La conexión de nuestra humanidad con la naturaleza obedece a una relación milenaria. Si bien este es un dato conocido, no siempre es interiorizado. Inmersos en la sobre estimulación de las ciudades, sonidos generados por máquinas, caminos y carreteras, muchas veces olvidamos recuperar nuestra esencia a través de lo más simple. Con el inicio de la primavera, la invitación es justamente a cerrar los ojos y escuchar el sonido de los pájaros, una armonía que además, es comprobadamente terapéutica.
La naturaleza en su estado puro siempre es generosa en la entrega de herramientas gratuitas para encontrar la tranquilidad, siendo uno de estos aspectos sus sonidos, específicamente las llamadas frecuencias armónicas. Desde el rompimiento de las olas en el mar y el canto de las ballenas, pasando por el viento a través de las hojas de un árbol, hasta la sinfonía del canto de los pájaros cuando sale el sol. Todos ellos aportan claros índices de bienestar para nuestra salud mental, generando, entre otras virtudes, un alivio a la sobre estimulación constante en la que vivimos.
Para ahondar en esta sensación, la investigadora Eleanor Ratcliff lideró desde 2012 una investigación en conjunto con la Universidad de Surrey, en Inglaterra, en torno al canto de los pájaros, su efecto real sobre el estado de ánimo de las personas y cómo nuestro cerebro lo asocia con momentos de calma y plenitud.
Los investigadores recopilaron datos de más de 1.200 personas a través de una aplicación que captura sus experiencias en la vida urbana o rural. Primero, los participantes compartieron sus datos demográficos e información sobre patrones de sueño y salud mental. Luego, realizaron encuestas tres veces al día para indicar lo que estaban haciendo y sintiendo en ese momento. Así los investigadores podían saber si estaban en un entorno natural.
De esta forma, ver u oír pájaros se asoció con más emociones positivas y una mejor sensación de salud mental. De hecho, descubrieron que los efectos positivos de los encuentros con la vida silvestre no fueron fugaces, sino que continuaron hasta el día siguiente.
Estos resultados se reafirmaron en 2017, con un estudio de la Universidad de Exeter, también en Inglaterra, donde los investigadores descubrieron que las personas que vivían en áreas ricas en aves tenían menos síntomas de depresión, ansiedad y estrés.
¿Por qué ocurre esto? Quizás este resultado tiene su base en nuestra historia como humanidad. Hemos aprendido durante milenios que estamos seguros cuando los pájaros cantan, o también es probable que lo asociemos con la llegada de la primavera, el renacimiento de todo y la retirada del duro invierno. Al ayudarnos a formar una conexión profunda con la naturaleza, el canto de las aves nos devuelve a nuestros orígenes y nos trae al presente, por eso la experiencia aporta serenidad, calma y claridad mental.
Armonías naturales y terapias
El canto de los pájaros pertenece además a una serie de sonidos armónicos, los que son en pocas palabras, los múltiplos de una frecuencia fundamental que se combinan para crear una forma de onda compleja. En la naturaleza, estos armónicos están presentes en varios otros fenómenos, agregando profundidad y riqueza al sonido general, creando una experiencia única y cautivadora, como una gran manifestación de la unidad del todo.
Además, estos sonidos desempeñan un papel crucial en diversos fenómenos naturales, por ejemplo, los armónicos presentes en los cantos de los pájaros y cantos de apareamiento de las ranas tienen propósitos importantes en la comunicación y la atracción de pareja.
Son los armónicos en la naturaleza los que dan forma a la sinfonía del mundo natural, añadiendo profundidad y complejidad a los sonidos que encontramos todos los días, haciéndonos sentir realmente parte de un todo.
Incluso, algunas investigaciones han avanzado hasta descubrir usos terapéuticos dirigidos. Uno de ellos es escuchar el canto de las aves para concentrarse para realizar labores como estudiar o escribir, esto porque según Julian Treasure, autor de Sound Business (El negocio de los sonidos), no solo relaja físicamente sino que las estimula cognitivamente, creando un estado que él llama «cuerpo relajado, mente alerta».
Por otro lado, este sonido podría ayudar a superar esa somnolencia que ocurre luego de comer, periodo en el que los niveles del azúcar en la sangre se reducen, lo que genera sueño. Un experimento en una escuela primaria de Liverpool, en Reino Unido, concluyó que los estudiantes estaban más alertas y podían concentrarse más después del almuerzo, cuando se les ponía una grabación del sonido de las aves. Esto se debería a que está formado por varios sonidos aleatorios, sin ritmos repetitivos ni patrones.
Incluso en el hospital infantil Alder Hey, en Liverpool, Inglaterra, suena el canto de las aves de un parque local en sus pasillos, como parte de un proyecto con la Fundación para la Tecnología Creativa (FACT, por sus siglas en inglés) y el documentalista de sonidos naturales Chris Watson. Todo para explorar cómo, al llevar los sonidos del exterior a uno de los hospitales infantiles más grandes y atareados de Europa, se podía mejorar la experiencia terapéutica de los pacientes.
Porque finalmente, luego de milenios de avances, muchas de nuestras respuestas se encuentran en las bases, siendo la naturaleza misma es una compositora magistral que crea sinfonías de sonido y luz que nos inspiran y elevan, ya sea a través del canto de los pájaros, como del viento, el agua y los grillos en verano, sonidos que nos recuerdan la belleza y la interconexión del mundo que nos rodea. La invitación es a tomarse un tiempo y escuchar en silencio el concierto del mundo del que somos parte.
¿Quiere comprobarlo personalmente? Le invitamos a escuchar algunos sonidos de aves: https://youtu.be/2G8LAiHSCAs?si=mQbKyFlanl-iHRwo
Fuentes:
https://www.psiquiatrasonline.com/beneficios-psicologicos-de-escuchar-el-canto-de-las-aves
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/05/130509_curiosidades_usos_canciones_aves_finde_tsb