Es la primera vez que las alineaciones astronómicas fueron confirmadas mediante la alta tecnología.
April Holloway
La primera vez que las alineaciones astronómicas fueron confirmadas mediante la alta tecnología. Las ruinas incas de Machu Picchu en Perú. Izquierda: La piedra Intihuatana de Machu Picchu, cuyo nombre significa «palenque del sol», es un indicador preciso de los equinoccios y otros períodos celestes, de acuerdo con la Universidad Internacional de la Florida. Derecha: Una piedra en Machu Picchu que apunta al sur, y se dice que representa la constelación de la Cruz del Sur.
Un equipo de arqueólogos Polaco-Peruano confirmó lo que se sospechaba desde hace muchos siglos – los incas utilizaron la antigua ciudad de Machu Picchu como un observatorio espacial en la cima de la montaña. Aunque se registraron puntos de observación astronómica en Machu Picchu en las crónicas de Sarmiento de Gamboa desde 1572, la ciencia recién se está poniendo al día, ya que es la primera vez que las alineaciones astronómicas fueron confirmadas mediante la alta tecnología, de acuerdo con un informe en Perú la semana pasada.
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Situado en la región Cusco de Perú a 2.400 metros sobre el nivel del mar, se encuentran las ruinas de Machu Picchu, que fueron redescubiertas en 1911 por el explorador norteamericano Hiram Bingham. Un viejo camino inca lidera su calzada a través de las montañas de los Andes hasta la ciudad antigua, que se compone de más de 200 edificios, templos, casas, caminos, fuentes y altares de todo corte de granito gris desde la cima de la montaña.
Hace mucho tiempo se sabe que la astronomía tuvo un papel central en la cultura, la religión y la vida cotidiana de los incas, que utilizaron los eventos astronómicos para gobernar en ocasiones ceremoniales y para la planificación de las actividades agrícolas. La ciudad del Cuzco, por ejemplo, fue construida de tal manera que sería la réplica del cielo y el punto de cuerpos astronómicos específicos. Pléyades fue una de las constelaciones importantes de los incas, a la que llamaron “los siete niños”, después de las siete estrellas más brillantes del cúmulo, y el levantamiento de las Pléyades, marcaron el inicio del año inca. Los incas son conocidos por haber construido observatorios en muchos lugares donde se capturaron los primeros y los últimos rayos del sol a través de una serie de ventanas especialmente colocadas. Su principal observatorio se llamaba el Coricancha (Qurikancha) o “recinto de oro”, y estaba completamente cubierto de oro (interior y exterior), revelando su dedicación al dios del sol.
Dado este conocimiento, no debería sorprender que el famoso Machu Picchu, conocido también como la “Ciudad Perdida de los Incas”, también funcionara como un observatorio en la cima de la montaña desde donde los incas observaron los cielos. Este hecho fue observado hace casi cinco siglos por el explorador español Sarmiento de Gamboa que se percató de una pared con dos nichos trapezoidales, cada uno con un agujero de unos cinco centímetros de diámetro.
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“… Los agujeros, a través del cual se ve el sol a manera de reloj o astrolabio. Y teniendo en cuenta que el sol golpeó a través de los agujeros en el momento de la labranza y la siembra…”, escribió Gamboa.
Ahora, por fin, la ciencia está empezando a ponerse al día, ya que confirmó por primera vez, que estos elementos arquitectónicos en Machu Picchu fueron diseñados con el cosmos en mente. Una nueva investigación, liderada por las Universidades de Varsovia y Wroclaw en Polonia, utiliza el software de escaneo láser 3D para analizar las estructuras y comparar su forma y la colocación de las posiciones de las estrellas que fue observada por los incas.
Los investigadores observaron específicamente el área Intimachay de Machu Picchu, que contiene una estructura con una ventana frontal y lateral, y el área Inkaraqay, situada en Huayna Picchu, las cuales fueron confirmadas como los observatorios que se utilizan para realizar un seguimiento de los solsticios de verano e invierno y el movimiento de la luna en un ciclo de aproximadamente 19 años. Mariusz Ziolkowski de la Universidad de Varsovia, dijo que los antepasados incas construyeron y usaron instrumentos precisos para observar fenómenos celestes en estos dos observatorios.
Fernando Astete, Director del Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu, señaló que estos hallazgos son importantes para saber cómo avanzaban los incas, y cómo estaban sus conocimientos de astronomía, e indicó que las investigaciones continúan. La siguiente parada será explorar la cima de la montaña para los marcadores solares con el fin de corroborar la existencia de observatorios astronómicos. Aunque los hallazgos no son sorprendentes, es bueno ver por fin algo de reconocimiento de la visión avanzada del cosmos que poseía el Imperio Incaico en Machu Picchu.
Fuente: Ancient-Origins.