Los investigadores y activistas sociales han empezado a descubrir el poder de las redes y del trabajo en redes. Y existe un reconocimiento creciente de que las redes son la nueva forma de organización.
Margaret Wheatley y Deborah Frieze
A pesar de la publicidad actual y de las consignas, el mundo no cambia a razón de una persona a la vez. Más bien, va cambiando en tanto se forman redes de relaciones entre personas al descubrir que comparten una causa en común y una visión de lo que sí es posible.
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Estas son buenas noticias para nosotros, que intentamos cambiar el mundo y crear un futuro positivo. En vez de preocuparnos por la masa crítica, nuestro trabajo es promover conexiones críticas. No necesitamos convencer a un gran número de personas para cambiar; pero sí necesitamos conectarnos con almas gemelas, para desarrollar nuevos conocimientos, prácticas, valor y compromiso que nos guíen hacia un cambio amplio, a través de estas relaciones. Sin embargo, las redes no son todo el tema. Mientras las redes crecen y se transforman en comunidades de práctica activas, descubrimos que la vida cambia realmente, a través del fenómeno de lo emergente. Cuando diversos esfuerzos locales individuales se conectan entre sí como redes, se fortalecen como comunidades de práctica, por lo que emerge de manera súbita y sorprendente un nuevo sistema a un nivel de escala superior. Este sistema de influencia posee cualidades y capacidades que eran desconocidas para los individuos. No es que estuvieran ocultas; simplemente no existían hasta que emergió el sistema. Son propiedades del sistema y no de los individuos, pero una vez que surgen, los individuos las poseen.
Y el sistema que emerge siempre tiene mayor poder e influencia que el que puede lograrse mediante un cambio planificado y gradual. Este fenómeno de lo emergente es la forma en que la vida crea cambios radicales y eleva las cosas a niveles de mayor escala.
¿Por qué necesitamos comprender las redes?
Los investigadores y activistas sociales han empezado a descubrir el poder de las redes y del trabajo en redes. Y existe un reconocimiento creciente de que las redes son la nueva forma de organización. Las evidencias de redes autoorganizadas se encuentran por todos lados: desde los activistas sociales y los grupos de interés basados en Internet hasta grupos terroristas y bandas callejeras. Podemos ver estas dinámicas en todas partes, no porque sean una nueva forma de organización, sino porque nos hemos quitado la venda de nuestro antiguo paradigma
que busca mecanismos jerárquicos y de control en la creencia de que la organización solo se da a través de la intervención y voluntad humana.
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Las redes son la única forma de organización que usan los sistemas vivos en el planeta. Estas redes resultan de la autoorganización, en la que individuos y especies reconocen su interdependencia y se organizan en forma tal que admiten la diversidad y viabilidad de todos. Las redes crean las condiciones propicias para lo que puede emerger, que es la forma en que cambia la vida. Debido a que las redes son el primer paso hacia lo emergente, es esencial que comprendamos su dinámica y cómo se desarrollan en comunidades y luego en sistemas.
Sin embargo, mucho del trabajo actual en redes muestra un sesgo del viejo paradigma. En un análisis social de redes, las representaciones físicas de la red se crean a través de mapas de relaciones. Esto es útil para convencer a las personas de que la red existe y les permite observarse de manera visible dentro de la misma. Otros analistas de redes describen las funciones desempeñadas por distintos miembros de la red o hacen distinciones entre diferentes partes de la red, tales como el núcleo o la periferia. Tal vez no sea la intención de estos investigadores, pero su trabajo es frecuentemente utilizado por algunos líderes para manipular la red y usarla de una forma tradicional y controladora.
¿En qué consiste el fenómeno de lo emergente?
Este fenómeno viola muchos de nuestros supuestos occidentales de cómo sucede el cambio y muy frecuentemente lleva mucho tiempo poder comprenderlo. En la naturaleza, el cambio nunca sucede como resultado de planes estratégicos jerárquicos y preconcebidos o por el mandato de algún individuo o jefe. El cambio empieza cuando surgen acciones locales simultáneamente en distintas áreas. Si estos cambios permanecen desconectados, nada sucede más allá de cada localidad. Sin embargo, cuando se conectan, las acciones locales pueden emerger como un sistema poderoso con influencia a un nivel más global. (Global en este caso significa a mayor escala y no necesariamente a nivel planetario).
«Los investigadores y activistas sociales han empezado a descubrir el poder de las redes y del trabajo en redes. Y existe un reconocimiento creciente de que las redes son la nueva forma de organización.»
Estos fenómenos poderosos y emergentes aparecen de manera súbita y sorprendente. Pensemos en cómo cayó de pronto el Muro de Berlín, cómo terminó la Unión Soviética o cómo el poder corporativo logró un dominio global. En cada uno de estos casos, se dieron muchas acciones y decisiones locales, muchas de las cuales eran invisibles y desconocidas entre ellas y ninguna tenía el poder suficiente por sí misma para crear un cambio. Pero cuando estos pequeños cambios locales se unen, surge un nuevo poder. Lo que no se pudo lograr a través de la diplomacia, la política, las protestas o las estrategias sucedió inesperadamente. Y cuando se materializó cada uno de estos grandes cambios, la mayoría de nosotros nos sorprendimos. Los fenómenos emergentes siempre tienen estas características: manifiestan mucho más poder que la suma de sus partes; siempre poseen nuevas capacidades diferentes de las acciones locales que los engendraron; siempre nos sorprenden cuando aparecen.
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Es importante darnos cuenta de que lo emergente siempre tiene como resultado un sistema poderoso con muchas más capacidades que las que se pudieron haber anticipado al analizar las diferentes partes individuales. Observamos esto mismo en el funcionamiento de insectos sociales, tales como las abejas y las termitas. Ninguna de las hormigas tiene, de manera individual, la inteligencia o las habilidades que se encuentran en la colonia. Sin importar la profundidad del estudio científico sobre el comportamiento de las hormigas como individuos, no es posible ver el comportamiento del colectivo a partir de lo anterior. Así pues, cuando se forma la colonia, cada hormiga actúa con la inteligencia y habilidad del todo.
«Vivimos en un tiempo en que las coaliciones, alianzas y redes son los medios para crear cambio social.»
Este aspecto de lo emergente tiene profundas implicaciones para los emprendedores sociales. En lugar de desarrollarlos individualmente como líderes y profesionales habilidosos, sería mucho mejor conectarlos entre ellos y crear las condiciones para lo que puede emerger. Las habilidades y capacidades requeridas las encontrarán en el sistema que emerge y no en mejores programas de capacitación.
Debido a que lo emergente solo sucede a través de las conexiones, hemos desarrollado un modelo de cuatro etapas que cataliza las conexiones como un medio para lograr el cambio a gran escala: Nombrar, Conectar, Nutrir, Iluminar.
Nos enfocamos en descubrir esfuerzos pioneros y los nombramos como tales. Luego, conectamos estos esfuerzos con otros trabajos similares en otros lugares del mundo. Nutrimos esta red de muchas formas, pero principalmente a través de la creación de oportunidades para aprender y compartir experiencias, así como para transformarse en comunidades de práctica. También iluminamos estos esfuerzos pioneros de tal manera
que muchas personas puedan aprender de ellos. Intentamos trabajar de manera intencional con lo emergente para que los esfuerzos pequeños y locales puedan ser una fuerza global de cambio.
El Ciclo de Vida de lo emergente
Etapa Uno: Redes
Vivimos en un tiempo en que las coaliciones, alianzas y redes son los medios para crear cambio social. Cada vez hay más redes y ahora hay redes de redes. Estas redes son esenciales para que las personas encuentren a otros con intenciones semejantes. Este es el primer paso en el ciclo de vida de lo emergente. Debemos destacar que las redes son tan solo el principio. Están basadas en el interés personal: los individuos generalmente se relacionan en redes para obtener su propio beneficio y desarrollar su propio trabajo. Las redes tienden a tener cierta rotación en su membrecía: la gente entra y sale de ellas según se beneficien o no con su participación.
Etapa Dos: Comunidades de Práctica
Las redes permiten que las personas encuentren a otros que realizan trabajos similares. La segunda etapa del fenómeno de lo emergente es el desarrollo de comunidades de práctica. Muchas de estas comunidades pequeñas e individuales pueden surgir de una red sólida. Las comunidades de práctica también se autoorganizan. La gente comparte un trabajo común y se da cuenta de que existe un gran beneficio al estar relacionados con otros. Utiliza a esta comunidad para compartir lo que sabe, para apoyarse unos a otros y para crear intencionalmente nuevo conocimiento para su área de trabajo.
Estas comunidades de práctica difieren de las redes en forma significativa. Son comunidades, lo que significa que las personas se comprometen a apoyarse mutuamente; participan no solamente para satisfacer sus propias necesidades, sino también las de los demás.
En una comunidad de práctica, el enfoque va más allá de las necesidades del grupo. Hay un compromiso intencional de avanzar en el área de su práctica y de compartir sus descubrimientos con un público más amplio. Los miembros ponen sus recursos y conocimientos a disposición de todos, especialmente de los que realizan un trabajo relacionado con el suyo.
La velocidad con que las personas aprenden y crecen en una comunidad de práctica es notoria. Las buenas ideas se traspasan rápidamente entre los miembros. El nuevo conocimiento y las prácticas se implantan rápidamente. La velocidad a la que se desarrolla y se intercambia el conocimiento es crucial, porque las regiones locales y el mundo necesitan este conocimiento y sabiduría a la brevedad.
Etapa Tres: Sistemas de Influencia
La tercera etapa del fenómeno de lo emergente nunca se puede predecir. Es la aparición abrupta de un sistema que tiene poder o influencia real. Los esfuerzos pioneros ocurridos en la periferia de pronto se convierten en la norma. Las prácticas desarrolladas por comunidades valientes se convierten en estándares aceptados por todos. La gente ya no vacila al adoptar estos enfoques y métodos, de manera que aprenden rápidamente. Los debates sobre políticas y generación de fondos ahora incluyen las perspectivas y experiencias de estos pioneros. Se convierten en líderes en su campo y son reconocidos como los guardianes de la sabiduría en su tema particular. Y los críticos que dijeron que nunca se podría lograr, de pronto se convierten en sus principales promotores (muchas veces diciendo que esto lo sabían desde antes).
Lo emergente es la explicación científica fundamental de cómo los cambios locales pueden convertirse en sistemas globales de influencia. Como una teoría del cambio, ofrece métodos y prácticas para lograr en todo el sistema los cambios requeridos de manera tan apremiante en nuestros tiempos. Como líderes y como comunidades preocupadas, necesitamos trabajar de manera intencional con lo emergente, de tal forma que nuestros esfuerzos tengan como resultado un futuro promisorio. No importa qué otras teorías del cambio hayamos promovido o favorecido, lo emergente es el único camino para que el cambio realmente suceda en el planeta. Y esta es una muy buena noticia.
Texto original publicado por Berkana Institute.
Margaret Wheatley es escritora y consultora estadounidense especializada en conducta organizacional. Su enfoque incluye teoría de sistemas, teoría del cambio, liderazgo y aprendizaje organizacional, particularmente su capacidad de auto organizarse. margaretwheatley.com |