“Usar dispositivos inalámbricos forma parte de la cotidianidad. Sin embargo, su uso excesivo puede generar ciertas patologías y síntomas mayoritariamente asociados al sistema nervioso, a raíz de los campos electromagnéticos no ionizantes producidos por dichos dispositivos. Ya hay más de 2.000 estudios científicos que avalan los riesgos, pero aún falta que estos sean reconocidos por las organizaciones mundiales.”
Pilar Elgueta entrevista a Zulema Higueras / Fotografías: José Miguel Rojas
En el mes de mayo de este año, un grupo de 190 científicos de 39 países pertenecientes al Llamado Internacional Científico sobre Campos Electromagnéticos (International EMF Scientist Appeal), y dedicados al estudio de los efectos biológicos sobre la salud de los campos electromagnéticos no ionizantes (CEM), envió una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a los estados miembros de la ONU y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitando tomar nuevas medidas y regular la actual y creciente exposición a los campos electromagnéticos generados por los dispositivos eléctricos e inalámbricos.
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Si bien estos especialistas afirman que existen más de 2.000 artículos científicos sobre los daños que podrían ocasionar en el ser humano los dispositivos electrónicos que utilizan ondas electromagnéticas, vivimos en una sociedad que ya casi no puede hacerles el quite. Muchos de los estudios existentes se realizan para grandes corporaciones que fabrican estos dispositivos, los que lamentablemente omiten mucha de la información sobre los riesgos que producen en la salud humana. Esto ocurre porque los trabajos científicos son financiadas por empresas multinacionales, con fines comerciales.
Según la carta, dichos estudios incluyen –pero no exclusivamente- los dispositivos emisores de radiación de radiofrecuencia, como los teléfonos móviles, el wifi, las antenas emisoras, los monitores para bebés, así como los dispositivos eléctricos y la infraestructura utilizada para el suministro de electricidad que generan campos electromagnéticos de muy baja frecuencia.
“No es difícil ver antenas al lado de centros médicos, por ejemplo. Muchos de mis pacientes que presentan síntomas de irritabilidad, ansiedad y alteraciones del sueño y que se relacionan con la radiación electromagnética, tienen una antena instalada al lado de sus casas.”
Al respecto, la doctora Zulema Higueras, médico y experta en terapias florales, medicina sintergética y que actualmente integra la medicina ortomolecular, comenta los riesgos de estos dispositivos en las personas. “Desde la línea sintergética, trabajo con lo energético y cuento con dispositivos que a través del pulso te pueden decir si una persona tiene contaminación electromagnética o no. Es frecuente ver síntomas como irritabilidad, ansiedad, alteraciones del sueño, de lo que llamaríamos estrés. Muchos de esos síntomas se relacionan con la radiación electromagnética”, comenta Higueras y agrega que siempre están presentes en casos de depresión y esencialmente en crisis de pánico.
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De acuerdo con la petición internacional, la mayor contaminación electromagnética se da en los países industrializados, como es crecientemente el caso de Chile, donde según la especialista, solo en la Región Metropolitana existen casi 10 mil antenas de celulares. “Y las regulaciones las aceptan. No es difícil ver antenas al lado de centros médicos, por ejemplo. Muchos de mis pacientes que presentan estos síntomas tienen una antena instalada al lado de sus casas”, sostiene.
La mayoría de las personas están expuestas a diario a la radiación electromagnética. “Otros de los síntomas son cefaleas, jaquecas, palpitaciones, cansancio, problemas de concentración, pérdida de memoria y reducción de la libido. Con respecto a las patologías, se asocia a enfermedades como depresión, crisis de pánico, tumores cerebrales, cáncer, epilepsia, alteraciones hormonales, Alzheimer, Parkinson e infertilidad”, afirma Zulema.
La doctora inglesa Erica Mallery-Blythe, miembro de la Sociedad Británica de Medicina Ecológica, a través de un vídeo, muestra una prueba que se le hace a un hombre antes y después de tener el celular en el bolsillo por mucho rato. En primera instancia, los espermios tienen motilidad normal, pero luego de que el teléfono estuvo unas horas en el bolsillo de la persona, aparecen inmovilizados. “Ahí te das cuenta de la relación directa que existe con la infertilidad masculina”, dice la doctora Higueras.
Otro de los riesgos que observa esta doctora experta en medicina sintergética es la alteración cardiovascular. Un ejemplo simple es llevar el celular en el bolsillo de la camisa. “Esto no está muy publicado, pero para mí es obvio que altera al corazón, ya que va a la altura del pecho y pegado al cuerpo”, dice ella.
Por otro lado, la mayoría de los instructivos que acompañan a los teléfonos móviles nuevos recomiendan usarlos a una distancia de 2,5 centímetros del cuerpo. Pero, ¿cómo podemos usar el teléfono portátil sin tocarlo?
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Lo que sucede con los aparatos eléctricos
En el caso de Chile, y en especial en invierno, muchos ocupan el calientacama o mejor conocido como “escaldasono” para calentarse. Zulema Higueras asegura que no hay que dormir con ellos prendidos, ya que la radiación que emiten es importante. “Hay que desenchufarlo de la pared, no te sirve si no lo apagas; porque si no, es como si estuvieras durmiendo conectada a la corriente eléctrica”, comenta. Pero lo peor, eso sí, son las tecnologías inalámbricas: celulares, tablets, consolas de videojuegos, routers para conectarse a Internet en forma inalámbrica, entre otros. La doctora recomienda tener estos dispositivos siempre conectados con un cable de red y que tratemos, en lo posible, de no utilizarlos en las habitaciones mientras dormimos.
“Si comparamos el sistema simpático con el parasimpático, con el primero logras estar vivo y activo durante el día para funcionar. Al llegar la noche, el organismo se pasa al sistema parasimpático, para descansar y estar bien al otro día. La luz y la oscuridad a nivel de la glándula pineal regulan estos procesos”, resume Zulema. “Si duermes con el celular cerca de la cabeza, para el organismo es como si la luz siguiera prendida, ese es el efecto de la radiación, y el cuerpo no logra la función reparadora del sueño. Es ahí cuando observo que mis pacientes empiezan a cansarse en horas inhabituales durante el día”, agrega. “Aún no se comprueba científicamente, pero para mí como médico, sí tiene sentido esta observación”, sostiene Higueras.
“Los más afectados son las nuevas generaciones; y con ello, nos referimos a los bebés y niños, que teniendo un cráneo más delgado y aún en crecimiento absorben 60% más de radiación que los adultos.”
Por otra parte, los más afectados son las nuevas generaciones; y con ello, nos referimos a los bebés y niños, que teniendo un cráneo más delgado y aún en crecimiento absorben 60% más de radiación que los adultos. Por eso, los monitores para las cunas son peligrosos, ya que están prendidos día y noche, muy cerca de los niños. ¡Y ni hablar de cuando juegan con el teléfono de los papás o toman las tablets, que en muchos casos incluso se echan a la boca!
Otro de los puntos que debemos tener en cuenta según nuestra experta es el uso de los teléfonos móviles en un ascensor. “Estos espacios cerrados funcionan como caja de resonancia y cuesta más que entren las ondas a las paredes, por lo que la radiación se concentra y quienes van al lado tuyo también se ven afectados”, comenta la experta.
Hay que tener clara la intensidad de la radiación. El wifi es mucho más riesgoso que un computador conectado a la red de internet o un televisor, que también irradia ondas dañinas pero en menor intensidad. “La distancia a la fuente de la radiación es muy importante”, comenta Zulema. “Es al cuadrado de la distancia. Es decir, si te alejas un poco, la radiación no es un poco menos, es mucho menos. Por eso, si llegas a un lugar, es mejor dejar el celular en una mesa, es decir, tenerlo lo menos posible en contacto con el cuerpo.”
Y otra cosa que merece la pena recordar, es que el efecto de la radiación es acumulativo, algunas personas empiezan a tener problemas después de 10 o 15 años de uso. Así que el tiempo de exposición a los distintos dispositivos también se ha de tomar en cuenta.
¿Qué medidas debemos tomar para protegernos de la radiación electromagnética?
La doctora Higueras recomienda, en la medida de lo posible, desconectar los aparatos inalámbricos cuando no estén en uso.
En esta temporada de invierno, con respecto a los escaldasonos, sugiere mantenerlos prendidos hasta que la cama ya esté caliente y desenchufarlos cuando nos vayamos a acostar.
Por otro lado, sobre el uso del celular como despertador, cuenta que al usarlos en “modo avión”, estamos más seguros. De hecho, así es como debemos usarlos si queremos cuidarnos. Aún mejor es utilizar un despertador convencional y a pilas. También es necesario recordar que no debemos mantener los celulares cargando en nuestras habitaciones, y que ojalá estén a una distancia mínima de tres metros de la persona a la hora de dormir.
Debemos habituarnos poco a poco a estas prácticas para proteger a nuestra familia y a nuestro organismo. Son pequeños cambios, pero los resultados pueden ser muy significativos.
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Otra de las recomendaciones es caminar descalzo en la arena o en el césped para liberarnos de la radiación que tenemos acumulada, usar siempre manos libres para hablar por celular y si se puede, elegir el teléfono fijo.
Realizar cambios en nuestra rutina de vida puede ser complicado, porque la tecnología nos brinda mucha comodidad, pero hay que tomar conciencia de los daños que representa para la salud. Por eso, Zulema Higueras, desde la línea ortomolecular, sugiere tomar vitaminas y antioxidantes, por ejemplo. “Si me voy a la cosa fina de que el daño es por estrés oxidativo y por exceso de radicales libres, comprendo que de manera preventiva y probablemente paliativa, podrían ser muy útiles, comenta. “Hay que crear conciencia, porque el cambio es personal. Primero, hay que darse cuenta de los daños, informarse dentro de lo posible y cuidar la alimentación”, sostiene la Dra. Higueras. Por eso, recomienda comer muchos vegetales y tener una dieta equilibrada. “Uno tiene que hacerse responsable de su salud, desde su propio conocimiento y elegir dentro de eso”, dice la doctora.
¿Qué son las ondas de radiación en los campos electromagnéticos?
Los Campos Electromagnéticos (CEM) son una combinación de ondas eléctricas y magnéticas que se desplazan simultáneamente y se propagan a la velocidad de la luz. Cuanto más elevada es su frecuencia, mayor es la cantidad de energía que transporta la onda. Éstas se clasifican en dos grandes grupos: Radiaciones ionizantes y no ionizantes. Estas se encuentran presentes, por ejemplo, en los aparatos electrodomésticos como hornos microondas y secadores de pelo, etc.; también en pantallas de computador, alarmas y sistemas de seguridad. Con respecto a los aparatos inalámbricos, están presentes en radios, antenas radares, celulares, dispositivos wifi, Bluetooth, entre otros.
La radiación electromagnética de los aparatos inalámbricos ayuda a que ingrese calcio ionizado a las células del cuerpo humano, acción que es normal. Pero si la persona se sobreexpone a estas ondas, ingresa más calcio, lo que produce radicales libres (que son dañinos para la salud), que a su vez generarán desorden dentro del organismo, destruyendo así las membranas de los organelos en las células y afectando al ADN y a nuestra energía vital.
Zulema Higueras es médico (Universidad de Concepción) con fuerte integración de terapias complementarias tales como las flores de Bach y la medicina sintergética. Actualmente profundiza en el estudio y práctica de la medicina y nutrición ortomolecular. zhigueras@yahoo.com |