Iván Andrés Santandreu
La campaña pasada de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH) por parte del Ministerio de Salud generó mucha polémica. Se presentaron recursos de amparo a lo largo de todo Chile, varios de los cuales fueron declarados admisibles y con orden de no innovar, es decir, se debió suspender la vacunación. Adicionalmente, grupos antivacuna y opositores a la vacuna Gardasil enardecieron el debate con todo tipo de informaciones, desde las muy fundamentadas hasta aquellas sin respaldo alguno.
Esto dio lugar al espectáculo triste y desconcertante de ver cómo autoridades de la salud y médicos, en un afán de dar seguridad a la población, sobre simplificaron y exageraron la efectividad y la seguridad de esta vacuna, al punto de tergiversar la realidad presentando al público, como hechos comprobados, suposiciones basadas en extrapolaciones y en diseños clínicos deficientes sobre la efectividad y la seguridad de la vacuna. Al respecto, invitamos a leer el ilustrativo artículo Vacuna del VPH: riesgos definitivos, beneficios cuestionables, publicado en la presente edición.
Frente a la ignorancia generalizada y la manipulación mediática se ha generado un negocio multimillonario para dos multinacionales a costa del bolsillo y la ingenuidad de todos nosotros.
La actitud soberbia del Ministerio de Salud y de sus funcionarios de tratar a todo aquel que cuestionara esta vacuna de ignorante y la indiferencia patológica frente a las decenas de casos reportados de niñas que presentaron eventos adversos postvacunación, constituyen un verdadero caldo de cultivo para conflictos futuros.
Capítulo aparte en toda esta trama representan los periodistas, que en general han dado la impresión de poseer estudios superiores inservibles y de desempeñarse en una actividad completamente inútil. En realidad, la gran mayoría de ellos parece más bien ser relacionadores públicos que profesionales de la información. En la práctica, se muestran incapaces de investigar nada por su cuenta sobre el tema, no formulan preguntas adecuadas y se transforman en meros repetidores y voceros de informaciones no verificables.
Detrás de todo este espectáculo, están los grandes laboratorios farmacéuticos fabricantes de vacunas, con influencia comprobada en las sociedades médicas chilenas y, en especial, en el Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización (CAVEI), varios de cuyos miembros presentan abiertamente y sin pudor alguno conflictos de interés con los laboratorios fabricantes de las mismas vacunas que ellos posteriormente recomiendan en el Plan Nacional de Inmunizaciones.
Frente a la ignorancia generalizada y a la manipulación mediática, se ha generado un negocio multimillonario para dos multinacionales a costa del bolsillo y de la ingenuidad de todos nosotros.