Hay muy pocas cosas buenas que decir sobre los cambios de horario. Las investigaciones señalan una larga lista de efectos adversos, incluyendo, accidentes automovilísticos, pérdida de la productividad en el trabajo, mayores probabilidades de enfermarse y sensación de cansancio.
Redacción Revista Mundo Nuevo
El horario de verano tiene como finalidad darle más acceso a las horas de luz, por lo tanto reducir los costos de energía y promover las actividades saludables al aire libre y durante casi un siglo los países alrededor del mundo han adelantado sus relojes una hora en verano y la han retrocedido en otoño.
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Pero ¿realmente vale la pena? No parece haber una buena razón para hacer esto hoy en día y muchos países y regiones dentro de los países han optado por no participar en el cambio de horario.
“Chile es uno de los países con mayor desfase de horario del mundo.”
Los lugares que no cuentan con el horario de verano incluyen: la parte norte de Brasil, Saskatchewan (Canadá), gran parte de Australia, Puerto Rico, las Islas Vírgenes, Hawái, Samoa Americana, Guam, Islas Marianas del Norte y el estado de Arizona.
Kazajstán abolió el uso del horario de verano en el 2005, citando las complicaciones de salud como la razón de su decisión. En el 2011, el presidente del Gobierno de Rusia, Dmitry Medvedev también canceló el horario de verano debido a que causa “estrés y enfermedades” en el reloj biológico humano.
“Un estudio, publicado en el Journal BMC Biology en 2007 combinó encuestas de 55.000 personas del centro de Europa con información de los patrones de sueño y vigilia durante ocho semanas de 50 individuos sobre los cambios con respecto al cambio de horario.
Los investigadores encontraron que las personas jamás ajustaron por completo su ritmo circadiano con el cambio de hora relacionado con el horario de verano.
La productividad se reduce y los accidentes aumentan
Los estudios también demuestran que el horario de verano causa todo un impacto económico debido a la pérdida de la productividad.
De acuerdo con Till Roenneberg, cronobiólogo alemán, su reloj circadiano (que es programado por la luz del día y por la oscuridad) jamás se ajusta por completo por la hora “extra” de luz solar al final del día durante el horario de verano. Por lo que, en realidad usted permanece un poco “inactivo” durante todo el horario de verano.
“El reloj biológico interno jamás se ajusta por completo por la hora “extra” de luz solar al final del día durante el horario de verano.” – Dr. Till Roenneberg, Ludwig-Maximilian University.
“La consecuencia de eso es que la mayoría de la población tiene una drástica disminución en su productividad, calidad de vida y un aumento en su susceptibilidad a las enfermedades y la sensación de cansancio,” dice Roenneberg.
Menos luz en las mañanas supone más accidentes de tránsito. Aunque a esa hora circula cerca de la mitad de los vehículos que lo hacen el resto del día, según un estudio de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito hasta el 2103, casi la mitad de los accidentes viales ocurren en la noche o madrugada.
Francisco Frésard, especialista en seguridad vial, señala que en países como Estados Unidos las mañanas más oscuras aumentaron los accidentes de tránsito. “También en Suecia y otros países escandinavos se han hecho estudios que constatan el aumento de muertes de peatones y ciclistas en condiciones de baja visibilidad. Hay un claro efecto de conductores nocturnos cansados o con alcohol que influye, sobre todo a peatones de zonas más alejadas y vulnerables que salen más temprano, a las 5 o 6 de la mañana porque no tienen muchas opciones de transporte público”, señala.
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¿El horario de verano realmente ahorra energía?
“Los cambios de horario comenzaron con el fin de ahorrar energía, pero en una época en la que el consumo proveniente de la iluminación era más relevante. Hoy es distinta la estructura de consumo: el sector industrial y el minero son los principales consumidores de energía eléctrica, y a ellos no les influye el cambio”, señaló María Isabel González, gerente general de Energética. De acuerdo al Ministerio de Energía, “mantener el horario de verano es la mejor forma de asegurar la calidad de vida de los chilenos y también de promover el buen uso de la energía.”
Al parecer, durante el último tiempo cambiar de hora no sólo no nos estaba reportando ahorros significativos a nivel energético, según datos del Sistema Interconectado Central (SIC), 2010- 2012 sino que, adicionalmente, si suponíamos que cambiar la hora en abril nos ayudaba a ahorrar energía, ahora el asunto sería más bien al revés.
También es importante recordar que tenemos tarifa de verano y tarifa de invierno: las compañías eléctricas fijan la tarifa de invierno a partir del consumo promedio de verano, lo llaman sobreconsumo y cobran más caro. O sea, seguiremos cada vez pagando más por una electricidad que apenas vamos a usar.
“La mayoría de la población tiene una drástica disminución en su productividad, calidad de vida y un aumento en su susceptibilidad a las enfermedades y la sensación de cansancio.”–Ibid
En el mejor de los casos, el horario de verano podría ahorrarle unos pocos pesos en su cuenta de luz al año, algunos cálculos señalan que del orden de $ 3.500 al año para un grupo familiar de cuatro personas…. En el peor de los casos, se termina pagando mucho más.
De acuerdo con Michael Downing, un profesor en la Universidad Tufts y autor de Spring Forward: The Annual Madness of Daylight Saving Time (Adelantar la primavera: la locura anual del horario de verano):
“El horario de verano es… una bendición para los proveedores de parrillas, equipo deportivo y recreacional y la industria del petróleo, ya que el consumo de bencina aumenta cada vez que aumento de la duración del día con el horario de verano.”
De acuerdo con National Bureau of Standards de Estados Unidos, el horario de verano prácticamente no tiene ningún efecto en el uso de energía. Un reporte realizado en el 2007 por el California Energy Commission’s Demand Analysis Office (Oficina de la Comisión de la demanda de energía de California) también encontró que el horario de verano “tiene poco o ningún efecto en el consumo de energía en California”. Pero algunos estudios sugieren que en realidad es un desperdicio de energía, y bastante. Una historia aparecida en The Wall Street Journal en el 2008 resaltó estos hallazgos. Hasta el 2006, tan sólo 15 de los 92 condados de Indiana se adhirieron al horario de verano.
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A raíz de las quejas de los residentes por estar fuera de sincronía con los negocios y amigos de condados vecinos, la legislatura de Indiana finalmente promulgó que no se utilizaría el horario de verano en todo el estado. Esto fue una excelente oportunidad para que los investigadores compararan el uso de energía antes y después de la erradicación del horario de verano, para ver cuánto dinero se había ahorrado en realidad. Resulta que nada. De hecho, el horario de verano le costó a los residentes de Indiana millones de dólares en costos de energía cada año. Como lo informó The Wall Street Journal:
“Utilizando más de siete millones de lecturas de los contadores mensuales de Duke Energy Corp., cubriendo casi todos los hogares en el sur de Indiana durante tres años, fueron capaces de comparar el consumo de energía antes y después de que los condados comenzaron a observar el horario de verano.
Sus hallazgos: Hacer que todo el estado cambiará al horario de verano cada año, en lugar de mantenerse en el horario normal, le costó a los hogares de Indiana un extra de $8.6 millones de dólares en cuentas de luz. Ellos concluyeron que la reducción del costo de la luz en las tardes durante el horario de verano es superado por el uso de calefacción en las mañanas frías. “Jamás había tenido un documento con un resultado tan claro e inequívoco como este,” señaló Matthew Kotchen, quien presentó el paper en una conferencia en el National Bureau of Economic Research…”
Dormir bien es sumamente importante para una buena salud
Según explica Javiera Castro, doctora en Ciencias Biomédicas del Laboratorio de sueño y cronobiología, la cantidad de luz que recibimos puede afectar nuestro ánimo, gatillando trastornos en personas más sensibles.
La luz que recibimos en la mañana es muy importante, ya que al despertar, cuando percibimos la luz, una señal es enviada al cerebro, cambiando la actividad del reloj biológico, que envía señales a todo el cuerpo sincronizándolo al amanecer y permitiendo todos los procesos celulares y fisiológicos que son necesarios a esa hora y durante el resto del día.
Es por eso que, aunque algunos nos sintamos un poco lechuzas trabajando o estudiando más de noche, los humanos somos organismos diurnos y tendemos a estar más activos durante el día, cuando hay luz.
“Mantener el horario de verano durante el invierno puede traer algunas dificultades, principalmente para los niños, debido a que despertar en plena oscuridad lleva a la somnolencia durante la mañana.” – Walter Avdaloff, Instituto del Sueño.
Cuando amanece aumenta la presión arterial y cesa la secreción de melatonina. La temperatura corporal empieza a subir. El cortisol tiene su peak más alto y aumenta la glucosa. En los hombres también se produce un peak de testosterona. El organismo se prepara para un nuevo día. Teóricamente es el momento ideal para levantarse. Y una hora después aumentan los movimientos intestinales porque el cuerpo se prepara para tomar un buen desayuno. En cambio, por la noche se produce un descenso de la temperatura corporal, aumenta la secreción de melatonina, se produce la mayor intolerancia a la glucosa y disminuye la presión arterial. El ritmo cardiaco baja y la respiración también.
“Mantener el horario de verano durante el invierno puede traer algunas dificultades, principalmente para los niños, debido a que despertar en plena oscuridad lleva a la somnolencia durante la mañana. Esta situación está dada por la falta de estimulación lumínica”, señala Walter Avdaloff, neurólogo del Instituto del sueño.
Para el Doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires, Diego Golombek “la decisión de alargar el horario de verano en invierno no responde a criterios biológicos y la consecuencia es que la gente cena más tarde y tiende a hacer todo más tarde, porque aún hay luz. Y al día siguiente hay que levantarse temprano. Se calcula que en los últimos 50 años dormimos de una a dos horas menos por noche en las ciudades. Eso es muchísimo, y realmente lo sufrimos. El sueño no es un momento del ciclo en que se apaga el cerebro. Todo lo contrario, se prenden áreas que son fundamentales y que tienen que ver con la reparación del cuerpo, con el crecimiento y la consolidación de la memoria. Y, si no se duerme bien ni la cantidad de horas adecuadas, esos procesos sufren.”
Alteración del sueño
Los problemas de sueño son una epidemia en Occidente, tanto en niños como en adultos. Una reciente revisión de la literatura sugiere que la mayoría de las personas, jóvenes y adultas, necesitan cerca de ocho horas de sueño por noche. Lo ideal sería dormir las horas suficientes como para que su energía le dure todo el día sin la necesidad de una estimulación artificial.
La privación de sueño está relacionada con un aumento en la presión arterial,el ritmo cardíaco, la coagulación sanguínea, y la proteína C-reactiva, un marcador inflamatorio relacionado con los ataques cardíacos mortales. De acuerdo con Rubin Naiman, PhD, psicólogo clínico y especialista en sueño, dormir menos de seis horas por noche podría duplicar el riesgo de angina, enfermedad de la arteria coronaria, infarto de miocardio y derrame cerebral.
Dormir menos de seis horas por noche también podría aumentar el riesgo de diabetes mediante la alteración de la forma en la que responde el cuerpo a la insulina. La alteración de la sensibilidad a la insulina, también conocida como resistencia a la insulina, ocurre cuando su cuerpo no utiliza la insulina apropiadamente, haciendo que sus niveles de azúcar aumenten de forma dañina. La resistencia a la insulina es un precursor de la diabetes tipo 2, así como un factor de riesgo de muchas otras enfermedades crónicas.
¡Nuestro reloj debería marcar dos horas más!
Marcela Castro
De acuerdo al Greenwich Mean Time (GMT) nos corresponde el tiempo universal coordinado (UTC) -5, pero en Chile nos regimos en invierno por el UTC-4, y en verano por el UTC-3, el hecho es que no cumplimos con algo incluso más relevante: con el horario solar. Cuando se fija la hora, se supone que las 12 del día, mediodía, debe ser exactamente el momento en que el sol se halla en el punto más alto, lo que haría que realmente se aprovecharan al máximo las horas de luz disponibles.
Eso es lo que no pasa en Chile. En horario de verano, con respecto al sol, tenemos dos horas de adelanto con respecto a la luz solar y ¡hora en forma permanente también en invierno!
¿Y por qué pasa esto? Porque el horario que tenemos no funciona en base al sol, sino funciona en base a la noche. Se prolonga ficticiamente el atardecer para ahorrar energía eléctrica en la noche, que es cuando más se consume, creándose un amanecer tardío. Por eso es que ahora, durante todo el año, tendremos la misma hora que en Buenos Aires.
Y es la razón por lo que sin importar si es verano o invierno siempre despertamos de noche, lo que es absurdo para nuestro cuerpo, porque nuestro cuerpo es de un organismo diurno, no el de de una lechuza o un murciélago. El hecho es que nosotros comenzamos a funcionar cuando sentimos luz natural solar, no cuando suena el despertador.