“La medicina es demasiado importante para dejársela sólo a los médicos. La medicina es nuestra responsabilidad. Es maravillarnos con el universo que tenemos adentro. El ser humano tiene un potencial infinito. Tú eres un arquitecto de tu vida. Con cada pensamiento, cada emoción, cada sentimiento, te estás esculpiendo” señala el doctor, escritor, docente e investigador Jorge Carvajal, creador de la Sintergética, que lleva 45 años de práctica médica y que ha revolucionado lo que entendemos por Medicina.
Iván Andrés Santandreu conversa con Jorge Carvajal Posada
Escucha el podcast de la entrevista:
Estar junto a Jorge Carvajal Posada, médico y creador de la sinergética, rememora la sabiduría sin edad de alguien con un largo recorrido interior. Cuando Jorge habla, a veces parece un poeta, otras un médico, pero siempre una persona de una mente preclara y de una visión humana y trascedente que no dejan indiferente a nadie.
“Vinimos a realizar el universo adentro”, sostiene este médico cirujano de Antioquía, Colombia, que se ha convertido en un referente mundial y que se autodefine como “un buscador permanente”.
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Sintergética: medicina del cuerpo, las emociones, la medicina del alma…
–Jorge, ¿qué es la Sintergética?
-Lo que estamos haciendo es generar una propuesta muy amplia para encontrar la complementariedad entre la medicina científica y los paradigmas –entre comillas- alternativos, que no son alternativos, en realidad, sino complementarios.
La medicina del cuerpo, las emociones, la medicina de la tierra, la medicina del alma… todo eso es medicina. Somos humanidad. Nuestra propuesta ha sido integrar dentro de lo mejor del marco de la ciencia, todas aquellas dimensiones que estaban dispersas, utilizando una metodología sistémica.
–¿Cómo trabaja la Sintergética? ¿Con qué metodología o instrumental?
-El instrumental es uno mismo. La mirada, la palabra, la entrevista, el lenguaje, la actitud, la historia clínica convencional; el láser, el sonido, el color, los medicamentos –cuando fueren necesarios-, la fitoterapia, la cromoterapia, la magnetoterapia, etc. Pero no actúa como una amalgama o colcha de retazos, sino sabiendo que todas estas son piezas de un solo puzle en el holograma de la vida.
La vida es un bello paisaje. Entonces, si yo te veo a ti en tu genética y epigenética, en tu cultura, en tus emociones, pensamientos, creencias, también a nivel molecular, te estoy viendo íntegro. Estoy viendo todas las facetas de la persona con toda su objetividad anatómica, bioquímica, pero también con toda su subjetividad de ser único e irrepetible.
En Sintergética rescatamos la creatividad, la individualidad, el carácter único de cada interacción terapéutica, de tal modo que nosotros no estamos atrapados en la rigidez de protocolos que nos impiden ver la humanidad y que nos obligan a confundir a una persona con un síndrome, con el nombre de una enfermedad o con un trastorno molecular, o genético. Ese es el sustrato, pero detrás de este hay una onda maravillosa: La vida.
–¿Cómo ha sido la aceptación de la Sintergética en el mundo?
-Ya estamos en 15 países en el mundo, generando docencia, asistencia e investigación. Cada vez son más personas que la conocen, sobre todo en médicos, terapeutas y profesionales.
Quienes critican desde afuera, es porque no la conocen. Porque cuando se aproximan, ven que hay un lenguaje que incluye la ciencia, la humanidad y la conciencia. Más humanidad no nos quita la ciencia y más ciencia no nos puede quitar la humanidad.
Si nosotros podemos ser tan científicos, como humanos, en aquello que proponemos, por fin estamos haciendo una medicina para el hombre, para la mujer, para el ser humano que somos, y no simplemente para el fósil molecular que es nuestro punto de partida.
–¿Crees que la Sintergética es la medicina del futuro?
-La medicina del futuro es lo que la gente necesita en este momento, en esta cultura. El ser humano que tratamos hoy no es el de hace 50 años atrás. Es un ser humano diferente porque el hombre no solo vive en su biología: Vive en su biografía, en su sistema de creencias, en su lenguaje. Eso ha cambiado dramáticamente la relación con nuestras relaciones humanas, con el planeta y la medicina tiene que avanzar. Es así como la medicina del siglo XXI va a ser la que el ser humano en este siglo necesite. Se llame Sintergética o no.
–¿Cómo pueden participar de la Sintergética las personas que no son médicos o terapeutas?
-Tú vives en tus relaciones humanas y las relaciones humanas son, en primer lugar, las relaciones contigo mismo. Cuando tú comprendes esto, entonces, empiezas a ser el creador de la maravillosa obra de arte que es tu propia vida.
El problema de la salud es tú problema, es tú responsabilidad. Puedes ser sintergético cuando eres consciente de tu alimentación, de la calidad de tu energía; cuando eres consciente de que, según lo que comas, estarás contribuyendo o no al efecto invernadero.
Cuando eres consciente de que la vida es ritmo y está hecha de pausas y que en la alimentación no solo es importante lo que comes, sino los ritmos y pausas con los que te alimentas. Cuando eres consciente de que través de la alimentación puedes cambiar el chip de tu metabolismo.
Cuando tú eres consciente de que te nutres de la tierra –y no en el sentido esotérico- sino en el contacto real con la tierra, con tus pies descalzos, te contactas con los electrones que te amamantan con la energía de la corteza terrestre. Es la medicina cuerpo-tierra.
Cuando eres consciente del agua que bebes. Cuando eres consciente de la luz. Buena parte de nuestras enfermedades es porque nosotros tenemos una desnutrición lumínica. Y eso se manifiesta en que la gente de tres cuartas partes en el mundo tiene un déficit de vitamina D.
El cambio global empieza en uno
–Esto es un cambio global de paradigma, básicamente…
-Es un cambio global de paradigma. Pero un cambio global empieza en la persona. El mundo global empieza en uno. Tú eres lo más importante que le puede ocurrir al planeta. Es decir, sin ti esto no sería posible. Cuando uno se ordena, el mundo empieza a ordenarse.
–Tus palabras me recuerdan a Krishnamurti, que habla sobre la transformación personal.
-Claro, ésta es sabiduría eterna. Estas son las mismas cosas que se han dicho hace miles de años en todos los tiempos, todas las culturas, religiones, todas las propuestas filosóficas.
No se trata de decir verdades, sino ser tú la verdad que predicas. Es decir, ser de verdad. Ser de verdad es reconocer que en uno hay una maestría interior para alcanzar esa maestría. No tenemos que ser mejores ni perfectos, porque somos únicos. Y ser de verdad, por último, es ver el mundo más allá de las apariencias y penetrar en el mundo de la esencia.
Medicina y poesía
-La Medicina es poesía, la Medicina es filosofía, es arte. La Medicina es literatura. La Medicina no es solo ciencia. A veces nos encerramos en la ciencia y creemos que lo que no es científico no es verdad. Por ejemplo, no se puede describir desde el punto de vista de la ciencia, pero yo estoy profundamente enamorado de mi mujer aún después de 45 años. La dulzura, la ternura, la esperanza, la confianza, el amor, la bondad, el ser, son cosas que no podemos medir.
El arte de sanar tiene miles de años y no podemos reemplazar el antiguo arte de sanar por la ciencia. Son complementarias. Entonces, en la vida hay arte, en la vida hay filosofía, hay espiritualidad. La vida es mágica, la vida es ritmo, la vida son ritualidades… Son tantas cosas que nos sacan del estrecho espectro de la biología molecular. La vida misma es poesía. Es autopoyética. De hecho, la poyesis tiene la misma raíz griega que la palabra “poema”.
La red etérica planetaria
–Has advertido públicamente que existe una alteración en la malla etérica del planeta. ¿Puedes ahondar en ese tema?
-Nuestro mundo es un mundo en red: todo está entretejido, está densamente intercomunicado local y no localmente. Hay algo en Física que se llama entrelazamiento cuántico. Todos somos interdependientes, como humanidad; pero, además, dependemos de los reinos de la naturaleza: Del reino vegetal, animal y mineral. Depende de nosotros también tejer toda esta red y ascender al quinto reino: El reino del Alma, la quinta esencia en nosotros, esa forma superior de la conciencia.
Tenemos un obstáculo mayor: Nosotros hemos explotado la naturaleza, sin saber que nos explotábamos nosotros y a nuestro porvenir. Y, sobre todo, nosotros nos hemos explotado, maltratado, nos hemos hecho daño en lo personal, como en lo relacional y no entendíamos que eso que el ser humano se hace a sí mismo, se lo hace a toda la naturaleza que está en su interior y se lo hace a toda la tierra. Lo que le haces a la tierra te lo haces a ti mismo. Pero, lo que le haces a ti mismo y a tu familia y a tu humanidad está repercutiendo sobre la tierra porque tú eres el resultado de esa conjunción maravillosa de las redes de los reinos de la naturaleza que han ido evolucionando en campos relacionales, que llamamos “campo de conciencia”.
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Somos una red y esa red la hemos destruido. De la misma manera que una cicatriz puede impedir que haya un flujo adecuado de energía, la tierra -que es un organismo vivo- tiene grandes heridas planetarias por la contaminación, la sobreexplotación, por los experimentos atómicos… pero también, por el separatismo, el odio, el racismo, por la negación de la maravilla de la integridad que es lo único que es lo único que nos puede conducir a una unidad realmente sólida.
Y así, de la misma manera como te hago acupuntura y restauro circuitos; como descubro que en tu cuerpo hay fugas de energía, en la tierra hay cortocircuitos. Y si nosotros logramos sembrar antenas que vibracionalmente vuelvan a reconectar los lugares sagrados, las altas montañas, el fondo de los océanos, los sitios donde han ocurrido catástrofes, estamos restaurando y volviendo a tejer la red etérica del planeta.
Si tú vas caminando conscientemente, cada uno de tus pasos conscientes va generando un tejido; eres parte de un hilo que va a restaurar el tejido de la tierra.
La invitación es a volver a retomar esos antiguos caminos sagrados de la humanidad. Ahí tenemos esos ríos de conciencia planetaria que nos sirven para volver a anclar la red, no solo a nivel físico, sino, además, emocional, mental, a nivel de la economía, de las fronteras, el Norte y el Sur, el Oriente y el Occidente, para que, al fin, la mística oriental y la ciencia se junten y volvamos a unir en este planeta la cabeza y el corazón para salvar las distancias que nos han disociado para generar el campo unificado de una nueva humanidad.
–Parte de los problemas de nuestra era se solucionan con un mundo relacional…
-Eso es tan claro que, por ejemplo, desde el punto de vista de la Física no existen partículas, ni siquiera cargas. Lo que existe son relaciones. Nada más. Este es un mundo, en esencia, relacional.
Nosotros vivimos en la relación, entonces, cuando sanamos la relación, no solo ocurre en el plano emocional, sino que además está ocurriendo en tu interior, a nivel molecular.
Nosotros hemos tenido un problema a nivel de nuestras emociones, porque actuamos, pensamos, pero no sentimos., porque no pasamos el pensamiento a través del corazón; porque nuestras acciones no son de corazón, no tienen raíces en el corazón y, por ello no pueden florecer porque, en el ser humano, florece aquello que tiene la sabia del corazón.
El 2020 será el año del Agua
–¿En qué consiste el Plan de 5 años que estás impulsando y que ya partió con el Año de la Tierra?
-Lo que proponemos en un Año de la Tierra para trabajar en todas las dimensiones del yo: la identidad, la autenticidad, la verdad, la genuina paz. El año 2020, a través del apoyo de 40 fundaciones, va a ser el Año del Agua, que apuntará a sanar la relación con el agua en nosotros, buscar lo más flexible y fluido. Frecuentemente vivimos en un diluvio emocional. El objetivo del próximo año entonces es sembrar árboles, limpiar las cuencas, descontaminar el planeta. Pero, para descontaminar el planeta, primero tenemos que descontaminar el corazón.
La tercera propuesta es encender el fuego. Mutamos, llenamos la vida de pasión. La invitación es a reencantar la vida, llenarla de sentido.
El cuarto año va a ser el del Aire, que simboliza la meditación, la atención, el Yoga, la ciencia, la mente, la integración. Y el quinto año es el año del vacío, del campo cuántico, de regresar a la conciencia como la materia prima de toda la evolución y saber que nosotros tenemos conciencia de la conciencia.
Así que la propuesta es tejer toda esta red de conciencia y generar un movimiento activo para recuperar nuestro protagonismo, como seres humanos, no en el sentido mesiánico, sino en el sentido maravilloso de saber que, si nos unimos a la naturaleza, podemos transformarnos en una gran corriente vivificadora de la Tierra.
Revisa el video de la entrevista: