manera más profunda, hasta convertirse en un referente en esta práctica, desde el enfoque de las sincronías y los vínculos entre todos quienes formamos parte del mundo que habitamos. E incluso, más allá.
“Vengo de una familia dedicada al teatro y eso nos llevó a estudiar reacciones, comportamientos del ser humano”, explica y agrega además que fue su propia historia, al nacer en los inicios de la Dictadura Cívico Militar en Chile y una orfandad muy temprana por el asesinato de sus padres en diciembre de 1974, la que lo inspiró a tener siempre una lámpara iluminando el pasado, intentando descubrir los orígenes. Ese camino lo llevó a estudiar historia, luego enfocarse en el cine y posteriormente, en los objetos celestes, un acercamiento que logró mientras estudiaba dramaturgia, a través de William Shakespeare. “Cuando supe que él era astrólogo y que sus personajes, tan maravillosos todos, eran arquetipos astrológicos y además – por aquello de las sincronías-, me tocó un taller con un director argentino (justo cuando estaba empezando a venir a Argentina), que trabajaba los montajes teatrales a través de arquetipos astrológicos, fue cuando comprendí el llamado y lo atendí”, recuerda.
De esta forma, ha estudiado junto a destacados astrólogos como José Millán, Julio Caruti y Alejandro Lodi, ingresando en temáticas como los arquetipos, sinastrías, revolución solar y especialmente la llamada Astrología Mundial o Mundana, que tiene relación con el estudio de los ciclos de la historia de la humanidad. “Y ahí se combinan dos pasiones mías, que son la historia y la astrología”, señala.
Porque si revisamos la historia de la humanidad, la observación y estudio de los patrones de movimiento de los astros, ha estado siempre presente: “Observamos el cielo, primero por curiosidad, porque se nos ocurrió mirar hacia arriba y vimos que la noche estaba estrellada, que la Luna iluminaba la noche oscura, y que algo se movía, que había cierta danza del cosmos. Pero luego empezamos a darnos cuenta de que había cierta matemática, que la danza tenía ciertos patrones”, comenta Álvaro. Y así la humanidad empezó a encontrar los símbolos, que en su psique y en sus emociones tenían un significado detrás, una correspondencia con hechos pequeños, medianos y grandes, tanto de su realidad como también internos.
La danza cósmica
– La humanidad desde sus inicios buscó información y estableció sus civilizaciones en torno a la observación de los astros, pero también están las respuestas dentro de uno. ¿De qué forma se hace este enlace entre las respuestas que tengo dentro y las que me puede entregar esta sincronía con el universo?
– Una de las leyes hermenéuticas que deja el maestro Hermes Trismegisto es: “lo que es adentro es afuera, como es arriba es abajo”. A partir de ese momento comenzamos a entender que lo que ocurría en el universo, no podía sino ocurrir también dentro de nosotros, se trata de la comunicación y la conexión que existe entre el alma y el cosmos. Nosotros vivimos como todo el universo, en un lugar específico donde confluyen las energías. Los habitantes energéticos que estamos en la Tierra no vamos a percibir el afuera, todos al unísono, sino que tenemos un prisma para mirar esa energía; ese prisma es el que nos individualiza, nos hace valorar, comprender, entender o no, a la otra persona, al otro ente que tiene un prisma distinto. Comprender eso, nos permite entender las reacciones, las valoraciones y la manera en que nos vinculamos con una persona o con otra. Si todos entendiéramos un poquito de esta mirada, de este prisma que nos filtra la luz, la energía, nuestros vínculos pasarían inmediatamente a otro nivel. Y esto es lo que la astrología moderna intenta pasar con la palabra. A partir de los estudios más concretos de astrología de Liz Greene, Howard Sasportas, está esta búsqueda de la astrología vincular, que nos puede ayudar a vincularnos mucho mejor entendiendo el punto de vista del otro, la mirada del otro.
“Los habitantes energéticos que estamos en la Tierra no vamos a percibir el afuera, todos al unísono, sino que tenemos un prisma para mirar esa energía; ese prisma es el que nos individualiza, nos hace valorar, comprender, entender o no, a la otra persona, al otro ente que tiene un prisma distinto.”
– En esa línea, los arquetipos zodiacales se relacionarían con los patrones de esta danza cósmica. ¿Este patrón se reflejaría en nuestra carta astral, por ejemplo?
– Sí, pero quizás deberíamos cambiarle el nombre a la carta astral y llamarle código natal, porque es más un código de ADN. Allí está implícito todo: tu origen, tu código genético, lo aprendido por tus padres, tus abuelos, tus ancestros. Cuando aprendes a conocer tu propio código natal vas entendiendo cómo miras el mundo, cómo lo sientes y percibes, tanto el mundo inmediatamente real que te rodea y tu medio ambiente, como el mundo energético.
En el momento en el que entendemos cómo miramos el mundo y vamos reaccionando, vamos a entender cómo hay un dinamismo. Porque así como los astros van en sus tránsitos girando en sus movimientos de rotación y traslación, nosotros vamos a ir recibiendo varios tipos de información, como los pasos de la Luna durante el mes. Cuando logramos conocer nuestro prisma, vamos a poder recibir más información de nuestro propio código natal y eso va a ir girando como una espiral, en la acumulación de autoconocimiento y de conocimiento del cosmos, de nuestra red vincular. Porque no somos un código natal suelto solo en el mundo, estamos interconectados con nuestra familia, amigos, jefes, compañeros de trabajo, y ellos no son sino una oportunidad para conocernos a nosotros mismos.
– Si somos parte del universo, energéticamente hablando, ¿por qué los científicos actuales, no aceptan la astrología como un hecho, que tiene que ver con los astros y su influencia en nosotros y nuestro entorno? ¿De qué manera podemos volver a incorporar la astrología a nuestras vidas, pero sin ese prejuicio latente que tiene hoy?
– En astrología siempre hubo algunos intereses que tuvieron mucho tiempo invertido, energía y poder en denostarla, porque se estaba volviendo popular. La astrología era vista como un lenguaje sagrado que no podía ser para todo el mundo, que tenía que ser solamente para la gente con poder, como el rey o terratenientes. Empezaron a denostar todo lo que fuera entendido como magia o astrología, y empezó una veda a los científicos que ya eran astrólogos, y por miedo a no poder difundir sus investigaciones empezaron a separarse de la astrología. Galileo Galilei es el que mejor lo registra, ya que tuvo que retractar sus palabras en su primera publicación cuando nos cambió la idea, científicamente comprobado, de que era el Sol el centro del Universo, no la Tierra. Porque una cosa llevaba a la otra, la astrología, la astronomía, incluso la filosofía. Porque el mundo interior en la filosofía griega se estudiaba a través de lo que podíamos sentir, pensar, porque lo que estaba pasando en los astros nos afectaba.
Luego vino una brecha que no tiene mayor sentido, que están los astrónomos y astrólogos tratando de convencerse. Porque la astrología no es una creencia, es una convicción, es una experiencia, es investigación; a partir del momento en que comienzas a investigar la astrología vas comprobando que funciona y cómo funciona. En ese sentido yo no creo en la astrología, yo vivo la astrología, la experimento. Es un poco lo que siento, en que hay una especie de acción y reacción en esas batallas científicas con los astrólogos, que no tienen ningún sentido, porque no es necesario. También hay mucho desconocimiento, porque un astrónomo no puede denostar la astrología sin haberla investigado. Eso es un mal principio para un investigador científico. Creo que lo primero es conocer un tema, el que quieras, el que ames o no, para poder decir que no te convence, no lo comprendes o no lo vives. Creo que la confluencia de saberes y conocimientos solo pueden sumar. No tenemos por qué cuadricular el conocimiento, discriminando algo porque nos da flojera investigar o estudiar, o porque no lo comprendo totalmente.
En esa línea, el historiador y astrólogo chileno toma el ejemplo de la física cuántica, que estaría jugando un importante papel en el ámbito de la materia oscura, donde si bien aún no se tiene claridad de lo que es, sí se ha llegado a la conclusión de que habría dentro de ella conexiones que unen todo, una red…
Sigue leyendo la Entrevista a Álvaro de la Barra Puga en la Edición Nº132 de la Revista Mundo Nuevo!