2017-02-28
Desde 1988, el gobierno de Estados Unidos ha pagado 3.200 millones de dólares a 4.150 a personas y familias por lesiones y muertes atribuidas a vacunas contra la gripe, difteria, tos ferina y otras afecciones. Aunque las vacunas se consideran «uno de los mayores éxitos de salud pública”, para algunos estadounidenses, los efectos secundarios de inoculaciones han dado origen a problemas de salud, lesiones graves e incluso la muerte.
Las compañías farmacéuticas en la década de 1980, en respuesta a millonarios juicios de alto perfil mediático contra ellas, en donde tuvieron que pagar por los niños inmunizados contra la difteria-tétanos-tos ferina (DTP, sigla en inglés) que experimentaron reacciones adversas, incluyendo convulsiones y daño cerebral, amenazaron con dejar de producir vacunas para el mercado estadounidense.
En 1986, el Congreso de Estados Unidos estableció el Programa nacional de compensación de daños por vacunas, un programa de compensación “sin culpables” que sirve como una alternativa al sistema tradicional de responsabilidad civil de Estados Unidos, lo que sirvió para proteger de responsabilidad a los fabricantes de vacunas en ese país.
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