De visita en nuestro país, el promotor a nivel mundial de la banca ética, Joan Melé, conversó con Revista Mundo Nuevo sobre la fuerza que está adquiriendo a nivel mundial la economía consciente, por qué está sucediendo esto y cómo esta forma de hacer negocios está cambiando el paradigma económico a nivel mundial.
Alejandra Vidal de La Cerda / Fotografías: José Miguel Rojas. 2017-02-23.
Con más de 35 años de experiencia en la banca, el español Joan Melé visitó una vez más Chile, específicamente para reunirse con la organización Doble Impacto, ecosistema integrado por múltiples organizaciones de la sociedad civil que decidieron asociarse para construir esta plataforma que busca ser un referente para la instalación de una banca ética en Chile y Latinoamérica.
Debido a su trayectoria, Melé suele ser invitado de manera recurrente por aquellos países y organizaciones que buscan asesoría en materias de banca ética y economía consciente, entre otras, gracias al aprendizaje que en su mayoría obtuvo como subdirector general de Triodos Bank en España, banco que ayuda a financiar a empresas y organizaciones que trabajan en los ámbitos social, medioambiental y cultural, gracias al apoyo de ahorradores e inversores que optan por una sociedad más humana y sostenible.
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Y si bien gran parte de su carrera la hizo como subdirector general, Melé renunció en 2015 a su cargo para promover la banca ética en América Latina y dedicarse a su labor divulgativa sobre temas de economía consciente, empresas sostenibles y educación en valores.
Este es un verdadero vuelco para la economía, que al igual que Joan Melé, muchas otras personas buscan desarrollar e incentivar, motivados principalmente por construir un mundo más justo y sostenible.
“No podemos comprar las marcas que sabemos que son irresponsables. Y si el producto es bonito, me da igual, no lo puedo comprar. Hay cosas bonitas que además son éticas, y nuestros hijos, nuestros nietos, si ven que hacemos esto van a crecer con otros valores.”
¿Qué es la economía consciente?
Consciente significa darte cuenta de las consecuencias que tienen todas las decisiones que tomamos; todas. Para tomar conciencia, hay que hacer preguntas. Cuando compramos algo, antes de hacerlo, deberíamos preguntarnos quién lo hizo, dónde, en qué condiciones, tanto humanas como medioambientales. Y cuando ahorramos, igual: con qué criterios decidimos el banco en el cual vamos a ahorrar. Yo llevo 40 años en la banca, y es curioso, porque nadie me ha preguntado: “Si te traigo mi dinero, ¿qué harás con él?”. Entonces, la economía consciente igualmente implica saber esto. De la misma forma que en otros aspectos, cuando elijo un banco, también tengo que saber qué política de inversiones tiene el banco, en qué tipo de proyectos invierte, si es o no transparente e, incluso, podríamos entrar al tema de la donación. Sin embargo, la economía consciente es una decisión económica ética. Implica saber las consecuencias que tienen para los demás, para el planeta y para mí mismo las decisiones que tomo permanentemente. Hasta ahora no ha sido así, porque los criterios que se tomaban en cuenta eran la máxima rentabilidad posible, en el mínimo tiempo posible. Y esto nos ha llevado a una situación mundial, tanto social como medioambiental, insostenible. Cuando hablo de economía consciente, hablo de hacer negocios. No hablo de hacer caridad o de tener una ONG. Hablo de hacer negocios, pero de manera tal que no solo ganen unos cuantos, sino que gane todo el mundo. Esta sería una manera de explicar el concepto de economía consciente.
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¿Crees que las personas son más conscientes hoy en día con sus elecciones de compra?
Está ocurriendo un cambio importante. Antes no se tomaba conciencia, porque la gente no se cuestionaba sobre el tema. Los tipos de publicidad inducen a comprar, pero las personas nunca se detenían a pensar en esto. Sin embargo, la experiencia es que cuando empiezas a difundir estas ideas –y yo lo he venido haciendo durante los últimos 10 años, con más de 2.000 conferencias- la gente reacciona de manera muy positiva. Y en Europa, que es donde vivo, hay un cambio radical, y la gente decide qué marcas compra y cuáles no. Además, señala que no van a permitir que con su dinero se explote a las mujeres en Bangladesh o que se destruya el medioambiente, por mucho que sea una marca de moda. Lo que tenemos que poner de moda es la conciencia y la ética. Eso es lo que tenemos que conseguir. Y es posible, pues lo vemos con la alimentación. La gente manifiesta que quiere productos de agricultura orgánica, y que ojalá sean locales y que provengan de donde sabemos cómo los producen. Hay un despertar progresivo de la conciencia, que crece aún más por la manera en que esto se difunde. Y yo espero que la gente que descubra estas cosas las difunda, porque no podemos seguir en este tipo de economía destructiva. Hay un cambio, que si bien es insuficiente, igual en poco tiempo ha habido un cambio.
¿Cómo te iniciaste en este camino de promoción y de desarrollo de la economía consciente?
Desde joven, he tenido motivación social y siempre había hecho cosas de voluntariado. Yo estaba en la banca, y en los años 90 descubrí este concepto de banca ética que se estaba desarrollando en algunos lugares del mundo y me pareció importantísimo. Y en el año 2000, se realizó el primer congreso de banca ética en Barcelona, que es donde vivo; y desde allí empecé con un grupo de amigos y creamos una asociación para difundir esta idea. Pocos años después, cuando Triodos Bank decidió instalarse en España, me ofrecieron que ayudara y comenzamos abriendo oficinas, con muchísimo éxito. Y ahora, algunos amigos de Chile y de México que quieren hacer esto mismo, me han pedido ayuda, y yo me he comprometido a que vamos a hacer aquí lo que ya hicimos en España y en Europa, porque hay muchísimas posibilidades; es necesario y la gente lo está reconociendo. Recuerdo que hace un año y medio o dos, la última conferencia que di fue en el Teatro Universidad de Chile y asistieron 1.000 personas, lo que es una muestra de que hay un interés. Hay una necesidad, y por eso vine, porque es una idea apasionante y sólo hace falta difundirla.
¿Por qué promueves la banca ética, principalmente en Latinoamérica y, en particular, en Chile?
Hay varias razones, pero principalmente porque Chile fue el primer país que me llamó para hacer esto. Acá también hay una economía más solvente, seria, hay un sustrato que permite un desarrollo mucho más eficiente. Pero por sobre todo, porque hubo personas con mucho interés. Yo no voy a provocar si no me llaman. Y ahora estoy yendo a varios países, pero el primero fue Chile. Luego voy a México, Argentina y Colombia, pero acá es donde está más adelantado el proceso y la economía país ayuda a que no sea tan complicado como en otros lugares.
“Chile fue el primer país que me llamó para desarrollar la banca ética. Acá también hay una economía más solvente, seria, hay un sustrato que permite un desarrollo mucho más eficiente.”
¿Cómo tiene que manejarse la economía hoy en día? ¿Cómo cambiamos?
La economía consciente apunta a que cada día las personas sean más conscientes. Hoy se vive en la inconsciencia. Consumimos, compramos y no preguntamos. Sólo miramos el precio, si está barato y si está de moda. El ser humano se diferencia del animal, porque no vive del instinto, sino que busca la verdad de manera consciente, responsable. Eso es lo que nos hace ser seres humanos. Quizás nos hemos deshumanizado en las últimas décadas. Fundamentalmente, hay que cambiar la educación, porque educamos a los jóvenes solo para que sean competitivos y el día de mañana tengan un buen trabajo y ganen dinero. Y una sociedad no se puede basar en esto, pues lleva al caos y al desastre, y muchos jóvenes de países ricos acaban drogándose o en la delincuencia, lo que no puede ser. Por lo tanto, hay que educar en valores. Eso lo hemos perdido y es fundamental. Y educamos en valores cuando los adultos actuamos con el ejemplo, no sólo hablando, sino mostrando otros caminos, otra forma de hacer las cosas. En definitiva, a través de la educación, debemos empezar a difundir las opciones de cambio. Debemos consumir de preferencia productos orgánicos, del propio país. No podemos comprar las marcas que sabemos que son irresponsables. Y si el producto es bonito, me da igual, no lo puedo comprar. Hay cosas bonitas que además son éticas, y nuestros hijos, nuestros nietos, si ven que hacemos esto van a crecer con otros valores. Hay un trabajo por delante, pero la verdad es que cuando empecé en España, era mucho más difícil. Nadie conocía nada, y hoy es un modelo de éxito espectacular. Y todo este bagaje acumulado es lo que vamos a aportar aquí. La gente debe descubrir que hay otros caminos que cambien la idea de educación. Educar no es llenarles la cabeza a los niños con matemáticas y otras materias. Eso es necesario, pero educar también es ayudar a ser persona, una persona útil a la sociedad. Y esto se enseña también haciendo un uso más consciente del dinero.
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En el ámbito de la educación, tú tienes un máster en pedagogía Waldorf, ¿por qué y cuál es tu acercamiento con la antroposofía?
Bueno, cuando uno es joven busca muchos caminos en la vida que te orienten a encontrar un sentido y yo he encontrado en la antroposofía muchas respuestas a diversas preguntas relacionadas con la manera de ver el mundo según la pedagogía Waldorf, con este tipo de economía que estamos hablando y también con la medicina. Es decir, es necesario buscar una ideología que no tenga un concepto tan mecanicista del ser humano, sino mucho más profundo. Por lo mismo, participo en cursos de formación de maestros en pedagogía Waldorf, y también en un máster de la Universidad de Barcelona, sobre liderazgo, en donde trabajo con estas ideas.
¿Cómo se puede hoy en día conciliar esta visión consciente de la economía con la situación económica a nivel mundial?
Todas estas crisis e inestabilidades de la economía vienen de la especulación, de la locura. No se puede ganar mucho en poco tiempo sin hacer nada, alguien lo va a pagar caro. Sin embargo, quienes apuestan por una economía consciente se encuentran con unos clientes fieles que van aumentando y que les permitirá salir de esta crisis. Quienes han apostado por estos temas han solventado mucho mejor la crisis. Los empresarios que descubren, por ejemplo, el sistema B (o certificación B) se han encontrado con un camino que para muchos empresarios significa empezar una mejora para el planeta y las personas, de una manera concreta, medida y acompañada, para ir mejorando año a año; y cada vez hay más personas que buscan comprar a las empresas B. La ética es el paradigma que se impone, y ayudará a suavizar las crisis del momento y, en el futuro, espero que logre eliminarlas.
¿Qué ocurre con los millennials en este nuevo escenario económico que se está configurando?
Los milénicos (o millenials en inglés) no sólo buscan la calidad de vida, sino también la calidad del trabajo por sobre el salario. Es decir, quieren trabajos en donde exista un buen ambiente y quieren tener un sentido y un propósito con el que se sientan identificados. Es más, cuando estaba en Triodos Bank, algunos jóvenes que trabajaban en otros bancos, con cargos directivos, me escribían diciendo que estaban dispuestos a bajar su sueldo por trabajar en Triodos. Es decir, tener calidad de vida para poder compaginar con la familia; pero también calidad de trabajo. Y vienen con mucha fuerza, y están cambiando el mundo y lo van a cambiar más. Son imparables, no los puedes sobornar, porque les da igual. No quieren ganar más para gastar más, sino que quieren vivir dignamente y en un mundo mejor, y eso tiene una fuerza… Estoy muy animado en ese sentido. Europa y Latinoamérica cada vez tienen más jóvenes con esa fuerza.
Joan Melé Cartañá. Conferenciante y formador sobre valores. Miembro del Consejo Asesor de Triodos Bank, Asesor de la Cámara de Emprendedores y Empresarios de Cataluña, promotor de la banca ética en España y Latinoamérica y autor de los libros Dinero y conciencia y La Economía explicada a los jóvenes. www.joanmele.com |