¿Te imaginas poder sanar rodeado de árboles, y no entre los muros mortecinos de un hospital?
2019-04-13
Desde el año pasado, los médicos en Escocia pueden recetar un poco de naturaleza a sus pacientes. Ahora, Noruega lleva más allá esta práctica orgánica.
En los dos hospitales más grandes de este país nórdico se han construido idílicas cabañas de retiro. En ellas, los pacientes puedan recuperarse de enfermedades, traumas o accidentes rodeados de naturaleza.
Las cabañas fueron construidas por el Hospital de la Universidad de Oslo y el Hospital Sørlandet. Aunque se encuentran en los derredores de ambos hospitales, las cabañas brindan la sensación de estar alejadas, en un lugar tranquilo y apartado. Ahí, los pacientes pueden estar solos o recibir visitas y, lo que es más importante, recobrar energías y recuperar la salud. Es algo muy similar a los ya famosos “baños de bosque” japoneses.
Países como Noruega están muy adelantados a su tiempo en muchos ámbitos, y al mismo tiempo conservan nociones antiguas que les siguen prodigando bienestar.
El término friluftssykehuset, con el que se define a estos hospitales al aire libre, está construido a partir del concepto friluftsliv, mismo que se usa para expresar la importancia que los nórdicos le dan a la naturaleza, y que se traduce literalmente como “vida al aire libre”. Este peculiar concepto se combinó con la palabra para “hospital”, sykehaus, formando el término friluftssykehuset, u “hospital al aire libre”.
El término friluftsliv demuestra que, como señaló el filósofo Wittgenstein, el lenguaje puede transformar el mundo. Este concepto ha dotado a los habitantes de Noruega de una conciencia permanente sobre la necesidad de siempre regresar a la naturaleza: de salir afuera, a los entornos naturales, y no dejar que las grandes ciudades nos escindan de ellos.
Y es que en dicho país se valora a la naturaleza como la gran curandera y amiga: como una gran e infalible guía, abierta para todo el que quiera sumergirse en ella para aprender. Porque los noruegos saben que la naturaleza es siempre coherente, y que a ella debemos volver permanentemente. Se trata de algo que a nosotros nos hace falta reflexionar para saber cómo reorganizar nuestra vida en colectividad, y para evitar que el abismo que nos separa de la naturaleza se haga cada vez más grande.
En lo que concierne a la salud, pocas cosas hay más nocivas que estar lejos de la naturaleza. El aire tóxico de las ciudades nos está enfermando, mientras que las dinámicas contemporáneas de trabajo provocan niveles inauditos de estrés, y la mala alimentación nos está destruyendo desde dentro. Por eso, no habría nada más realista que detenernos en seco y pensar en cómo revitalizar la medicina para restablecer la salud global. En ese sentido, los hospitales al aire libre son una propuesta que en todo el mundo podría –y debería– ser adoptada.
Porque Noruega nos está mostrando el camino. La pregunta es: ¿cambiaremos nuestros ya gastados paradigmas para voltear a una realidad más natural?