«Era una gotita”. Ese es el nombre que unió a las hermanas Amanda y María Ester Céspedes en un relato que pretende acrecentar el conocimiento acerca de la terapia floral y sus beneficios en niños. Amanda, neuropsiquiatra infantil, y María Ester, terapeuta floral, unieron sus conocimientos profesionales con una mirada de máxima ternura y apegadas al rigor científico. En el libro cuentan lo que perturba, altera y enferma a sus pequeños pacientes. Entran en sus mentes y almas con el fin de encontrar la razón de su estado. Y comparten con los lectores cómo lograron sacarlos adelante gracias a las gotas florales.
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Teniendo como eje central la frase del impulsor de esta terapia, Edward Bach, que dice “que no importa la enfermedad, sino el paciente”, las autoras recalcan la importancia de comprender cuando los niños sufren cambios en su conducta. En ese momento, los adultos deben prestarles tanta atención como si se tratara de una neumonía.
Conversamos con María Ester para conocer más en detalle sobre la terapia floral de Bach y los efectos que podría tener su uso en niños.
¿En qué casos puede ser beneficiosa la terapia floral?
Cuando el niño ha perdido su armonía emocional, cuando su ánimo ha decaído, cuando ha sufrido un quiebre emocional (reciente o no) o cuando no puede expresar lo que le sucede. En trastornos del desarrollo, inmadurez o dificultad para concentrarse. También frente a problemas para dormir, falta de apetito, problemas de autorregulación del temperamento, impulsividad, cuadros angustiosos o de ansiedad. Puede ser muy beneficiosa, además, en chicos del espectro autista para ayudarlos a sobrellevar el estrés.
¿Desde qué edad se puede aplicar?
Desde el mismo momento en que se asoma al mundo. Así, tan pequeñitos, reciben las esencias florales a través de la leche materna y/o en masajes.
¿Cómo se eligen los tratamientos de terapia floral para niños?
Los terapeutas florales de sólida formación contamos con herramientas terapéuticas. Es decir, formas de descubrir las causas o el origen de la pérdida de armonía emocional. Por ejemplo, la entrevista clínica realizada a la madre, al padre o al adulto responsable del niño. Bien llevada, ésta puede conducir rápidamente a establecer causas. También se utilizan test de imágenes, una herramienta valiosísima para ayudar al niño a explorar su mundo emocional. La exploración de sus centros de energía, que hablan un lenguaje elocuente de lo que está sucediendo a nivel mental, emocional e incluso físico.
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Hay que prestar atención a la naturaleza infantil, proposición que hago en el libro escrito a dos manos con mi hermana Amanda. Intentar descubrir qué energías son predominantes en el niño. Si es la energía del fuego se trata de niños intensos, de acción, impulsivos. Del aire son niños muy racionales, ansiosos. Del agua son niños muy emocionales, sensibles. O de la tierra son niños cautelosos, estructurados. Estas herramientas terapéuticas, en manos de un terapeuta experimentado que posea sólidos conocimientos sobre el mundo infantil, más la intuición y la sensibilidad para acceder al alma del niño, son una brújula certera para elegir las esencias florales adecuadas.
¿Cuánto dura el tratamiento?
Es el diagnóstico floral correcto lo que va a decidir la duración del tratamiento. Si el niño se ha visto afectado por un quiebre emocional súbito (duelo familiar o pérdida de su mascota) se le debe dar un tratamiento de gotas a alta frecuencia por un par de días. Y en ese escaso tiempo ya habrá comenzado a recobrar su armonía. Luego de esos dos días se debe iniciar un tratamiento para completar la recuperación de su bienestar integral. Y este segundo tratamiento puede durar de uno a cuatro meses. En otro caso: un tratamiento para ayudar al niño a estabilizar las emociones que lo remecen ante el estrés escolar porque se le hace muy difícil concentrarse puede ser mantenido durante todo el año escolar.
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Era una gotita: terapia foral para niños de hoy. Ma. Ester Céspedes y Amanda Céspedes.
Con una mirada de máxima ternura y apegadas al rigor científico, las hermanas Céspedes cuentan lo que perturba, lo que altera, lo que enferma a sus pequeños pacientes. Entran en sus mentes y almas con el fin de encontrar la razón de su estado, y comparten en este libro cómo lograron sacarlos adelante gracias a las gotas florales.
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Texto original de: Sonríe Mamá